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Accesibilidad colaborativa

Las señales verdes marcan los lugares con accesibilidad alta.

María Muñoz

Hace tres años el informático Juan José Bilbao estaba de vacaciones en Cádiz donde se sorprendió, gratamente, de que todos los lugares públicos a los que iba fueran accesibles para personas con movilidad reducida. Desde que nació sufre artrogripósis múltiple, una enfermedad genética -que afecta al desarrollo y a la forma de los miembros- que le obliga a desplazarse en silla de ruedas con lo que encontrarse con un bar, que no solo tuviera el ancho adecuado para poder entrar, sino que también el espacio interior fuera lo suficientemente amplio para poder moverse entre las mesas era una información tan valiosa que necesitaba compartirlo con más gente. “Busqué una aplicación que me permitiera señalizar y marcar la accesibilidad de los sitios que iba conociendo pero no la encontré”, explica. Así que decidió crearla.

En menos de cuatro meses- durante el tiempo libre que le dejaba su trabajo como webmaster y community manager en la Televisión de Los Riojanos- puso en marcha EsAccesibleApp, una aplicación gratuita que permite a los usuarios valorar la accesibilidad física de los lugares en los que se encuentran en cualquier parte del mundo y compartir la información. Tres años después de su puesta en marcha, esta suerte de mapa colaborativo de lugares accesibles para personas con movilidad reducida tiene ya más de 4.200 lugares marcados, la gran mayoría en España, pero también hay referencias de Ecuador, EEUU, Reino Unido, Irlanda o la India.

Hay cuatro categorías en las que clasificar la accesibilidad: nula -marcada en el mapa en negro con un signo de admiración- para los lugares a los que es imposible acceder con una silla de ruedas; baja -marcada en rojo- para los que se puede entrar porque tienen rampa o un ancho adecuado de puerta; media -con símbolo naranja- para los que además de la anterior categoría también hay un espacio adecuado en el interior para moverse con la silla; y alta -señalados en verde- para los que además de todo lo anterior, también tienen un baño completamente adaptado y, si hay varias plantas, hay un ascensor. “Me idea es que la aplicación dé información en positivo y por ello al principio no existía la categoría nula, pero hubo muchos usuarios que me escribieron para poder dar esa referencia”, señala el informático.

La aplicación, que esta disponible para móviles y tabletas con sistema IOS y Android y una versión web para ordenadores, en español y en inglés, tiene en torno a 1.000 lugares marcados con accesibilidad alta, otros 1.000, con media, y el resto con baja o nula. Llaman la atención por ejemplo lugares como el Colegio de Arquitectos de Canarias, situado en Las Palmas de Gran Canaria, que alguien lo haya señalizado con una accesibilidad nula, o que un sitio tan turístico como el Museo del Vino situado en el castillo de Peñafiel (Valladolid) también esté marcado con el símbolo negro.

Normativas dispares

Aún hay muchos lugares que no están adaptados y de ahí que sea tan importante la información que se da sobre ellos”, explica Bilbao, quien explica que su herramienta está siendo de gran ayuda a la hora por ejemplo de planificar un viaje. “Yo solía informarme antes de los lugares que estaban adaptados, pero la realidad cuando llegas al sitio es muy diferente de lo que ellos entienden por accesibilidad”, señala. Subraya que la normativa varía de una comunidad a otra, y que si bien no deberían de caber interpretaciones en algo que debería estar medido al centímetro, en la práctica no es así. “Yo he estado en hoteles, de categoría alta, que decían que tenían habitaciones adaptadas y al llegar allí, tenías que elegir entre una en la casi no te podías mover con la silla pero que tenía el baño adaptado u otra que le ocurría lo contrario”, explica.

De ahí, cree el informático, que EsAccesible es una aplicación que da una información más allá de las normativas de cada lugar. “Aquí son los usuarios, quienes tras moverse por los sitios, puntúan la accesibilidad”, afirma. Cuenta, por ejemplo, un caso de normativa “estricta” en una casa rural en Gijón (Asturias) con todas las habitaciones, espacios y baños adaptados que no tiene la certificación oficial de lugar adaptado a personas con movilidad reducida porque a los platos de ducha le faltan cinco centímetros. “Un equipo de piragüismo estuvo allí y pudieron moverse sin problemas con sus sillas por lo que la puntuación es alta”, señala.

En los tres años que lleva funcionando la aplicación, más de 4.000 personas se la han descargado, “un número elevado teniendo en cuenta que va a dirigida solo al 15% de la población mundial”, subraya Bilbao, quien ya trabaja para incluir fotos y más información sobre los lugares accesibles de este mapa colaborativo.

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