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La UE mete miedo: el método Chipre puede usarse en otras crisis europeas

Dijsselbloem habla con De Guindos en una reunión del Eurogrupo.

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En el día en que la Unión Europea debería estar celebrando el cierre (temporal) de la crisis de Chipre, el presidente del Eurogrupo decidió provocar una tormenta. Jeroen Dijsselbloem hizo unas declaraciones a la agencia Reuters y al Financial Times para comentar que el modelo de Chipre podría utilizarse en otras crisis bancarias europeas: imponer una quita o impuesto a los depósitos, en especial si superan los 100.000 euros, ya no sería un caso único, sino una opción perfectamente aceptable para el futuro.

De forma casi inmediata los mercados encajaron el golpe con dificultades. La mayoría de las bolsas cerraron con pérdidas, en especial en España e Italia. El Ibex 35 invirtió la tendencia con la que había comenzado el día y cayó un 2,27%, el mayor descenso desde el 26 de febrero. Milán bajó un 2,50% y París un 1,03%. La prima de riesgo española subió hasta los 362 puntos.

También tuvieron un impacto negativo los rumores no confirmados de que la agencia Moody's rebajará en la noche del lunes la calificación de la deuda soberana de Italia.

¿Qué dijo Dijsselbloem?: “Lo que hicimos la noche pasada fue reducir los riesgos... Si hay un riesgo en un banco, nuestra primera pregunta será 'de acuerdo, ¿qué van a hacer en el banco? ¿Qué pueden hacer para recapitalizarse?'. Si el banco no puede hacerlo, entonces hablaremos con los accionistas y los bonistas, les pediremos que contribuyeran para recapitalizar el banco, y si es necesario, con los que tengan depósitos no asegurados”.

Por depósitos no asegurados, el jefe del Eurogrupo y ministro holandés de Hacienda, se refiere a cualquier cantidad por encima de los 100.000 euros, el nivel a partir del cual los estados europeos no aseguran la reposición de esa cantidad en caso de crisis.

Dijsselbloem deja claro que se acabó la época en que la UE asumía la responsabilidad de encontrar una solución, y los fondos correspondientes, cuando los bancos de un país estaban al borde de la catástrofe, como ocurrió en Irlanda: “Los bancos deberían ser capaces de salvarse a sí mismos, o al menos de reestructurarse o recapitalizarse por sí mismos en la medida de lo posible”.

Las declaraciones del holandés coinciden en parte con las críticas al rescate de Irlanda, por el que el salvamento de la banca del país, en bancarrota, se convirtió en un crédito gigantesco que cayó sobre todos los contribuyentes. Pero insistir en que los ahorradores también deben asumir su parte de culpa por haber confiado su dinero a esos bancos resulta muy delicado, y desestabilizador, horas después de que se utilizara ese mecanismo en Chipre.

Los primeros comentarios después de estas palabras –además de un comentario del portavoz de Dijsselbloem diciendo, como es habitual en estos casos, que sus palabras se habían sacado de contexto– indicaban que este aviso era un flaco favor a la banca de España. Cualquier ahorrador con más de 100.000 euros tendrá que reflexionar seriamente sobre si le conviene asumir tanto riesgo.

Ahora está más claro por qué Dijsselbloem no quiso descartar en la noche en que se anunció el primer acuerdo sobre Chipre, rechazado luego por su Parlamento, que el sistema de impuesto a los depositantes se fuera a utilizar en otros países.

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