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El nuevo plan energético del Gobierno rebajará un 21% la factura de los hogares de rentas bajas

La vicepresidenta tercera en funciones, Teresa Ribera, durante un Consejo de Energía.

Antonio M. Vélez

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El Gobierno estima que su nuevo plan de descarbonización va a tener un efecto redistributivo y beneficiará más a los hogares con menos renta. Así se desprende de cálculos internos que maneja el Ministerio para la Transición Ecológica sobre la propuesta de actualización del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), que presentó a finales de junio.

De acuerdo con esas estimaciones, a las que ha tenido acceso elDiario.es, el nuevo PNIEC permitiría, de cumplirse con las previsiones que se recogen en ese nuevo borrador, reducir un 21% en 2030, en comparación con 2019, la cantidad de la renta de los hogares más pobres que se 'come' la factura energética: electricidad, gas, carburantes y otros hidrocarburos.

En ese colectivo están los hogares situados en el primer quintil de renta: el 20% que menos ingresa, que es también el que más destina a energía en relación con su renta. Es el descenso más elevado que se prevé de aquí a 2030 en los cinco quintiles de renta que permiten separar a la población en función de sus ingresos, como puede observarse en el gráfico adjunto:



El recorte, además, será progresivo, mayor cuanto menor es la renta. Así, en el segundo y tercer escalón de hogares más pobres, la factura energética se reducirá algo menos que para los más desfavorecidos, el 15%. Y para los dos tramos más ricos, en el cuarto y quinto quintil, los recortes serán del 13,9% y del 12,5%, respectivamente, siempre según esas previsiones.

No obstante, para este grupo de hogares la factura energética seguirá teniendo en 2030 un peso menor que para el resto, como ocurre ahora.

Las estimaciones que maneja el departamento de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, han sido elaboradas por el centro de investigación BC3 - Basque Centre for Climate Change, responsable del análisis socioeconómico de la actualización del PNIEC.

Miguel González-Eguino, investigador de BC3, destaca “el efecto distributivo que tendrían las medidas” del nuevo PNIEC, que profundizan en el efecto que ya tiene el actual plan, al incrementar su ambición, tal y como exige la Comisión Europea a los Estados miembros en las revisiones periódicas de su hoja de ruta climática.

El experto de BC3, al que la Universidad de Oxford situó en 2021 en su ranking de científicos más influyentes del mundo, apunta diferentes factores para ese efecto redistributivo del nuevo PNIEC.

El primero es la generación de empleo que va a conllevar, fruto de las inversiones que se prevén en esta década. El nuevo borrador contempla un aumento del PIB de un 2,5% adicional y la creación de hasta 520.000 empleos en 2030, basándose en los modelos elaborados por BC3. 

Empleos que, señala González-Eguino en conversación con elDiario.es, serán el resultado de “la oportunidad económica que supone el PNIEC y en general la transición energética para España”, un país muy dependiente de los combustibles fósiles, pero con muchos recursos renovables, que ya son las energías más competitivas. Esos nuevos puestos de trabajo tendrán especial incidencia “en hogares de renta media-baja”, afirma este experto.

“Por el lado de las facturas, el efecto redistributivo es muy notable”, explica González, gracias a una bajada “muy sustancial del precio de la electricidad”, gracias a la penetración de las renovables, y a la electrificación de la economía en detrimento de los combustibles fósiles. 

En concreto, el nuevo PNIEC pronostica, basándose en estimaciones de Red Eléctrica de España, que el precio del megavatio hora (MWh) en el mercado mayorista español se situará en 2030 en 28,5 euros, frente a los 77,8 €/MWh que alcanzaría sin el PNIEC.

Más gasto de los pobres

Hay que recordar que los hogares menos favorecidos son los que mayor porcentaje de su renta destinan a pagar las facturas energéticas, y son los que más sufrieron en 2022 el incremento exponencial de precios energéticos por la guerra en Ucrania, con un máximo del 17% de hogares con problemas para climatizar sus viviendas, según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE.

De acuerdo con la edición de esa encuesta de 2019, el ejercicio previo a la primera versión del PNIEC, estos hogares destinaron ese año el 9,5% de sus ingresos para estos gastos, frente a solo el 6,3% en el 20% de los hogares con más renta.

Los modelos utilizados por BC3 tienen en cuenta un importante aumento de precios previsto a 2030 en las últimas estimaciones de la Comisión Europea para los combustibles fósiles, realizadas en 2022, ya considerando el impacto explosivo de la agresión rusa: un encarecimiento del 55% para el gas y del 51% para los derivados del petróleo, ambos respecto de 2019, superior a los escenarios que Bruselas proporcionó a los Estados miembros para elaborar sus planes climáticos en 2020. 

Teniendo en cuenta la factura energética media de los hogares españoles, sin discriminar por renta, las previsiones que maneja el ministerio, basándose en los modelos de BC3, pasan porque en 2030, el PNIEC reducir su peso en más de un punto, al pasar del 7,8% de 2019 al 6,7%. De no tomarse medidas, su peso se dispararía al 11,3%.



No hacer nada

Porque, como explica González-Eguino, la inacción en esta materia saldría cara a los consumidores: “Si el Gobierno no hiciera nada, las facturas energéticas a las que se verían expuestos los hogares en 2030 sufrirían un aumento muy sustancial respecto a 2019. Primero porque los precios aumentan, y segundo porque no se produciría el ahorro energético que está previsto, ni la entrada de vehículos eléctricos, ni renovables”.

La estimación de BC3 que asume Transición Ecológica es que la factura energética en un escenario “tendencial” (sin PNIEC, esto es, sin tomar medidas) pasaría a suponer el 12,8% de la renta para el quintil de hogares más pobres, más de tres puntos más que en 2019. Mientras, para los más ricos subiría también, pero menos: pasaría del 6,3% de 2019 al 9,3% en 2030.

La expectativa es que gracias al PNIEC la factura energética se reduzca notablemente respecto del escenario tendencial para todos los hogares. Y muy especialmente para los de menor renta, pasando de suponer el 12,8% en 2019 al 7,5% para el quintil 1 en 2030; y del 9,3% al 5,6% para el quintil 5. En este último caso (los hogares más ricos) la reducción estimada respecto a 2019 es casi diez puntos inferior que para los más pobres, del 12,5%. 

Las estimaciones se han calculado en un escenario de estabilidad en los peajes e impuestos y no contemplan la puesta en marcha del Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), que planteaba sacar el coste de las primas a las renovables para cargarlo al conjunto del sector energético.

Esta iniciativa del gobierno de coalición embarrancó en el Congreso por la falta de apoyo de los grupos parlamentarios y ha decaído al finalizar la anterior legislatura.

El documento presentado este verano por el Gobierno de Pedro Sánchez plantea aumentar el peso de las renovables en la generación eléctrica hasta el 81% en 2030, frente al 74% que contempla el plan vigente. Este objetivo implicaría la instalación de 85.000 MW hasta 2030, lo que supone poner en marcha 10.000 MW anuales de renovables.

Una meta que las dos mayores eléctricas, Iberdrola y Endesa, dudaban hace unos días que pueda alcanzarse, ante los problemas que está encontrando el despliegue de las energías limpias por factores como los cuellos de botella en la cadena de suministro, la falta de mano de obra, el encarecimiento de la financiación por la subida de tipos de interés, sobre todo, y las trabas en la obtención de los permisos ambientales.

Este escenario, unido al discreto ritmo de despliegue del almacenamiento (a través del bombeo o las baterías), dificulta además el apagón nuclear a partir de 2027 pactado con las empresas en 2019, según aseguran las grandes del sector.

La consulta pública del borrador del PNIEC se cerró el pasado 4 de septiembre. El Ejecutivo está ahora analizando las observaciones realizadas por los sector, de cara a su eventual incorporación y a la versión definitiva que debería entregarse a la Comisión Europea ya en 2024. Es posible que estos cálculos de ahorro para los hogares se incorporen en las actualizaciones del borrador inicial que presente próximamente Transición Ecológica.

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