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¿Qué está en juego el 25 de Mayo?

Un total de 36.546.270 electores llamados a votar en las elecciones europeas/ Efe

Leonardo Pérez-Aranda

Economista del equipo #Datatic —

El próximo domingo 25 de mayo los ciudadanos europeos tienen una cita con las urnas. Se vota la composición del Parlamento Europeo para los próximos 5 años, en un momento de profunda desafección ciudadana hacia todo lo relacionado con la política de partidos. Por si esto fuera poco, las elecciones europeas nunca se han seguido con demasiada atención, ni en España ni en casi ninguno de los grandes estados de la Unión Europea, pues se perciben desde la lejanía y se tiende a rebajar la importancia que realmente tienen.

Según la encuesta sobre las Elecciones Europeas publicada por el CIS el pasado 8 de mayo, el 83% de los españoles es consciente de que las decisiones que se toman en la Unión Europea afectan mucho o bastante a sus vidas, pero apenas al 43% reconoce interés por las noticias relacionadas con la UE. La campaña electoral, interpretada por los partidos políticos en clave nacional – basta con haber visto el debate de la semana pasada entre Valenciano y Cañete -, no ayuda demasiado a estimular este interés. De hecho, según la mencionada encuesta el 67% de los encuestados decidirá su voto influenciado por los temas relacionados con la política española, y no por la política europea.

Con este escenario, no hay que ser ningún experto politólogo para vaticinar que este domingo puede alcanzarse un nivel histórico de abstención. Esto podría ser muy grave para el proyecto europeo, ya que una baja participación pondría en entredicho los nuevos cauces abiertos por el Tratado de Lisboa para reforzar la participación ciudadana en las instituciones y el propio poder del Parlamento Europeo, que por primera vez en la historia elegirá al Presidente de la Comisión de entre uno de sus miembros.

Sin embargo, antes de dejarse llevar por la desidia y el hastío, la ciudadanía debería identificar una serie de claves para animarse a acercarse este domingo hasta el colegio electoral y depositar su voto. La primera de estas claves tiene que ver, por supuesto, con las políticas contra la pobreza que piensan impulsar cada una de las candidaturas desde sus asientos en el Parlamento Europeo. Y cuando hablamos de pobreza, nos referimos tanto a la que se padece dentro de la propia UE, como por supuesto también a la que existe fuera de ésta.

Según las estadísticas más recientes publicadas por Eurostat (año 2012), uno de cada cuatro habitantes de la UE, es decir, más de 124 millones de personas, están en riesgo de pobreza o exclusión social. ¿Qué está haciendo la Unión Europea al respecto? Aunque las iniciativas aprobadas son muy variadas, parece que cualquier acción eficaz para detener el aumento de la pobreza dentro de la UE pasa por dejar atrás las políticas de austeridad y recortes, combinando medidas de fomento del empleo (en particular, entre los más jóvenes) con un aumento del gasto social entre los colectivos más vulnerables y, muy particularmente, con una reforma fiscal que facilite la redistribución de la riqueza desde aquellos que más tienen hacia los que menos. Sirva un dato como ejemplo: según el informe “Gobernar para las élites”, publicado por Oxfam Intermón el pasado mes de enero, los ingresos conjuntos de las diez personas más ricas de Europa superan el coste total de las medidas de estímulo aplicadas en la UE entre 2008 y 2010.

Aunque no es este el momento de hablar en profundidad sobre esta necesarísima reforma fiscal, estas elecciones europeas están sirviendo para ver la posición real de los partidos acerca de la tasa de transacciones financieras y la lucha contra el fraude y la evasión fiscal. Así, vemos con temor cómo la derecha europea parece haber olvidado su compromiso con la Tasa Tobin, a través de la cual se gravarían las operaciones financieras especulativas; pero aún mayor estremecimiento produce la constatación de que ni en el manifiesto electoral del Partido Popular europeo, ni en el programa de su brazo español, aparezca una sola mención a combatir el fraude y la evasión de impuestos.

¿Y qué podemos decir de las propuestas para acabar con la pobreza fuera de la Unión Europea? Hasta ahora, la UE ha apoyado con firmeza la cooperación internacional, siendo el mayor donante global de ayuda oficial al desarrollo (AOD). Sin embargo, son cada vez más las voces que se levantan desde la derecha europea a favor de desmantelar o reducir esta política, y en España tenemos un buen ejemplo de lo que puede terminar pasando (récord mundial en recortes de AOD en el trienio 2010-2012). Las propuestas de los partidos políticos para el 25M son muy variadas en relación a este asunto, y a la hora de estudiarlas hay que contemplarlas en sentido amplio, pues cooperación internacional no son solo instrumentos de ayuda directa, sino que incluye otros ámbitos como los subsidios a la producción que perjudican a los países en vía de desarrollo (tal y como sucede con la política agraria común), o los acuerdos comerciales desequilibrados que aumentan la desprotección social y la desigualdad también en estos mismos países en vía de desarrollo.

Hay candidaturas europeas que abogan por un enfoque más solidario de la PAC y por una revisión de los acuerdos comerciales firmados y en negociación. A este último respecto, conviene alertar acerca del tratado transatlántico de libre comercio que la Comisión europea está negociando en estos momentos con Estados Unidos (TTIP en sus siglas en inglés). Las negociaciones de este tratado se están desarrollando en una atmósfera de secretismo y ocultación, de espaldas a los ciudadanos y al propio Parlamento. Más allá de los beneficios económicos que este acuerdo podría proporcionar a las grandes corporaciones de ambos lados del océano, hay que vigilar muy de cerca las consecuencias que podría acarrear en términos de protección social, medioambiental y del consumidor. El Parlamento resultante de las elecciones del 25 de mayo tendrá la última palabra sobre este acuerdo, por lo que nuevamente recomendamos a los y las votantes echar un vistazo a la opinión que tienen los partidos sobre este tópico.

Las elecciones del próximo día 25 son una oportunidad consolidar opciones políticas minoritarias que ponen el acento en los intereses de los ciudadanos, en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y a favor de un sistema social más justo. Las reglas de reparto que rigen en las elecciones europeas (circunscripción única estatal, sin umbrales mínimos) dibujan una ocasión irrepetible para que estos partidos minoritarios hagan oír su voz en Europa, más si cabe si tenemos en cuenta que los partidos de extrema derecha, pujantes en otros países europeos, podrían llegar a concentrar hasta el 15% de los escaños del próximo Parlamento europeo.

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