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El 11% de la población extremeña deja los tratamientos médicos por no poder pagarlos

Perú entregará pensiones a personas pobres con discapacidad severa

Pablo Sánchez / Pablo Sánchez

La creciente pobreza que se va extendiendo entre sectores de la población extremeña cada día más amplios, según datos del informe que la Fundación Foessa ha elaborado para Cáritas, arroja cifras inquietantes en casi todas las áreas de la vida cotidiana.

Las grandes cifras están siendo contadas en estos días, tales como ese incremento de personas en situación de exclusión social que ya afecta a una de cada cuatro familias de la región. Y en el extremo de esa exclusión social, en lo que los autores del informe denominan “exclusión severa” se encuentran ya 26.000 hogares, lo que supondría unas 88.000 personas.

A ese colectivo de exclusión severa, la falta de recursos les impide incluso mantener el tratamiento médico recomendado porque no pueden afrontar los gastos de copagos o recetas. Según ese informe de Foessa, alrededor del 11% de los extremeños se ha visto obligado por su situación económica a dejar su tratamiento. Otro de los problemas que se están dando es la dificultad de acceder a las ayudas y ya hay unos 6.000 hogares que necesitan ayudas a la dependencia que no la están recibiendo.

Este informe que ha elaborado en todo el país un amplio equipo para Cáritas arroja demasiadas cifras preocupantes en Extremadura y no sólo en el aspecto económico, sino también educativo ya que alerta sobre el alto volumen de hogares con una formación educativa baja.

Según el equipo económico que ha realizado este trabajo, la gran exclusión que padece Extremadura y que genera en cascada un sinfín de exclusiones es el paro, la exclusión del empleo, sumado a un alto índice de trabajo irregular y de baja calidad.

El afán por la vivienda

A los economistas les ha llamado la atención en este trabajo el enorme afán, casi desmedido, de las familias extremeñas por tener vivienda en propiedad.

Pese a la dureza de la crisis, tener una casa en propiedad está grabado en los afanes de miles de familias que prefieren ahorrar en comida antes que renunciar a la vivienda en propiedad. El 9 por ciento de los hogares extremeños, una vez han hecho frente a los gastos de la vivienda, se quedan en una situación de exclusión severa, pero con la casa pagada.

Hay un dato muy revelador para los economistas: las familias extremeñas destinan casi un 40% de su gasto a la vivienda, una cifra que duplica el gasto medio del resto del país. Además, el informe arroja que los últimos cinco años el 12 por ciento de las viviendas cuentan con problemas de salubridad que acabarán afectando a la salud de sus inquilinos.

Menos mal que tener una vivienda en propiedad, haberse dejado la piel pagando una vivienda, permite ahora a muchos padres volver a acoger a sus hijos que se han quedado en el paro. En unos 4.000 hogares extremeños, otros tantos jóvenes han vuelto a casa de sus padres por problemas económicos con lo que eso supone de ruptura de planes de vida.

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