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Educar a base de horchata

Niños asisten a los talleres de Planta i Cull

Laura Martínez

Utilizar la huerta para transmitir valores: el comercio de proximidad, el trabajo de los labradores, la agricultura ecológica, el respeto por el medio rural... Es el objetivo de Planta i Cull, una alquería situada en Alboraia, corazón de l'Horta Valenciana. 

Esta iniciativa parte de la mano de Voro, un agricultor de la localidad, que pensó que la mejor manera de conocer la huerta era acercar este medio a los niños para que interactuaran con los cultivos. La escuela-taller nació en 2015, tras varios años de trámites administrativos. Desde entonces, está en contacto con colegios e institutos de la zona para contratar las excursiones escolares. Desde la alquería ven como poco a poco aumentan los centros interesados, aunque reconocen que aún es difícil llegar a ellos.

La estrella de la iniciativa de Alboraia, cómo no, es la horchata. Entre las salas temáticas y los talleres, hay uno dedicado en exclusiva al cultivo de la chufa. La planta, tan característica de la zona y considerada por muchos seña de identidad cuenta con un espacio privilegiado en los talleres. Los asistentes realizan la cosecha con maquinaria antigua y el laboreo una vez está seca, donde se dedican a remover y seleccionar. Posteriormente, pueden elaborar su propia bebida y aprender las claves para conservarla. Además, en las cámaras, cuenta con una exposición fotográfica del proceso de crianza de la chufa y de su selección por los agricultores tradicionales. 

Aunque no solo de chufa viven en Alboraia. Planta i Cull cuenta con espacios temáticos dedicados a las acequias, al Tribunal de las Aguas y permite degustar los productos típicos. El centro también está abierto para bodas y otro tipo de eventos. 

Las visitas comienza con un audiovisual de presentación de la actividad y se divide en dos partes: una la zona de huerta donde siembran, cosechan y ven los cultivos de temporada, incluso el riego. En la segunda, se pasa a las salas de exposición, donde entre otras cuestiones, se les explica el sistema de riego 'a manta' y el funcionamiento de las acequias. Entre los talleres, al margen del circuito centrado en la horchata, pueden aprender a hacer ladrillos de adobe, espantapájaros, cometas y juegos tradicionales. Por último, tras la jornada, los escolares regresan a casa con una bolsa de productos típicos para saborear todo lo aprendido.

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