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La falta de consumo mata las tiendas a pie de calle de las zonas menos céntricas

Más de 300 tiendas del centro de la capital abren la noche de este viernes en la segunda 'Shopping night'

Rocío Martínez Rincón

“Tiene más tallas de esta prenda en otras de nuestras tiendas. Eso sí, no acuda a las del centro de Madrid porque se están cerrando, pero se están abriendo otras en centros comerciales”. Esta afirmación de un empleado de una gran cadena de moda es solo un síntoma de que la crisis está obligando a los comerciantes a modificar el emplazamiento de sus negocios. John Saralegui, de la inmobiliaria CBRE –antes CB Richard Ellis– asegura que la crisis “ha obligado a las firmas a descubrir dónde está mejor situado su negocio”.

La debilidad de la demanda ha provocado un cambio radical en el panorama comercial de las grandes ciudades españolas. Cristina Pérez de Zabalza, socia y directora de Retail Leasing en Madrid de Cushman & Wakefield, asegura que debido a que las rentas de los locales se resienten por la caída del consumo, las ubicaciones denominadas prime lo son más que nunca, por lo que los alquileres se mantienen estables y, en algunos casos, suben. Pero las zonas secundarias “sufren más el impacto de la cifra de ventas y, por consecuencia, las rentas.

Ángeles Pérez, directora del área de Locales de Calle de Jones LangLasalle, coincide con esta apreciación y añade que se está produciendo una concentración de negocios en calles bien posicionadas que está teniendo desastrosos efectos en el resto. “Las calles buenas han pasado a ser muy buenas y las malas, muy malas”. Entre las primeras se encuentran la calle Serrano madrileña y el Paseo de Gràcia barcelonés. Ambas están absorbiendo negocios de Ortega y Gasset y Pau Casal, respectivamente. Entre las segundas se encuentran las madrileñas Bravo Murillo, Alcalá, Marcelo Usera, Paseo de Extremadura o Avenida de la Albufera, donde pesa el perfil de bajo poder adquisitivo de los clientes y se suceden en cascada los cierres de locales.

“Cerrado por concurso de acreedores. Le seguimos atendiendo en nuestras tiendas de la calle Goya y del Centro Comercial Plenilunio” reza un cartel en la puerta de una conocida cadena de moda. Pérez lamenta que este tipo de carteles anunciadores del cierre sea moneda común en los tiempos que corren. Pérez nota que, con la crisis, las cadenas han tenido que reestructurar las tiendas, desde modificación de los rótulos hasta cambios de ubicación, para aprovechar los locales “asequibles en zonas en las que antes era impensable ver un metro cuadrado vacío”, es decir, en las calles más caras. Por tanto, se atreve a decir que ahora es un buen momento para mudarse y conseguir un mejor emplazamiento a un menor coste.

Saralegui recuerda que hay empresas que nunca abrirían en centros comerciales y otras, en calles comerciales porque su público objetivo es distinto. “En los centros comerciales, el público es más familiar, mientras que en la calle hay más turistas y compradores ocasionales que hacen compras más elevadas”.

“No hay cadena que no haya renegociado su contrato de alquiler a la baja”, asegura esta experta inmobiliaria. La presión de los inquilinos es tal, que, por ejemplo, Jones LangLasalle tuvo que abrir un departamento de renegociación ya en el año 2008. Desde entonces, ha renegociado 5.000 contratos de alquiler. Pero no todos tienen la misma capacidad para conseguir una rebaja en los pagos. Los que más fuerza tienen son los negocios situados en las calles peor posicionadas. La ausencia de interés por este tipo de locales hace que los propietarios cedan para no tener un local vacío. A medida que mejora la ubicación, menores son las posibilidades de lograr una rebaja en el alquiler. Los primeros que trataron de reducir estos costes fueron las firmas de moda y, ahora, son los bancos los que más usan esta figura. Por su parte, Cristina Pérez de Zabalza considera que, por norma general, las grandes firmas suelen conseguir mejores condiciones, “aunque no puede establecerse una regla fija, ya que como siempre hay excepciones”.

Pérez de Zabalza observa que desde el comienzo de la crisis los cambios son notables. Entre ellos, ha habido operadores entrando en el mercado español, e incluso marcas existentes que han ido ajustando su oferta a un público diferente. También ha asistido a operadores que han adecuado sus superficies, tanto al alza como a la baja, y otros han desaparecido. Otro cambio importante está relacionado con el sector del lujo, “que cuenta con unos buenos planes de expansión, que les permite ajustarse a las zonas con un importante turismo, e incluso, distinguiendo entre el turista nacional o turista internacional”.

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