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Almacenes de Osakidetza: la victoria estratégica
En los últimos días, hemos podido confirmar que Osakidetza renuncia a privatizar sus almacenes y abandona la idea de centralizarlos en Iurreta. Desde LAB pusimos hace tres años en marcha una estrategia antiprivatización que nos ha llevado a paralizar 200 millones de euros en más de una veintena de pliegos. Pero este caso, que suma otros 129 millones, tiene una trascendencia importantísima, más allá de su cuantía económica. El tipo de contrato mixto, de obra y servicio, exponía a las claras la intención de ceder la gestión de una infraestructura sanitaria pública a empresas privadas.
La noticia de su fracaso debe ser tenida en cuenta como una victoria estratégica de quienes cuestionamos el modelo sanitario actual, en el que se debilitan servicios tras años sin inversiones para plantear, cuando afloran los problemas, su cesión al negocio privado. Con los años, estas cesiones se convierten en una dependencia que nos debilita aún más frente a intereses capitalistas de primer orden en un ámbito sumamente importante como el sanitario. El resultado de la ecuación siempre incluye la precarizacion de las condiciones de trabajadores y trabajadoras.
Este proyecto era una apuesta clara por un modelo sanitario concreto muy permeable al 'lobby' empresarial. Además se ha pretendido sacar adelante con figuras contractuales como el dialogo competitivo que buscaba neutralizar las acciones de quienes llevamos años paralizando pliegos de externalización en Osakidetza.
La idea de esta plataforma logística surge en los despachos, con todas las taras que podía arrastrar. Su principal tara, que además supone una constante, es considerar, parte de los servicios del sistema sanitario público como complementarios. No es de extrañar que oigamos a Confebask en la mesa de salud calificar ciertos trabajos de complementarios, para defender su privatizacion, tal y como lo hace el PNV en su programa electoral al argumentar que en Osakidetza no se privatiza (salvo servicios complementarios, claro). Es absurdo no asumir, por ejemplo, que la limpieza de un hospital es fundamental o que también lo es tener un equipo de mantenimiento potente que te puede construir UCI en tiempo récord ante una hecatombe.
En 2020 entendimos que eran tareas esenciales. Pero, una vez restituido el statu quo neoliberal, el PNV ahora las califica de “complementarias” para justificar su mercadeo.
La apuesta fue anunciada por Gotzone Sagardui y se planteaba como revolucionaria la idea de una plataforma logística, que no aportaba novedad alguna salvo el paso de gigante que se pretendía dar en las políticas de privatización. Para LAB no hay duda que el principal motor para la construcción de esta infraestructura era la posterior cesión de su explotación a empresas privadas. Sin embargo, la justificación verbalizada por sus promotores ha sido en todo momento la eficacia en las compras. De ser así, quizás, quienes estén fallando son los gestores y es ahí donde haya que poner el foco.
En la comparecencia parlamentaria de esta semana donde se oficializaba la renuncia al proyecto pudimos volver a oír que en Osakidetza no se privatiza nada que no estuviese antes privatizado. Su desfachatez es insultante, cuando están renunciando a una privatizacion planeada de los almacenes y cuando los 100.000 candidatos de las listas de contratación de Osakidetza llevan meses sufriendo las consecuencias de otra privatización reciente, la de implantación de un sistema de gestión para las listas de contratación, que está sorteando con total impunidad la infinidad de perjuicios ocasionados a miles de personas que están en dichas listas de contratación.
En todo caso, el suministro de materiales a toda la red de Osakidetza es un tema de vital importancia y supone una tarea básica para el correcto funcionamiento de todo el sistema. Controlar esa cuestión para evitar roturas de 'stock' y avanzar en el camino de la soberanía sanitaria es fundamental. El suministro de material a los centros sanitarios debe ser público y debe estar protegido al máximo de lógicas paralelas con ánimo de lucro.
La actitud de las trabajadoras de los servicios de almacén ha sido la constante piedra en el zapato de los promotores del proyecto. Su accionar ha sido ejemplar e inteligente. Su protesta ha ido más allá de la evidente amenaza a sus puestos de trabajo. La defensa del carácter público de su fuerza de trabajo ha guiado su protesta en todo momento, acertando en el planteamiento y haciendo sentir la misma preocupación a plataformas y movimientos ciudadanos en defensa de la sanidad pública fuerte.
La mayoría de sindicatos de clase hemos participado y aprendido de estas movilizaciones a la vez que hemos emprendido acciones legales, enfrentando el proyecto desde todos los flancos, también desde el contencioso administrativo.
Todos los agentes involucrados en dar a conocer este caso han sido fundamentales para generar una opinión cada vez más potente cuestionando el proyecto. Esa posición, también se trasladó al grupo de trabajo de “infraestructuras” de la mesa de salud. En ella, LAB junto con EH Bildu expusimos al resto de organizaciones que el modelo de explotación (privado) de la infraestructura debía ser revisado. Y fue un posicionamiento ampliamente respaldado. Era evidente que ese pliego estaba bien atado y nació para ser vendido a alguna multinacional, por lo que revisar esa cuestión era anularlo desde su propia concepción y la consecuencia de su revisión era hundir el proyecto. Como ha sucedido.
Ahora se abre un nuevo escenario, había 129 millones (más sobrecostes) que se pensaban gastar en 10 años y tenemos una red de almacenes que necesitan inversiones desde hace décadas. Es momento de iniciar las inversiones necesarias de manera consensuada en unos servicios de los que depende toda Osakidetza.
El reto es inmenso, tras décadas de debilitamiento y privatizaciones. El modelo actual necesita una refundación que consagre términos como autosuficiencia, soberanía sanitaria, estabilidad, reversión, reducción de la dependencia, calidad, frente a las ideas y proyectos que esconden intereses ajenos a los de la población, que en la mayoría de casos son puramente mercantilistas.
Todo porque nos han hablado durante años de colaboración público-privada cuando en realidad nos estaban hablando de una confabulación cuyo último escalón es una puerta giratoria al final de la etapa al frente de las instituciones, ya sea en Keralty, en Vithas, en IMQ o en Petronor.