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El blog personal del director de elDiario.es, Ignacio Escolar. Está activo desde el año 2003.

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El extraño caso del candidato desaparecido en la campaña electoral ausente

Ignacio Escolar

Miguel Arias Cañete es el único cabeza de lista a las europeas que se ha negado a conceder una entrevista a eldiario.es. Todos los demás partidos con opción a sacar al menos un escaño han aceptado. Ya hemos entrevistado a Francisco Sosa Wagner (UPyD), Javier Nart (Ciudadanos), Alejo Vidal-Quadras (Vox), Florent Marcellesi (Primavera Europea - Equo), Josep Maria Terricabras (EPDD-ERC), Ana Miranda (BNG- EH Bildu), Simona Levi y Raúl Burillo (Partido X), Pablo Iglesias (Podemos). En los próximos días se publicarán las entrevistas a los candidatos de IU, Coalición por Europa (CiU, PNV, CC y CxG), y PSOE.

Todos responden. Todos menos el Partido Popular.

No es algo personal contra los periodistas y lectores de eldiario.es. Miguel Arias Cañete tampoco dará una entrevista a la radio más escuchada de España, la Cadena SER, al periódico de pago más leído, El País, a la principal agencia de noticias, EFE, al diario nativo digital de más audiencia, El Confidencial… El candidato del PP ha cancelado la mayoría de las entrevistas que tenía cerradas para esta semana. Por ahora, solo ha mantenido dos: en la COPE y en TVE.

No debe de haber muchos precedentes en el mundo de un candidato en campaña electoral que se esconda de los medios de comunicación. Lo normal es que sea al revés. ¿Las causas de este dislate? Parecen obvias. El macho Cañete “se teme”. No quiere que su “superioridad intelectual” se la vuelva a jugar. Sus declaraciones machistas han reventado su estrategia de campaña, que consistía en recordar la herencia socialista y no crispar, no vaya a ser que el electorado de izquierdas se fuese a movilizar. Ahora sus asesores –los mismos que le aconsejaron leer en el debate– creen que al PP les saldrá más barato esconder al homo Cañete en una cueva hasta que pasen las urnas que enfrentarse a las preguntas de la prensa.

¿Lo peor de todo? Que probablemente los asesores del PP tengan razón. En otros países sería inadmisible un candidato con la cabeza escondida en la arena, cual avestruz. Pero en España la falta de trasparencia apenas se penaliza electoralmente. No hay un gran castigo de los ciudadanos por no dar la cara. O, al menos, no parece que lo haya entre los votantes del PP.

La mejor prueba es el mismísimo Mariano Rajoy. Su lema funciona: como le dijo por SMS a la esposa de Luis Bárcenas, “la vida es resistir”. El presidente de un partido emponzoñado hasta el cuello en la corrupción ha sorteado su dimisión por la vía de cancelar ruedas de prensa, reducir al mínimo las entrevistas y, si no quedaba otra, contestar que “a la segunda ya tal”. Rajoy resiste, a pesar de que un juez ya ha certificado que había sobres en negro, contabilidad B y financiación irregular en el PP.

Incluso ese plasma en el que Mariano Rajoy se aparecía ante la prensa para mentir sobre Luis Bárcenas estaba pagado con dinero negro. Y ni siquiera así asumirá su responsabilidad. Pese a todo lo ocurrido, las encuestas dan al PP como probable ganador.

Que el PP más devaluado de la historia con el candidato más lamentable que se recuerda vaya a ganar estas elecciones es un síntoma terrible del estado del país: del Gobierno, y de la oposición. De confirmarse las encuestas, no solo sería un desastre para el PSOE –que cosecharía su peor resultado en unas europeas–, también una victoria pírrica para los demás partidos medianos y pequeños que, pese a mejorar notablemente sus resultados, seguirían muy lejos de convertirse en una alternativa de poder.

Si la audiencia de los debates electorales en televisión es un indicador adelantado, me temo que las encuestas acertarán. En la altísima abstención, porque los dos debates apenas han despertado el interés de los ciudadanos, y también en la pésima salud de hierro del bipartidismo. El cara a cara de Cañete y Valenciano fue el menos visto de la historia y consiguió una audiencia del 9,5%. ¿El debate a seis? La mitad: un 4,2%.

El bipartidismo pierde apoyo, pero por ahora nadie ocupa su lugar. Y el deterioro de la política que, entre otras cosas, provoca la impunidad con la que actúa el PP va a dar como resultado… una nueva victoria del PP.

Es como para hacérselo mirar.

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