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¿Larga vida al heavy metal?

Iron Maiden en el Manchester Apollo en 1980

Marc Balfagón Iniesta

Es una percepción compartida por muchos que la cultura rock tiene cada vez menos adeptos entre los jóvenes, en detrimento de otras músicas como la electrónica, los ritmos urbanos latinos o el hip hop. Pero ¿qué pasa con el heavy metal? ¿Goza de buena salud el que ha sido uno de los estilos más populares de las últimas décadas?

Siempre alejados del foco mediático mainstream, al heavy, y a sus diversas ramificaciones, se le presupone una gran fortaleza a nivel social. No en vano, siempre se ha considerado a sus seguidores los más fieles e incorruptibles. “Es difícil decirlo con rotundidad porque las comparaciones en perspectiva son difíciles”, dice Dani Álvarez, presentador del programa Boulevard en Radio Euskadi y destacado aficionado al género. “Sin embargo, hay datos incontestables. Por ejemplo: hay más festivales que nunca. Además, grupos como Iron Maiden siguen haciendo giras mastodónticas y viajan a países en los que hace sólo una década el heavy metal no existía: Indonesia, China, El Salvador, Sudáfrica, etc.”.

Todo parece indicar que el heavy está ganando nuevo público y expandiéndose más allá de sus fronteras habituales pero... ¿gana adeptos también entre los jóvenes de aquí? Para el periodista musical y director de la promotora Background Noise, Richard Royuela, la pirámide de edad del género está muy descompensada: “El heavy está compuesto básicamente por veteranos. Pero eso también pasa en general con el pop y el rock. Eso que dicen que el heavy tiene buena salud, no es verdad. Es algo común en la música que tiene sus raíces en los años 60 y 70. No hay relevo generacional. Hay chavales a los que les gusta el heavy, eso está claro. Pero se vive de otra manera. Antes ser heavy era una manera de decir 'aquí estoy yo', era una manera de expresarte”.

La competencia del hip hop

La cultura heavy metal estuvo inicialmente muy ligada a zonas industriales y obreras. No en vano muchos sitúan su lugar de nacimiento en Birmingham: una ciudad inglesa abocada a la industria del acero que vio nacer a bandas como los míticos Black Sabbath o Judas Priest.

A pesar de todo, estos elementos de identificación de la música heavy se han ido perdiendo con los años, y eso ha provocado que barrios o ciudades periféricas, antes consideradas bastiones del género, dejaran de serlo. De esta manera, se pasó a considerar el heavy como una cultura mucho más transversal. “En los 80, el heavy era la música de los barrios de trabajadores. Esto a nivel social se ha perdido. Sobre todo, hubo un cambio muy importante cuando apareció el hip hop, que era una música más reivindicativa. Y esto nunca se ha recuperado. A este nivel el heavy ha perdido su conexión con el barrio” comenta Royuela.

Dani Álvarez coincide con la idea de que el heavy ha perdido su capacidad de conexión con los jóvenes: “Los valores que inspiran muchas letras del metal, sobre todo los que tienen que ver con el rechazo de la religión católica, no enganchan con las nuevas generaciones, cuya vida no está condicionada en absoluto por la religión”.

Por eso, para él “es lógico que las letras del hip hop conecten mejor con los jóvenes y los adolescentes: inconformismo, ruptura de las reglas, contenido social, etcétera”. También apunta que, dependiendo de las características socioeconómicas de cada país, la cultura heavy se vive de forma diferente: “Esta música es una vía de escape excelente para evadirse de la realidad, pero también para combatirla. Cuando estamos en sociedades acomodadas, la manera de vivirla es completamente distinta. Eso explica por qué en Europa hay conciertos a los que el público asiste como si fuera la ópera y, sin embargo, en Chile la audiencia sea absolutamente salvaje.”

¡Larga vida (o no) al heavy metal!

Como pasa con otras músicas, el heavy metal ha dejado de estar ligado a una serie de relaciones sociales e identitarias muy fuertes que le otorgaban esa férrea fidelidad entre sus seguidores. Y esto puede ser un handicap importante en las próximas décadas. Para Royuela, “los referentes clásicos del heavy se van a ir perdiendo”. Según él “hay mucha gente que se está preguntando qué pasará cuando los grandes grupos se retiren. ¿Cambiarán los códigos y habrán grupos nuevos o la cosa se acabará con los grupos de tributo y poco más?”.

Dani Álvarez es mucho más optimista: “El heavy metal está preso de la transformación que vive la industria. Estamos en un cambio derivado de Internet y la globalización. No tengo una bola de cristal pero el que mejor se adapte a esta nueva selva logrará triunfar”. Y apostilla que “en todo caso, siempre habrá chicos raros en clase que necesitarán al metal para integrarse en un movimiento que, de alguna manera, sigue siendo outsider. A veces, hasta de perdedores. Hay algo que no ha cambiado en 45 años: si te gusta el heavy, eres heavy. Y los demás te llaman así: el heavy.”

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