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La pobreza baja al 20,4%, el mínimo en nueve años, aunque los hogares sufren el zarpazo de la inflación en la energía

La plataforma Alianza contra la Pobreza Energética, en una acción de protesta. EFE/Marta Perez

Laura Olías / Raúl Sánchez

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La desigualdad y la pobreza bajaron con contundencia en España tras el repunte por la pandemia, con un 20,4% hogares en riesgo de pobreza respecto al 21,7% previo, según los últimos datos del INE, con renta de 2021. Se trata del dato más bajo en los últimos nueve años, desde 2013. Sin embargo, la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) también ofrece información de 2022, atravesado por la crisis inflacionista, en el que empeoran algunos índices sobre la carencia material de los hogares. Sobre todo, la pobreza energética, en máximos históricos, con un 17% de hogares que no puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada.

El INE ha publicado este lunes los últimos datos sobre pobreza y desigualdad de rentas, que era muy esperado para comprobar cómo está saliendo el país del impacto de la COVID, pero también cómo ha afectado la crisis de precios de 2022, en máximos de más de tres décadas, así como las medidas para amortiguarla. El llamado 'escudo social' con ayudas coyunturales para amortiguar el alza de los precios, pero también otras estructurales como el ingreso mínimo vital (IMV) para hogares en pobreza, iniciado en 2020.



La tasa AROPE, que mide pobreza económica y también exclusión social, se redujo con contundencia hasta el 26% frente al 27,8% anterior. “Sigue siendo un dato elevado, un problema que tenemos que seguir abordando, pero son 800.000 personas menos en pobreza y exclusión que el año pasado, nunca había bajado tanto”, destaca Carlos Susías, presidente de EAPN-ES y EAPN Europa, colectivo que reúne a ONG especializadas en pobreza y desigualdad.

“Con carácter general, la encuesta es positiva”, resume Susías, con descensos en muchos indicadores distintos que destaca que, “cuando se actúa” para proteger a los hogares más vulnerables, se ven “resultados”. Por ejemplo, menciona el aumento del salario mínimo, el despliegue del ingreso mínimo vital, la mejora del empleo y el conjunto de elementos que componen el “escudo social”. “Si no se hubiera desplegado este escudo con la pandemia, o si no se hubiera mantenido con la guerra en Ucrania, no estaríamos viendo estos datos”, considera el representante de EAPN-ES.

Gran descenso de la pobreza relativa

La estadística del INE refleja un aumento de la renta de los hogares en 2021, aún afectado por la pandemia, pero en el que se produjo un gran rebote del empleo tras el batacazo de 2020, más rápido que en otras crisis ocasiones por el sistema de ERTE. Así, el ingreso medio por persona alcanzó los 13.008 euros, cifra un 6% superior a la del año anterior. Aumentó la renta de los hogares y también el umbral de la pobreza, que en países ricos como España se mide de manera relativa, en términos de desigualdad con la sociedad que nos rodea. Es pobre la persona que tiene una renta inferior al 60% de la mediana.

En 2021, ese umbral de la pobreza para un hogar de una persona aumentó hasta los 10.088 euros, un 5,8% más que el estimado en el año anterior. En hogares compuestos por dos adultos y dos menores de 14 años, dicho umbral alcanzó los 21.185 euros al año. Con esta referencia, la tasa de personas por debajo del umbral de la pobreza cayó al 20,4%, que sigue siendo un dato elevado (una de cada cinco personas), pero que desciende hasta mínimos de los últimos nueve años, desde 2013.

Destaca el descenso de valores como la baja intensidad del empleo en los hogares, que se desploma al 8,6%, mínimos en 13 años. En 2022 se desplegó la reforma laboral, que ha reducido la temporalidad en el empleo a mínimos nunca vistos.

Bajan también otros indicadores específicos de desigualdad. El ratio S80/S20, usado para medir desigualdades en los ingresos, que compara la suma de los ingresos del 20% de la población de mayores ingresos con la del 20% de la población con menores ingresos, se situó en 5,6 con la información de renta de 2021, lo que supone una reducción de seis décimas respecto al año anterior. Con el índice Gini, “una medida de desigualdad que toma el valor cero en caso de equidad perfecta y el valor 100 en caso de máxima desigualdad”, explica el INE, también se refleja este descenso: se redujo un punto y situó su valor en 32.

Pobreza energética en máximos

Sin embargo, también hay datos preocupantes sobre un empeoramiento en algunos indicadores sobre carencia material, que sí ofrece información sobre 2022, impactado por la inflación. El registro que más empeora es la pobreza energética, el porcentaje de hogares que afirma que “no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada”. El dato se situó en máximos históricos, del 17%.



Se trata de hogares que no pueden calentar sus viviendas o poner el aire acondicionado en verano, indicador que el año pasado ya registró un gran repunte y que alcanza un nuevo techo en 2022, en el que los precios energéticos han marcado máximos históricos. No obstante, medidas como el tope del gas permitieron a España incrementos inferiores a los registrados en otros países europeos. La pobreza energética aumenta en todos los grupos de población, pero especialmente más entre las clases pobres y los hogares monoparentales.



Aunque con mucha menos intensidad que respecto a la energía, aumentan también otros indicadores de precariedad en los hogares que retratan la “carencia material”. Es decir, no poderse permitir cuestiones que se consideran básicas. Por ejemplo, aumenta el porcentaje de hogares que no pueden permitirse “una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días”, del 4,9% al 5,4%. También el de hogares que no pueden afrontar gastos imprevistos, que escaló dos puntos, hasta el 35,5%. Es decir, más de uno de cada tres hogares en España.

Mejoraron en cambio otros indicadores relevantes, por ejemplo relacionados con el pago de la vivienda, para la que en la crisis de precios se desplegó un tope a los aumentos del alquiler que aún perdura. El porcentaje de quienes “han tenido retrasos en el pago de gastos de la vivienda” cayó en un punto, hasta situarse en el 11,6%.



También se redujo la población que indica tener “mucha dificultad” para llegar a fin de mes, que se situó en el 8,7% en 2022, una décima inferior al registrado el año anterior.

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