Jefes y trabajadores exhiben su temor por el futuro de las redes de salud mental de Osakidetza, un “referente” en España

Dieciséis jefes de servicio y de unidad de las tres redes de salud mental (RSM) de Osakidetza, las de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, han enviado este lunes una carta al consejero de Salud, Alberto Martínez, y a la nueva directora general, Lore Bilbao, expresando su “preocupación” ante los “rumores” de una “reorganización” de la estructura interna. Otro documento, firmado por “trabajadores” de estas mismas organizaciones, apunta directamente a la posible “desaparición” de esas RSM y a su integración en las actuales comarcas sanitarias, conocidas por las siglas OSI. Fuentes del Gobierno vasco, por el contrario, inciden que lo único real en este momento es que hay abierto un proceso de “reflexión” para que, “antes de final de año”, el consejo asesor de la materia emita una propuesta con el objetivo de mejorar el “itinerario” de los pacientes y familiares con patologías psicológicas y psiquiátricas y se eviten los “escalones” que se han detectado.

Hace unos años, en 2017, Osakidetza completó una reorganización integrando en demarcaciones territoriales llamadas OSI (Organización Sanitaria Integrada) todos los hospitales generales de agudos y centros de salud de un ámbito. Solamente quedaron fuera los hospitales de crónicos de Gorliz y Santa Marina, en Bizkaia, y las redes de salud mental de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. En la RSM alavesa hay un hospital psiquátrico, el de Vitoria, y varios centros de apoyo. En la de Bizkaia son tres los hospitales (Zaldibar, Bermeo y Zamudio), además de los otros recursos. En el caso de Gipuzkoa, toda la atención hospitalaria está externalizada con centros privados concertados, aunque sí hay servicios no hospitalarios de gestión directa. Osakidetza dota estas organizaciones con unos 1.600 profesionales, gestiona 450 camas en los cuatro hospitales, 73 centros de otro tipo y, en total, atendió en 2024 a 120.000 pacientes.

El consejero de Salud asumió como reto de inicio de esta legislatura legislatura, hace ahora un año, cerrar un pacto para mejorar Osakidetza. Una de las subáreas de trabajo de la mesa fue, precisamente, la de salud mental. Fue uno de los grupos que más debate suscitó y en el que el consenso fue más dificultoso junto con los de euskera y privatización de servicios, como recogió en junio este periódico. Finalmente, con una redacción calculadamente genérica para integrar sensibilidades, se planteó iniciar una reflexión pero desde la constatación de que la atención tiene puntos débiles y desequilibrios territoriales, como muestra el hecho de que no haya ningún hospital público en toda Gipuzkoa. El acuerdo se cerró en junio, aunque en la fotografía del pacto no aparecieron ni el grueso de los sindicatos ni buena parte de la oposición política. El foro reunió al Gobierno con partidos, centrales sindicales, colegios profesionales, universidades o asociaciones de pacientes.

Así, al calor de ese acuerdo, se ha conformado este otoño un grupo de trabajo más reducido que el consejo asesor para temas de salud mental y es el que ha empezado ya a analizar posibles cambios en la estructura de Osakidetza. Sin embargo, en las últimas semanas las voces críticas dentro del Servicio Vasco de Salud están creciendo al extenderse la idea de que ya hay una decisión tomada de antemano, la de disolver las RSM e integrarlas en las OSI actuales. Se remarca que ya cuando se integró la atención hospitalaria y primaria hubo tensiones y que se hizo desde el prisma del “hospitalocentrismo”.

El último movimiento en este sentido es la carta de dieciséis altos cargos de las tres RSM, doce de Bizkaia, dos de Gipuzkoa y otros de Álava. Todos ellos son jefes de servicio o de unidad y algunos de ellos, además, forman parte de los grupos de trabajo creados para reflexionar sobre los cambios. La misiva, a la que ha tenido acceso este periódico, va dirigida al consejero Martínez y a Bilbao, que apenas lleva tres meses en el cargo tras los cambios casi totales en la cúpula de la Sanidad vasca acontecidos antes de las vacaciones de agosto, precisamente después de cerrado el pacto de salud.

En la carta, se denuncia que el grupo reducido creado 'ad hoc' para plantear una propuesta “se aleja notablemente” del “espíritu” de lo planteado en el pacto de salud. De hecho, se recuerda que dos personas lo han abandonado ya en señal de protesta. Aluden a un riesgo “evidente” de “enfrentamiento interno” si se aplican cambios no consensuados y a que se puede poner “en peligro” un modelo de salud mental “referente a nivel estatal”. Sostienen que, aunque haya “tensiones aisladas”, la coordinación con los hospitales generales es satisfactoria actualmente. “No creemos un problema donde antes no lo había”, le piden los jefes sanitarios a los cargos políticos de la Sanidad vasca. Reclaman, igualmente, una reunión “inmediata” para tratar el tema.

El otro escrito, el que está circulando entre los trabajadores de base, apunta a “sospechas fundadas” del final de las RSM e incluso adjuntan algunos documentos que lo sugerirían referidos a centros como el hospital de Cruces de Barakaldo, que es el de procedencia del propio consejero. Entre otros puntos, critican que esto implicaría romper equipos de trabajo y eliminar un servicio “específico” y “finalista” con prespuestos y personal propios.

Sin embargo, fuentes del equipo de Martínez llaman a la cautela. Explican que se está respetando escrupulosamente la 'hoja de ruta' marcada y que no hay ninguna decisión cerrada, ni en un sentido ni en el contrario. Señalan que el grupo de trabajo sigue en marcha, que está recabando experiencias de otros modelos como los de Asturias, Madrid o Catalunya y que será antes de que acabe 2025 cuando eleve un planteamiento al consejo asesor para que se haga ya una propuesta definitiva. Se recalca que son los pacientes y sus familias los que han de estar en el centro y que el modelo debe responder a sus necesidades, a que no se produzcan “escalones” en la atención entre la red general -que también tiene servicios de atención psiquiátrica- y la red especializada.

Insiste también el Ejecutivo en que, sea cual sea la propuesta, en ningún caso habrá afecciones a los derechos laborales de los 1.600 profesionales de Osakidetza adscritos a las RSM, otro punto que suscita temores. Apuntan, igualmente, que la introducción de refuerzos de psicólogos en los ambulatorios, una de las últimas novedades presentadas, se ha hecho también respetando a los equipos de psicología clínica de las RSM.

elDiario.es/Euskadi

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