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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Bi-tri-cuatripartito ¿progresista?

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y el secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza

Iker Mojón

Candidato de Elkarrekin en las pasadas elecciones forales —

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El pasado 28 de mayo se celebraron en Hego Euskal Herria las elecciones municipales y forales donde EH Bildu fue la gran ganadora de la noche. La coalición abertzale consiguió imponerse al resto de fuerzas en la Diputación Foral de Gipuzkoa o el Ayuntamiento de Gasteiz, entre otros municipios, hasta entonces liderados por los jeltzales. La ilusión y la emoción llenaron rápidamente Tabakalera donde decidieron pasar la noche electoral los y las de Otegi que presumió de ser “la principal fuerza municipalista de Euskal Herria” y aunque cierto, esto no les garantizaría gobernar.

A la fuerza soberanista le surgen dos inconvenientes el PP y el PSE. El primero ha resultado ser determinante para dirimir las alcaldías de Gasteiz y Durango o el gobierno foral de Gipuzkoa. El segundo, partido rojo de cara, pero no de corazón, se ha decantado una vez más por reeditar su pacto con la derecha vasca a la que las urnas han castigado por falta de humildad como aseguraba el presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, el pasado 4 de junio para 'El Correo' en una pieza de balance electoral. En este reportaje también el secretario de los socialistas vascos, Eneko Andueza, aseguraba que esa alianza jeltzale-socialista les había pasado factura. “Hay un voto anti PNV que nos ha afectado”, decía, pero aun así han decidido mantenerse en ese pacto “de gobernabilidad”, que anunciaban el pasado 2 de junio sin ejes programáticos.

Aunque es cierto, que son tiempos difíciles para ser socialista en Euskal Herria porque se le plantean dos dilemas: pactar con su enemigo histórico, el Partido Popular, o ¡pactar con la ETA! (entiéndase esto como el cliché que intentan perpetuar los medios y las derechas sobre EH Bildu). Llegar a acuerdos con EH Bildu puede valerles para sacar adelante medidas en el seno del Gobierno de Coalición o para gobernar en Navarra, pero no para compartir gobierno o empujarles a los mismos porque eso implicaría tener que explicar en Murcia, a ese votante que oscila entre PP y PSOE, cómo puede unirse o apoyar en Gasteiz, Iruñea o Gipuzkoa a los independentistas. Además, otorgaría una baza al PP en la campaña electoral para las elecciones generales del 23 de julio. Puedo escuchar ya a Feijóo en Antena 3 diciendo “Sánchez ha pactado con Bildu” y a Ayuso subiendo la apuesta, “ETA sigue viva gracias a Sánchez”.

En cambio, con el PP, aunque intenten borrarlo, negarlo y olvidarlo no les supone tanta dificultad pactar, puesto que ya lo han hecho en numerosas ocasiones esta legislatura en la reforma de la ley del solo sí es sí o en la exclusión de los perros de caza de la ley de bienestar animal. Pero es que además, Patxi López pudo ser Lehendakari gracias a los votos del PP. Tampoco es baladí que el PSE, que se autodefínete como de izquierdas, necesitará de los votos de dos partidos de derecha como el PNV y el PP para que Maider Etxebarria sea alcaldesa de Gasteiz. Una vez más el PSE mirando a la derecha, aunque lo verdaderamente incongruente será ver a los socialistas vascos señalar en campaña electoral lo malos que son los populares después de haberse apoyado en ellos.

Sin embargo, hay algo que obvian desde el PSE, buscar refugio ahora en el partido de la gaviota les otorga una arma arrojadiza para la campaña electoral: hablar de su utilidad para mantener a los “separatistas” a raya y que el único voto que vale para frenarlos es al PP. Que como hemos podido ver ha tenido éxito en la campaña del 28M para la victoria popular en el Estado y la remontada en la CAV. Es por eso que aunque la coalición abertzale ganase en los comicios municipales, la suya es una victoria agridulce pues no gobernarán en muchos de los municipios por la falta de apoyos. Solo podrán contar con los votos favorables de Elkarrekin Podemos, que ha perdido apoyos “por las peleas internas” como aseguraba la diputada de Unidas Podemos, Pilar Garrido.

Ante esta situación de bloqueo a los soberanistas, ¿qué hacer? La verdad es que el margen de maniobra es casi nulo con un PP que no permitirá que gobiernen los independentistas, un PSE que mira a la derecha y un PNV que no soltará las instituciones. La estrategia de los de Otegi ha sido apelar al mantra de la lista más votada, asumiendo el relato del Partido Popular. Esta tesis no se sostiene porque ya en 2015 EH Bildu, junto con Irabazi (Ezker Anitza-IU+Equo) y Podemos, no permitió que Javier Maroto fuese alcalde e invistieron a Gorka Urtaran. Pero es que además, ¿el próximo 24 de julio si el PP gana las elecciones, pero la suma da para poder impedir que gobierne, lo permitirán por ser la lista más votada?¿Permitirán que UPN gobierne en Iruñea por ser la primera fuerza? La respuesta a todo eso es no.

La política actual no consiste en quién es el más votado, sino en quién logra más apoyos dentro de una lógica de bloques. Asumir el marco del PP de la lista más votada es de una falta de originalidad grande por parte de la izquierda abertzale y en parte de una falta de responsabilidad porque abre la puerta a que se tache a gobiernos de “ílegitimos”. Es entrar en el juego de la derecha. Por eso, la estrategia no debe ser la de la lista más votada, sino la intención de construir gobiernos progresistas que mejoren la vida de la gente y de verdad pongan en el centro los intereses de la población frente a los privados.

Por eso en estos días ha sonado de nuevo la canción del tripartito de izquierdas entre EH Bildu, el PSE y Elkarrekin Podemos, que ya se planteó por parte de los de Gorrotxategi en las últimas elecciones vascas en 2020, con poco éxito. Si bien la situación ha cambiado pues ahora los y las soberanistas han logrado ser primera fuerza ante una demanda clara de la sociedad de echar al PNV de los gobiernos. Por eso la opción propuesta por Madalen Iriarte que después Rocío Vitero, candidata a alcaldesa de Gasteiz de EH Bildu, rescató de un acuerdo “de mínimos” entre EH Bildu, PNV, PSE y Elkarrekin Podemos no se sostiene, porque la ciudadanía ya ha dicho que con el PNV no. Además, no cabe progreso con quienes privatizan y recortan los servicios públicos. Ese cuatripartito no tiene sentido.

Aún con todo, la pelota está en el tejado del PSE, ¿quieren seguir apoyando al PNV y seguir sufriendo el voto anti PNV que les perjudica o virarán a la izquierda para construir un futuro de progreso? Para esta legislatura su decisión está tomada: materializar su conservadurismo. A pesar de que Pedro Sánchez en su campaña estatal ya viste la chaqueta de pana y alerta de la manipulación mediática, los socialistas vascos de Andueza no apoyarán a Vitero como alcaldesa, ni a Maddalen Iriarte en la Diputación Foral de Gipuzkoa y los socialistas navarros de Chivite le entregarán la alcaldía a la derecha rancia de UPN en vez de apoyar a Joseba Asiron (EH Bildu), pero sí buscarán sus votos para gobernar la comunidad foral, exigiéndoles una responsabilidad que ellos y ellas no tienen. Una vez más los socialistas abrazan a la derecha y agachan la cabeza ante los medios predominantes que claman ETA más de 10 años después de su disolución para desprestigiar una opción política democrática y legítima, no lo digo yo, lo dice Zapatero.

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