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Iberdrola y Endesa ven difícil alcanzar los objetivos renovables del Gobierno y siembran dudas sobre el apagón nuclear

La Central Nuclear de Almaraz (Cáceres), en una fotografía de archivo. EFE

Antonio M. Vélez

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Los consejeros de Iberdrola y Endesa han cuestionado este jueves que puedan cumplirse los objetivos de renovables del borrador de actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que presentó el Gobierno en junio, poco antes de las elecciones generales. Ambos ejecutivos han incidido también en el desafío que representa el apagón nuclear que pactaron en 2019 con el Ejecutivo socialista.

Durante su participación en el VIII Foro de Energía del diario El Economista, el consejero delegado de Iberdrola, Mario Ruiz-Tagle, ha destacado la “tremenda oportunidad” y el “potencial enorme” que supone la transición energética para España, que “desgraciadamente” no se está desarrollando “a la velocidad que necesita”.

Ha recordado que en 2022, el año con más renovables conectadas hasta ahora, se instalaron 6.000 megavatios (MW), cuando, como ha señalado Bogas, se necesitan 10.000 MW al año para conseguir en 2030 el objetivo de incrementar en 85.000 MW la potencia verde que contempla el nuevo borrador.

El ejecutivo de Iberdrola ha instado a “ser realistas” ante las “barreras estructurales, de financiación, de proveedores, de mano de obra especializada” y unos plazos de obtención de autorizaciones “absurdos”: tramitar un parque fotovoltaico de 50 MW puede llevar “cuatro años, frente a ocho meses de construcción”. Ruiz-Tagle se ha preguntado “cuánta energía barata estamos dejando de producir y cuánta inversión estamos retrasando por esta dilación en los procesos de permisos”.

Bogas ha dicho que ese objetivo de instalar 10.000 MW al año es “muy complejo” porque los operadores están “sufriendo en el cortísimo plazo la escasez de materiales en la cadena de suministro” y de recursos humanos, en un contexto de costes financieros mucho más elevados por la subida de tipos de interés y lentitud para obtener permisos. Y “estamos sufriendo ya algo preocupante que es esta sensación de rechazo de la sociedad a la instalación de renovables”.

Según el primer ejecutivo de Endesa, el PNIEC es un plan “buenísimo”, “retador” y “ambicioso”, pero no puede imponerse “caiga quien caiga”. Tampoco el cierre de las nucleares a partir de 2027, que ha insistido una vez más, no debe estar escrito “en piedra”.

Gobierno, empresas y reguladores deben “tener la cintura necesaria”, ha dicho, porque en el acuerdo con la empresa estatal Enresa para una clausura “ordenada” de los reactores “había una serie de condiciones que tendremos que ver que se cumplen”. “Lo que no podemos hacer es pegarnos un tiro en el pie porque prime un concepto sobre los otros”.

Ruiz-Tagle, de Iberdrola, ha profundizado en esa idea al recordar que el almacenamiento con centrales reversibles, bombeo o baterías, que no termina de despegar y para el que el sector reclama una regulación específica, es “clave” para integrar renovables y cumplir ese plan de cierre.

Sobre el papel ese plan era una idea “perfecta, mucho mejor que otros países”. Pero “tenemos que mirar” si lo que iba a sustituir a la nuclear “se está cumpliendo”. Por lo pronto, ha recordado, en 2022 esta fuente aportó el 20% de la electricidad. “Para cubrir ese gap que se va a producir” con el cierre, almacenamiento y baterías “son un elemento importante”.

Por el lado de la demanda, el chileno ha destacado que el sector de la inteligencia artificial, los grandes centros de datos, “nos va a generar una demanda enorme” que se tiene que cubrir con renovables. Para “aprovechar” el exceso de energía eólica y solar que va a tener España con este boom, será necesario fijar demanda industrial. Tagle ha dudado que pueda bastar el hidrógeno, tecnología que, como ha recordado Bogas, actualmente no es competitiva.

Como dato, y no para “meter miedo”, el CEO de Iberdrola ha explicado que el PNIEC parte de la base de que en 2030 sobrarán 25 TW anuales de electricidad, el 10% del consumo de España en un año. Pero “si no se hacen los 11 GW de electrolizadores adicionales” de hidrógeno que están contemplados “ni se construyen las interconexiones que están previstas, nos podemos ir al equivalente de casi la mitad de lo que consume España”. El país “no está en condiciones de regalar su energía”.

Ambos directivos han coincidido en pedir una mejora de la retribución de la distribución para hacer posible la transición energética. También lo ha reclamado el presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés. En su discurso inaugural, ha exigido ser “más ambiciosos” en los objetivos de gases renovables del PNIEC y ha advertido de que la volatilidad del mercado energético sigue ahí. Hay “incertidumbres regulatorias importantes” y estamos “mejor” que hace un año, “pero no han desaparecido muchos de los factores que provocaron aquello. No tenemos que bajar la guardia”.

“Reglas de juego claras”

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, ha reclamado a Europa “estabilidad y predictibilidad” y “reglas de juego claras” para garantizar energía asequible a familias y empresas y competir con los incentivos de la ley de reducción de la inflación (conocida como IRA) de Estados Unidos.

El ejecutivo vasco ha insistido en que hay que ser “inteligentes a la hora de descarbonizar” y ha reclamado “neutralidad tecnológica” a los reguladores. Las emisiones de CO2 en el mundo están subiendo porque los países emergentes que no pueden pagar el gas tras el descontrol de precios provocado por la guerra en Ucrania “se han pasado el carbón”, ha señalado el CEO de Repsol.

Su homólogo de Cepsa, Maarten Wetselaar, ha asegurado que España tiene “tres oportunidades únicas” en los próximos 5-10 años “que pueden cambiar el país de forma profunda”: gracias a las renovables más competitivas de Europa, puede descarbonizar la energía, convertirse en exportador de hidrógeno verde y, lo “más ilusionante”, se puede reindustrializar el país.

El ejecutivo holandés, que lidera el mayor proyecto de hidrógeno verde en Andalucía, con una capacidad de 2GW para producir 300.000 toneladas de hidrógeno verde, ha avanzado que Cepsa ya tiene vendido más del 60% de su producción hasta 2030, gracias a los acuerdos alcanzados con varias compañías energéticas e industriales. Wetselaar ha pedido agilizar trámites administrativos, “liberar los fondos europeos” y mejorar el marco regulatorio, con una normativa específica para el hidrógeno.

El consejero delegado de Enagás, Arturo Gonzalo, ha calificado de “muy razonable” el objetivo del PNIEC de tener 11 GW de hidrógeno verde en 2030 y ha confiado en tener una foto “completa” del interés por esta tecnología en la convocatoria de expresión no vinculante (“call for interest”) que va a lanzar Enagás el próximo 14 de septiembre, cuyos resultados se presentarán en el primer trimestre de 2024.

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