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Miguel Blesa: el símbolo del poder de una época termina en tragedia y silencio

Blesa posa entre dos de los bocetos de su retrato en el estudio de Carmen Laffón en una imagen que consta en los correos de Blesa

Belén Carreño / Rodrigo Ponce de León

Al que una vez fue un gran núcleo en las relaciones de poder en Madrid no le quedaban ya amigos en el mundo de la política ni de la empresa. Muchos le dieron la espalda tras publicarse los gastos de las tarjetas black y un buen grupo de sus allegados poderosos estaba tan en entredicho en la última época como él mismo.

Miguel Blesa (Linares, 1947), desde su posición como presidente de Caja Madrid, repartió juego entre prácticamente todos los actores relevantes de la Comunidad (también la oposición), lo que le ayudó a permanecer en su puesto tres lustros y también a mantener una adulterada paz social. Pero era difícil encontrar este miércoles, tras su muerte, una buena palabra o un lamento ante la noticia de su muerte.

El Gobierno de Mariano Rajoy ha mantenido un significativo silencio tras el fallecimiento del expresidente de Caja Madrid. A pesar de las buenas relaciones que mantuvo siempre con el Partido Popular, el Ejecutivo no ha mandado un comunicado de condolencias ni aclaró si se había puesto en contacto con la familia para trasladarle el pésame. Miguel Blesa era afiliado al Partido Popular, que tampoco ha emitido ningún comunicado y se ha limitado a trasladar a los periodistas que se ha hecho llegar el pésame a la familia.

“No hay ninguna postura oficial [del Gobierno]. Los que lo conocíamos sentimos mucho su fallecimiento y nos unimos al pesar de su familia”, declaró el ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, tras salir de una reunión con el consejero de Hacienda del País Vasco, Pedro Azpiazu, sobre el Concierto Vasco.

El silencio ha sido también la respuesta del expresidente del Gobierno José María Aznar tras el deceso del que fuera su amigo íntimo. Ni la página web de Aznar ni la Fundación FAES emitieron información alguna sobre la muerte del exdirectivo de la caja. Blesa tenía una fuerte amistad con Aznar desde que coincidieron en la delegación de Hacienda de Logroño a finales de los años 70.

Aznar fue clave para que Blesa llegara a ser presidente de Caja Madrid, que lo subió al pedestal de la entidad financiera seis meses después de ganar las elecciones en 1996. Blesa no tuvo solo amigos entre los populares. En 2009, el presidente de Caja Madrid se alió con el entonces alcalde de la capital para luchar en una pugna descarnada contra Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad, que pretendía colocar a su número dos, Ignacio González, al frente de la caja. La guerra interna en el PP madrileño fue tal que obligó a Mariano Rajoy, ya como presidente del partido tras haber derrotado al ala más dura representada por Aguirre en el Congreso del partido de Valencia, a intervenir para apaciguar las aguas y colocar a Rodrigo Rato como presidente de la entidad. Esta decisión traería posteriormente más dolores de cabeza a los dirigentes populares.

Fue Aznar uno de los primeros en darle la espalda. El expresidente le pidió un favor, la compra de unos cuadros del pintor Gerardo Rueda, y Blesa no le pudo complacer. “Con los pelos que se ha dejado por ti y han sido muchos, me parece impresentable lo que has hecho o no has hecho”, le dijo el hijo de mayor de José María Aznar a Miguel Blesa en un SMS que el expresidente de Caja Madrid reenvió a su correo electrónico que consta en los Correos de Blesa. “No se merecía esta decepción”, continuaba el mensaje recibido en julio de 2009. José María Aznar Botella abroncaba así al amigo de su padre.

La política del PP, Mercedes de la Merced, ya fallecida, intentó interceder en la pelea mediante otro SMS. “Me dice el alcalde que Aznar está triste por la negativa de la caja a su proyecto, Alberto también está molesto. ¿No se puede retomar? ¿Quién lo vetó? ¿Puedo hacer algo yo?”.

Mercedes de la Merced está fallecida y “el alcalde” Alberto Ruiz Gallardón también es una figura pública en entredicho por las pesquisas de la Justicia en la trama del Canal de Isabel II. Las operaciones Gurtel, Púnica y Lezo han puesto en el punto de mira a un alto número de políticos del PP de la época (finales de los noventa y toda la década de los 2000), que compartieron copas, safaris y fiestas con el fallecido banquero.

Otra de sus amigas, la que aparece en la foto junto con José María Aznar, Carmen Cafranga, también condenada por las black, aparece un día sí y otro también entre los escándalos de la Operación Lezo, al ser socia de las hermanas Cavero (mujer y cuñada de Ignacio González) en los numerosos negocios que promovía la trama.

Los correos hablaban de favores al que era entonces presidente de Bancaja (José Luis Olivas), condenado ya a un año y medio de cárcel; a Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal, multicondenado y semi-residente de Soto del Real, de donde acaba de salir en un permiso penintenciario. También de favores del exministro José Barrionuevo, al que no le quieren ver ni en su anterior partido, el PSOE; o de enchufes al entorno Esperanza Aguirre, escondida tras el escándalo de la Operación Lezo. Aguirre y Blesa se llevaban muy mal, aunque el presidente de la caja tuviera que contentar a la presidenta de la Comunidad.

Otro empresario que salía a menudo en los correos, Alberto Recarte, presidente de Libertad Digital en su momento y al que Blesa ofreció la presidencia Iberia, también es uno de los que más aparecía en los correos. Y también está condenado por las black.

Rodrigo Rato y los otros 63 condenados de las black evitan aparecer en público. Entre ellos Javier López Madrid, compiyogui, que aparece en las tramas de corrupción de la Comunidad de Madrid.

La coincidencia de fechas es una de las claves para entender el resorte del escándalo que provocó que en un país en el que casi no se dimite, se sucedieran las renuncias. Difícil digestión tiene para un preferentista saber que en ese fatídico día en el que se dio luz verde a la colocación de 2.200 millones de euros en preferentes, Carmen Contreras, directora de auditoría de la entidad, se gastara 1.250 euros en un tratamiento de belleza. A cargo de su 'black'. A cargo de los fondos de una caja que precisamente acudía a buscar los ahorros de sus clientes para no quebrar.

Miguel Blesa, presidente entre 1996 y 2010 de Caja Madrid, y auténtico artífice del sistema de sobresueldos mediante las tarjetas, fue el primer financiero español tras la crisis en pasar la noche en la cárcel por la desastrosa gestión de una caja de ahorros. Las cámaras le fotografiaron saliendo de Soto del Real con una elegante bolsa de viaje de cuero. El banquero se gastó 3.400 euros en Louis Vuitton con la visa fraudulenta en apenas un año.

El tren de vida que describía la investigación de Los Correos de Blesa, yates, safaris, joyas, se había pagado con las tarjetas fraudulentas. Después de un lustro escuchando que los españoles habían vivido por encima de sus posiblidades, miles de víctimas de la crisis financiera descubrieron que la realidad era aún peor.

La salida a Bolsa de Bankia, que acabó siendo un pufo para sus miles de accionistas y terminó precipitando el rescate financiero de la entidad, se regó con buen vino. El 20 de julio de 2011, los usuarios de la 'black' brindaron casi 6.000 euros tras el toque de campana.

Los correos de Blesa terminarán siendo el testamento apócrifo del Inspector de Hacienda. El hilo conductor de aquellos casi 7.000 mensajes, entre los cuales se encontraba el correo de las black, pasaba por cómo repartir juego entre distintos políticos, administraciones, empresarios e instituciones para que con el dinero y el poder de la caja todos estuvieran contentos. Hoy casi todos guardan silencio.

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