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ANÁLISIS

Indra, la historia interminable del capitalismo español

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Enero de 2015. Mayoría absoluta del Partido Popular. Telefónica entra como accionista en Indra a petición del Ejecutivo de Mariano Rajoy. La operadora junto a la empresa pública Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) fuerza la salida de Javier Monzón de la presidencia de la compañía de defensa y aprueba el nombramiento de Fernando Abril Martorell. Nadie pone objeciones. El PSOE acaba de terminar el primer combate por su pugna interna con la victoria de Pedro Sánchez. Los medios de comunicación aplauden la operación del Gobierno del PP. En las crónicas de El Mundo o ABC se narran sin estridencias la connivencia entre el Ministerio de Defensa, dirigido por Pedro Morenés, la SEPI y Telefónica para desbancar a Monzón. En una entrevista en el diario económico Expansión, Morenés como ministro de Defensa admite abiertamente ser la mano que mueve los cargos en Indra y descabeza a Monzón: “Nosotros decidimos que no era la persona adecuada. No era la persona que el Gobierno creía que podría sacarlo adelante. Hemos puesto ahí a la persona que considerábamos que podría hacerlo”.

Mayo de 2021. Gobierno de coalición entre Psoe y Unidas Podemos. A través de la SEPI, principal accionista de Indra, el Gobierno designa a Marc Murtra como presidente de Indra y en sustitución de Abril Martorell, que ha mantenido su puesto durante tres años pese al cambio en Moncloa. Sorpresivamente los siete consejeros independientes utilizan su mayoría en el consejo de administración (13 sillones) para obligar que Murtra no sea presidente ejecutivo como su antecesor. La situación es rocambolesca: un presidente no ejecutivo, dos consejeros ejecutivos para las líneas de negocios de Defensa y Tecnología y un consejo dominado por supuestos consejeros independientes que bloquean las decisiones. El PP está en otras cosas, el liderazgo de Pablo Casado se empieza a descomponer, pero se publican las primeras informaciones calificando de “asalto” la llegada de Murtra.

Junio de 2022. Gobierno de coalición entre Psoe y Unidas Podemos. La SEPI pide permiso al Gobierno para incrementar del 20% al 28% su participación en Indra. Hace meses que la empresa vasca de defensa SAPA se ha hecho con un 5% de Indra, que le ha comprado a Corporación Financiera Alba, holding de la familia March. Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, utiliza su fondo de inversión Amber Capital para comprar un 4,1% de Indra. En la Junta de Accionistas de la compañía de defensa, la SEPI, SAPA y Amber Capital unen sus votos para destituir a cinco consejeros díscolos con el objetivo de conseguir “estabilidad y cohesión” en el consejo. El PP, ya con Alberto Núñez Feijóo al mando, se despliega al ataque señalando que Pedro Sánchez está “asaltando a las instituciones”. Sus medios cercanos no tienen dudas de calificar lo ocurrido en la Junta como “Impúdico asalto de Moncloa a Indra” o “Atropello en Indra” o “Golpe de mano del Gobierno en Indra”.

Pero, ¿no nombra siempre el Gobierno al presidente de Indra? ¿No es una regla del capitalismo que los accionistas designen a los consejeros? ¿Qué ha pasado para que lo que con el PP es la normalidad ahora se convierta en un atropello? Lo responde un empresario con muchos años de experiencia: “Ha ocurrido siempre con cada cambio de Gobierno en España. Tanto el PSOE como el PP siempre colocan a afines en las empresas públicas, lo que pasa es que la derecha legitima la ocupación de espacios en la economía mientras que cuando lo hace la izquierda, el PP y parte del empresariado lo definen como un asalto a las instituciones. Ahí está José María Aznar, que privatizó las joyas de la corona de las empresas públicas españolas, entre ellas a Indra, y colocó a sus compañeros de colegio con el elogio del mundo empresarial. Lo sorprendente es que se hayan lanzado tan bestia contra el PSOE por Indra, con el historial de corrupción y de intereses cruzados que tienen dirigentes del PP con esta empresa”.

Indra vuelve a ser objeto del deseo y se ha convertido en uno de los epicentros de la pelea política. Pedro Sánchez anunció que iba a incrementar el presupuesto en Defensa hasta el 2% del PIB para 2030, por lo que ha pedido un pacto de Estado. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha cuestionado la solidez del Gobierno para impulsar un aumento del gasto de Defensa.

Lo que se revela en la historia de Indra es la mezcla de intereses de una parte del empresariado español, cuando un grupo de selectos directivos de compañías cotizadas dictaban el devenir económico y político de este país. Otro directivo de una empresa cotizada que prefiere no dar su nombre lo explica de esta manera: “Es el capitalismo de amiguetes a la española”.

La gestión de Monzón

Desde su nacimiento, Indra ha sido un instrumento político para los Gobiernos de turno, donde se han mezclado luchas de poder e intereses empresariales de toda índole. La compañía fue creada en 1992 durante el Gobierno de Felipe González, que colocó a Javier Monzón en 1993 como presidente de la compañía, producto de la fusión de la empresa privada Ceselsa y el grupo público Inisel. Monzón había estado con anterioridad en Caja Madrid y posteriormente en Telefónica, aún como compañía pública, con Luis Solana como presidente.

Si hay algo que caracterice la gestión de Monzón al frente de Indra entre 1993 y 2015 es su capacidad para aguantar los cambios en la Moncloa (se mantuvo con Felipe González, José María Aznar y parte de la legislatura de Mariano Rajoy), las extrañas adquisiciones de empresas, los casos de corrupción y los pobres resultados empresariales.

Aznar privatizó Indra en 1999, pero mantuvo a Monzón como presidente. En 2001, Indra adquirió por 44,4 millones Europraxis, una consultora de Josep Pujol Ferrusola, uno de los hijos del entonces presidente de la Generalitat catalana, Jordi Pujol. Las relaciones del PP y CiU eran muy fluidas en esos años, todavía herencia del pacto del Majestic. CiU apoyaba con su voto los Presupuestos del Gobierno Aznar y el PP hacía lo mismo en el Parlament, además de votar en contra de la moción de censura que el PSC lanzó para acabar con la era del pujolismo. Dentro del acuerdo de la compra de Europraxis, Pujol Ferrusola entró como directivo en Indra, primero con un puesto en Madrid y, posteriormente, en Miami. ¿Qué ganaba Indra con esta operación? Casualmente desde la compra de Europraxis los contratos de Indra con la Generalitat de Catalunya se dispararon. Cuando llegó Abril Martorell a la presidencia de la compañía de defensa destituyó a Pujol Ferrusola, los escándalos de corrupción de la familia Pujol empezaban a llenar las páginas de los periódicos.

Hay que recordar que aunque Aznar privatizara Indra, un referente constante en el accionariado fue la Caja Madrid que presidía Miguel Blesa, que desde 2001 cuenta con más de 11% del capital de la compañía, que irá ampliando progresivamente hasta ser el máximo accionista. Caja Madrid y el malogrado Blesa son el epítome de la corrupción en la Comunidad de Madrid que gobernó el PP de Esperanza Aguirre.

En 2002, Indra compra por algo más de cuatro millones de euros Razona, la consultora tecnológica que montó en Londres Ana Patricia Botín, durante el destierro al que le obligó su padre, Emilio Botín, tras la publicación de una entrevista en El País Semanal (revista de Prisa) en pleno proceso de fusión entre el Banco Santander y el Central Hispano (CH). En la publicación, la actual presidenta del Santander insinuó que Ángel Corcóstegui, ejecutivo del CH, no llegaría a ser presidente de la entidad fusionada, lo que puso en jaque la operación hasta que Botín mandó a su hija a la City. Esta compra sería providencial para Monzón, aunque no para Indra ya que no aportó nada al negocio, según fuentes de la compañía. Años más tarde, Ana Patricia Botín, le premiaría ofreciéndole la presidencia de Prisa. Una carambola pergeñada entre Botín, el presidente de Telefónica, César Alierta, con el visto bueno del Gobierno del Partido Popular.

En 2006, Indra compra más compañías con el objetivo de hacerse el campeón en el ámbito digital: por 118,8 millones adquiere Azertia a Corporación IBV (compañía controlada al 50% por Iberdrola y BBVA); posteriormente se hace mediante un intercambio accionarial con Soluziona, de Unión Fenosa, una operación que solo es posible tras la llegada de Florentino Pérez al capital de la eléctrica con la entrada de ACS en su accionariado. Ambas adquisiciones tienen la bendición del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque ninguna de las dos compañías ganan dinero en el momento de la operación. En 2009, con Gas Natural controlando Unión Fenosa se decide la desinversión en Indra. Corporación Financiera Alba compraría a la eléctrica el 10% de Indra por unos 245 millones de euros.

Otra compra difícil de justificar en la era Monzón fue Oyauri Investment en 2013, una pequeña compañía tecnológica por la que se pagó tres millones de euros, cuyos socios eran Joaquín Moya Argeler, exconsejero de Indra, el expresidente Felipe González y su hijo. González ha ganado hace poco un juicio por el que Indra tendrá que pagarle hasta 7 millones de euros por los supuestos objetivos tecnológicos conseguidos con su empresa, según publicó El Confidencial.

Pero uno de los elementos que deja más tocado a Monzón es el caso Púnica, sobre la financiación irregular del Partido Popular en Madrid. El magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón definió la actuación de Indra como “instrumento de desvío de los fondos públicos de ICM y en la caja pagadora de servicios electorales prestados encubiertamente al PP madrileño y de otras deudas del partido o de sus dirigentes”. Según el juez, la firma tecnológica pagó al menos 1,13 millones de euros a través de facturas falsas a supuestos proveedores que en realidad trabajaban para el PP. El juez acusó a Monzón y a la dirección de Indra de entonces de “intervenir en la decisión de entregar dinero en efectivo a quienes le indicaba el PP madrileño”. A pesar de estos escritos, en un giro sorprendente y contrario a la Fiscalía Anticorrupción, el juez García Castellón archivó finalmente la causa contra Monzón y contra Indra.

El Gobierno de Rajoy se decide por sacar a Monzón de Indra. Primero desanda parte de la privatización de Aznar: la SEPI compra un 20% de Indra en poder de Bankia (Caja Madrid) por 337 millones, como parte de la reestructuración comprometida con Bruselas de la entidad financiera, que presidió el exministro de Economía de Aznar, Rodrigo Rato hasta su recate. Al PP no solo le quema el caso Púnica, las cuentas de la empresa son un desastre y los rumores de utilización de dinero de la compañía en beneficio del directivo no dejan de mandar alertas en Moncloa. Pese a las resistencias de Monzón, que utilizará la figura del rey Juan Carlos para tratar de mantener el sillón, su salida ya está acordada. En un último movimiento que denota el descontrol con que funciona la compañía, los consejeros de Indra acuerdan nombrar a Monzón presidente de honor de Indra.

Monzón recala como presidente de Prisa, con el beneplácito de los accionistas, el Santander de Ana Patricia Botín, y la Telefónica de César Alierta, que se quitan de en medio a Juan Luis Cebrián dejándole como presidente de honor y salvaguarda editorial. Amber Capital ya estaba en el capital de la empresa de medios y educación, en 2014 había comprado algo más de un 3%. que irá aumentado progresivamente. A Monzón lo sustituye en Indra Abril Martorell, que había sido consejero delegado de Prisa impuesto por los accionistas para tratar de reducir la deuda que agobia a la compañía de medios y educación. Abril Martorell es un hombre de César Alierta -director financiero de Telefónica desde 1997, pasa en 2000 a ser consejero delegado de la operadora-. Aunque el ministro de Defensa explica en público que es su elegido, realmente es la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría quién lo designa, según una fuente que estaba en el Gobierno en ese momento.

Sáenz de Santamaría recela de los planes de Morenés, que pretende crear un gran conglomerado de defensa entre Indra y Navantia, fabricante naval militar. Entre otras cosas porque el ministro de Defensa está en la picota por los contratos militares que ha firmado su ministerio con empresas con las que ha tenido relación previa. Tras una remodelación del Gobierno de Rajoy, se le buscó acomodo como embajador de España en Estados Unidos.

La gestión de Abril Martorell

Abril Martorell llega a Indra y comienza a levantar las alfombras. Tiene buenas conexiones en la SEPI que le abren puertas y le descubren entuertos. Entre sus contactos está Bartolomé Lora, vicepresidente del ente público, un histórico que ha pasado por varios departamentos, casi siempre vinculado con defensa, y, con el que, según fuentes que conocen bien a ambos directivos, van juntos a misa. Pero en la política se pueden perder rápidamente las amistades, aunque Lora llega a la vicepresidencia de la SEPI en 2017 durante el Gobierno de Mariano Rajoy, ahora es uno de los imputados por el rescate de la aerolínea Plus Ultra, donde el PP es una de las acusaciones.

El nuevo presidente de Indra despide a Josep Pujol Ferrusola y entre los 'muertos' que se encuentra está un avión privado pagado por la empresa que Monzón utilizaba para sus viajes. Nadie en el consejo de administración de Indra conocía, en teoría, la existencia de ese avión, aunque fuentes de la compañía aseguran que algunos de los consejeros que hoy se han rebelado contra Murtra subieron al jet con Monzón en algunos de sus viajes. De la noche a la mañana, tras un golpe en la mesa de Abril Martorell, los consejeros que votaron a favor de convertir a Monzón en presidente de honor por unanimidad le retiran, también por unanimidad, dicho cargo honorífico.

Abril Martorell tiene fama de buen gestor y excelente financiero. Trata de enderezar la compañía pero rápidamente comienzan a aparecer las 'necesarias operaciones' del entorno político empresarial español. En 2016, Indra lanza una OPA por Tecnocom, compañía tecnológica cuyos principales accionistas son Abanca (anteriormente Caixa Galicia), el periodista Lalo Azcona y Getronics, con un 20%, un 18,7% y una 11% respectivamente. Curiosamente bastante años antes, Indra trató de hacerse con la filial española de Getronics, pero finalmente fue Tecnocom quién se la llevó al huerto. ¿Era necesario la compra por 300 millones de una compañía que perdió 10,6 millones en 2016? En ese momento se justificó con el manido recurso de “las sinergias” y que “es un paso estratégico que generará valor para el accionista”. Fuentes conocedoras de la operación apuntan a elDiario.es que “a Indra no le hacía falta”. Posteriormente, Indra admitió que los costes de reestructuración del personal de Tecnocom supusieron rebajar el resultado neto de explotación de 32 a 26 millones en el primer trimestre de 2018.

En 2019 aparece en el horizonte ITP, compañía vasca de motores de avión. En junio de ese año Abril Martorell asegura que la adquisición de esta compañía, “uno de los líderes mundiales en el sector aeroespacial y de defensa”, sería “transformacional” para Indra. Hay muchos intereses, no solo económicos. Hay varios fondos de inversión oteando para comprar la compañía a Rolls Royce. El PNV está interesado por la operación como fórmula para salvaguardar el tejido industrial vasco: ITP mantendría la sede en el Zamudio si la compra Indra. El Gobierno de Pedro Sánchez necesita el apoyo de la formación nacionalista para sacar adelante leyes en el Congreso. Todo parece marchar bien hasta que se cruza por medio Airbus, que utiliza a Josep Piqué ex ministro de Aznar de las carteras de Industria, Exteriores y Ciencia. Piqué es presidente de ITP desde 2017 y había sido consejero del gigante del transporte y Defensa durante tres años (2012-2015). La operación de compra descarrila.

Dos años después, Abril Martorell vuelve a intentarlo, pero antes de que se defina la operación, el Gobierno le informa que va a ser sustituido, lo que deja la compra de ITP por Indra en un cajón. Curiosidades del mundo empresarial español, Ignacio Mataix, actual consejero delegado de Indra, que entró en la compañía como director general del negocio de Transporte y Defensa en 2018, había sido antes consejero delegado de ITP (desde 2004). Abril Martorell fue fichado en junio de 2022 como consejero delegado de la compañía de gestión de residuos Urbaser, que compró el fondo Platinum Equity por 3.500 millones de euros en 2021.

Durante este periplo, Amber Capital ya es el primer accionista de Prisa (30%) e inicia una guerra interna con Ana Patricia Botín (el Santander tiene el 4% de la empresa de medios y educación) para sacar a Monzón de la presidencia de la compañía. Telefónica tiene el 10% de Prisa, pero ya está como presidente de la operadora José María Álvarez-Pallete, que quiere acabar con la época de intrusión mediática y política de César Alierta. Amber y Telefónica se alían y tumban a Monzón. Oughourlian pasa a ser presidente no ejecutivo de Prisa. Monzón es consejero de Santander España y presidente de Openbank, filial digital del banco.

Consejeros “independientes”

16 de junio de 2022. Oughourlian irrumpe en el accionariado de Indra con un 4,1% del capital, lo que le convierte de forma inmediata en el cuarto máximo accionista de la compañía a una semana de la junta de accionistas de la tecnológica. En la famosa junta de accionistas, el abogado representante de Amber Capital pide que se añada un nuevo punto en el orden del día para que se vote el cese de los cuatro consejeros: Alberto Terol, Carmen Aquerreta, Ana de Pro y Enrique de Leyva. El representante de Amber lo justifica en que la compañía necesita mayor estabilidad y una “reestructuración más amplia” en su consejo. Posteriormente en la votación para la reelección de Isabel Torremocha, también independiente, no sale adelante. Sí se aprueba el nombramiento de Jokin Aperribay como consejero dominical en representación de SAPA y se renueva como consejeros a Miguel Sebastián, Antonio Cuevas, Francisco Javier Sanz y Luis Abril.

Fuentes conocedoras de estos movimientos señalan que se le ofreció a Telefónica otra vez el papel que ya jugó en 2015: entrar en el accionariado de Indra y remover el consejo, pero que Álvarez Pallete se negó por su objetivo de apartar a Telefónica de las cuitas políticas. Por este motivo, entró Amber Capital. Oughourlian es un inversor profesional, con experiencia en las guerras internas de los consejos de administración que sabe que el futuro de Indra es prometedor por el incremento del presupuesto de defensa de España, explica una fuente cercana al presidente de Prisa.

Otra consejera independiente, Silvia Iranzo, que era consejera independiente de Tecnocom en el momento de su compra, también presenta su dimisión. Los cuatro consejeros cesados mandan cartas en las que protestan por su salida y acusan a los principales accionistas de llegar a un acuerdo para sacarlos del consejo. Alberto Terol, el consejero que llevaba más años en la compañía y que se ha erigido como el líder de la revuelta, apunta en su misiva que “se ha hurtado información importante a la junta y al resto de accionistas para la toma de sus decisiones”. Sin embargo, Terol vendió las acciones de Indra un día antes de la junta de accionistas, una operación que ya hizo en 2013 cuando no se le renovó como consejero independiente en OHL. En teoría, Terol no podía seguir como consejero independiente de Indra, de hecho, ya había cumplido más tiempo del que le tocaba ya que esta figura puede estar un máximo de nueve años en el consejo, pero sorpresivamente se amplió su mandato a 12 años en 2019 por la trascendencia de la famosa y fallida operación de compra de ITP, según publicó El Confidencial. Josep Piqué y Terol fueron nombrados miembros del consejo asesor de Andbank en 2018, previamente habían coincido en el consejo de administración de OHL (2013-2016).

Fuentes de la compañía explican que había sospechas de que Terol iba a realizar una jugada con la figura de consejero “otros externos” para mantenerse en el consejo de administración de Indra un año más y por este motivo fue cesado un día antes de que tuviera que dejar la compañía. Las mismas fuentes indican que Terol propuso como consejera independiente a Carmen Aquerreta, que es su cuñada, sin anunciar su vínculo familiar al consejo, una práctica que no está permitida. Según la firma de asesoramiento de inversiones, Proxinvest, Aquerreta debería dejar el cargo como consejera independiente ya que fue socia de Deloitte, que es la auditora de la compañía de defensa. Terol coincidió con Arrequeta en Deloitte y en Andersen, donde también trabajaron Ana de Pro e Isabel Torremocha. Aquerreta, que desde 2019 es consejera independiente de Andbank, fue nombrada en marzo de 2022 consejera independiente de Ence, donde volverá a sentarse en un consejo de administración con Fernando Abril Martorell, consejero otros externos de la compañía de celulosa y miembro de su comisión de retribuciones y nombramientos.

Otras fuentes apuntan que la independencia de Terol es relativa, si se tiene en cuenta que entró en el consejo de Indra en junio 2010, con Javier Monzón: “Terol ha estado en Indra 12 años, los años más complicados y complejos, y se sabe que tenía muy buena relación con Monzón. De hecho, la propuesta que lo hagan presidente de honor a Monzón fue de Terol”. Este periódico se puso en contacto con Alberto Terol para confirmar estas informaciones pero el directivo respondió: “Como antiguo consejero de Indra he mantenido siempre una enorme discreción y nunca he hablado con la prensa. La labor de consejero debe ser sorda y callada. Debo guardar en secreto las deliberaciones y asuntos tratados en el consejo”. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ratificó la semana pasada su intención de incrementar el presupuesto en Defensa hasta el 2% del PIB para 2030, el suelo que ha fijado la Alianza Atlántica para los estados adheridos. Indra se vuelve a convertir en el objeto vapuleado del deseo del capitalismo español.