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Luis de Guindos desmiente el relato de Rodrigo Rato sobre la caída de Bankia y huye de cualquier culpa en el rescate

De Guindos acusa a Zapatero de no atajar el problema de fondo de las cajas

Belén Carreño

La comisión de investigación financiera del rescate cerrará hoy la principal parte de las comparecencias de políticos con la intervención del actual ministro de Economía, Luis de Guindos. De Guindos llegó al Congreso con la polémica de las declaraciones de sus tres antecesores (aunque él es el único que no ha desempeñado el cargo de vicepresidente): Elena Salgado, Pedro Solbes y Rodrigo Rato, pero especialmente de este último, que le acusó en sede parlamentaria de haber “urdido” una trama para ir a la cárcel.

Ante la polvareda del que un día fue su jefe, y al que finalmente tuvo que quitar del cargo de primer ejecutivo de Bankia, De Guindos optó por una comparecencia en la que ni mencionó el nombre del que un día fue todo para el Partido Popular. De Guindos habló durante casi una hora y cinco minutos sin pronunciar ni una sola vez el nombre de Rodrigo Rato. Las tres veces que en su narración del rescate de Bankia tuvo que referirse a Rato lo hizo como “la cúpula”, “la dirección”, y “el entonces presidente”. Cuando se completó la comparecencia pasadas las nueve de la noche, el nombre de Rato seguía sin haber brotado de sus labios.

En su narración del relato de Bankia, De Guindos aseguró que Rato presentó voluntariamente su dimisión. El exvicepresidente de José María Aznar había asegurado que fue De Guindos el que le echó y que con su decisión desplomó la acción de Bankia. El actual ministro de Economía recordó que ya la acción llevaba cayendo varios días y que lo que hizo Rato fue amagar a las pocas horas de dimitir con aplazar la decisión, cosa que no le permitió. Además, no se ahorró recordar que en aquel momento Bankia había sido amonestada la CNMV por manipulación de mercado al estar intentando aguantar el precio de la acción desde la propia compañía, de forma fuera de mercado.

El ministro no entró a discutir otra de las polémicas que lanzó Rato sobre el rescate a Bankia, sobre si habían sido sus competidores los que habían puesto precio a la entidad, pero sí de nuevo recordó la sentencia del Tribunal Supremo que concluyó que las cuentas de la salida bolsa no eran correctas lo que ha llevado a la devolución del dinero a los inversores minoristas (un juicio diferente al penal que se abrirá este año contra Rodrigo Rato por estafa). También aseguró que cuando se veía con los bancos sin el gobernador del Banco de España era “para pedirles dinero”, porque en aquel momento no tenían liquidez para cosas como el FLA o el fondo de suficiencia autonómica. “Nadie ponía un duro en las subastas del Tesoro”, resumió gráficamente.

En la narración del ministro él mismo casi aparece como un espectador que se limita a gestionar unas y otras decisiones: las de Bankia y las del Banco de España. También aparece como un gestor de las decisiones de la Comisión Europea y en definitiva, parece que su actuación fue casi inexistente en este capítulo de la nacionalización de la compañía que decidió en parte la suerte del rescate financiero.

Sí se refirió varias veces al Gobierno socialista que aprobó las leyes oportunas para que fuera propicia la salida a bolsa de la entidad. También de su relato se percibe que la fusión fría que dio lugar a Bankia, especialmente con Bancaja, fue la que precipitó la caída de la entidad.

Sin recuerdos del pasado

De Guindos llegó puntual a la comisión pero por una puerta lateral, despistando así a los numerosos medios audiovisuales que le esperaban en la puerta. El ministro anunció a los diputados de que estructuraría su comparecencia en tres partes, el mismo tipo de esquema que también realizó Rodrigo Rato apenas una semana antes.

En esta ocasión, la organización de la comisión es diferente a la ya polémica que tuvieron que protagonizar los tres exvicepresidentes. Aunque a diferencia de otro tipo de comisiones los comparecientes están obligados a decir la verdad, en este caso la estructura fue la habitual en otro tipo de comisiones, con preguntas con turno corrido de los portavoces parlamentarios y respuesta en bloque por parte del ministro. Según Ana Oramas, los portavoces decidieron esta fórmula en la que hablan más. Sin embargo, también es más fácil escabullirse para los comparecientes.

A diferencia de otras comparecencias, en la bancada popular se sentaron algunos de sus pesos pesados, como Carlos Floriano o Ramón Aguirre además del diputado Miguel Ángel Panigua que había hecho hasta ahora el turno de preguntas (también a Rodrigo Rato).

De Guindos ha desempeñado varios papeles en las últimas dos décadas, clave para explicar la crisis financiera. Entre 2002 y 2004 como secretario de Estado de Economía, es decir, mano derecha de Rodrigo Rato. Esta es la época en la que se liberalizó el suelo (en realidad fue en el año 2000 pero ya entonces De Guindos era director de política económica en el ministerio), punto por el que pasó de puntillas el ministro de Rajoy.

El eje principal del discurso que mantuvo durante la tarde (y ya entrada la noche) fue que la actuación del Ejecutivo del PP evitó el rescate financiero completo. Ya en las conclusiones finales llegó a asegurar que durante estos seis años que ha estado como ministro siempre ha tenido que elegir entre “el mal menor”.

En su discurso inicial, la burbuja comenzó a formarse precisamente en 2004, cuando el Gobierno de Aznar perdió las elecciones. Sin embargo, en varias ocasiones dató el inicio de la burbuja en la entrada al euro (1999-2000).

Pero una de las ausencias más sonadas de su relato es la de la influencia del estallido de la burbuja en Estados Unidos y la caída de Lehman Brothers. De Guindos fue el representante del banco fallido en España entre 2004 y 2008, un pasado que le persigue. Este anatema le hizo no mencionar ni explicar casi 10 años de crisis financiera sin una referencia al otro lado del atlántico. Solo ante una pregunta de Rafael Mayoral, de Unidos Podemos, De Guindos deslizó el nombre de la entidad estadounidense, pero sin mencionar en absoluto sus responsabilidades.

Además, De Guindos tuvo cargos destacados como consejero en entidades intervenidas como el Banco Mare Nostrum (BME) que actualmente se está fusionando con Bankia. También se le ha recordado en varias ocasiones que participara en la emisión de cuotas participativas de la CAM.

La última y sonada ausencia en su narración es la de la caída de Banco Popular, una catástrofe financiera que aún colea y que pone en entredicho la gestión de la Unión Bancaria. En este punto, que colea hoy día con los bonistas y accionistas poniendo demandas a destajo, cargaron especialmente los diputados, aunque el Ejecutivo se parapeta detrás de la falta de responsabilidad ante la pérdida de competencias del supervisor que se han transferido a Europa.

La Comisión se alargó casi cinco horas, con un De Guindos que empezó especialmente calmado y ya en la tercera intervención (la contrarréplica), perdió los nervios, especialmente con el diputado del PSOE, Pedro Saura.

En general, su relato es tan olvidadizo como sus memorias, en las que también escapó de mencionar algunos de los principales problemas y fracasos achacables a su gestión.

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