Aida García Orio, activista y modelo: “Nos enfrentamos a la gordofobia en todos los ámbitos, desde el médico hasta el trabajo”

El día que Aida García Orio nació, el 11 de abril de 1997 en Bilbao, pesó más que sus tres hermanos. La joven bromea al contar esa anécdota para afirmar con una voz segura y sin tapujos que siempre ha sido una persona gorda. “En mi entorno decían que estaba rellenita o fuertecita y no. Yo soy gorda desde que nací. Ahora puedo decir que soy gorda sin sufrir por decirlo”, confiesa García Orio, educadora social, activista y modelo.

Ha llegado a representar a Bizkaia en el certamen de belleza Miss International Curvy y a través de sus redes sociales trata de concienciar a la sociedad de que el peso es tan solo un número. “La gordofobia es un sistema que está dentro otro sistema más grande y que nos afecta en todos los ámbitos de nuestra vida. A las personas gordas en el médico no se nos atiende de la misma manera que a las personas delgadas, eso es un hecho y está estudiado. Pero también ocurre cuando voy al teatro y no entro en la silla o no puedo ir a un parque de atracciones o un parque acuático porque literalmente no entro. O igual sí que entro, porque no todos los cuerpos gordos son del mismo tamaño, pero no lo voy a vivir de la misma manera que una persona delgada. También se habla mucho de la gordofobia en lo laboral, que no tienes las mismas oportunidades por ejemplo a la hora de trabajar en una tienda de ropa o de cara al público”, lamenta la joven que defiende que la esperanza ante la ola de retroceso que ataca la diversidad corporal es nutrirse de personas que como ella luchan cada día por un mundo más justo que respete al resto tal y como son.

¿Cómo comenzó su labor como activista?

Soy educadora social, la reivindicación y la lucha por la transformación social van en mi ADN. Desde siempre he luchado por lo que me parece injusto, es algo natural en mí. Es más fácil empezar reivindicando por lo que salpica que en mi caso es el ser mujer y también gorda, por lo que lucho por sus derechos. Comencé con el activismo en las redes y con las charlas después de entrar en el mundo del modelaje.

¿Cómo comenzó sus andadas como modelo?

Desde pequeña he sido modelo de cabello. Es algo que mucha gente no sabe, pero existen las modelos de pelo. En muchas peluquerías cuando enseñan moños, la de la foto es mi cabeza. Al principio hacíamos catálogos en formato libros y ahora nos dedicamos a las redes sociales, pero mi primera oportunidad como modelo más allá del pelo fue cuando estaba en la Universidad. Un día llegó una persona que buscaba modelos para su agencia y me apunté al casting. Recuerdo que había unas chicas en mi clase que estaban seguras de que a ellas las iban a coger porque tenían cuerpos muy normativos y se sorprendieron mucho cuando les dije que yo también me presentaba, aunque fuera gorda. El casting fue en un hotel de Bilbao, hice una entrevista, un book de fotos y, a los finalistas, nos dieron un sobre. Yo me levanté sin abrirlo porque estaba segura de que no me habrían seleccionado. Cuando me iba a ir una de las responsables del casting me preguntó por qué no abría el sobre, lo hice y vi que era un contrato por dos años. Así firmé mi primer contrato en una agencia de modelos. Después participé en el certamen Miss International Curvy y gané la corona de Bizkaia en 2022, pero no llegué a Miss España. Uno de los requisitos para el certamen era crear un perfil de Instagram exclusivo sobre el tema del modelaje y ahí empecé a publicar fotografías y poco a poco fui adentrándome en el activismo.

Por las pasarelas más importantes del mundo han pasado solo una veintena de personas gordas, estamos hablando del 0,9% del total incluyendo mujeres, hombres y personas LGTBIQ+

También es educadora social. ¿Cómo viven las nuevas generaciones el tema de la diversidad corporal ahora que en redes sociales está habiendo una vuelta a la delgadez extrema como objetivo?

Lo que yo suelo decir es que el móvil es una extensión del cuerpo. Y ese móvil, como si fuera un órgano más, nos da información. Luego nosotras tenemos que ser las que construyamos una respuesta a esa información. Es cierto que en los últimos años ha habido cambios y de repente vemos modelos gordas en Victoria's Secret o marcas utilizan a personas gordas en sus anuncios, pero hay estudios que están categorizando la situación actual como regresión. Consideran que el año 2025 es el año de la regresión porque aunque se vean más perfiles o parezca que haya más diversidad, la realidad es otra. Por las pasarelas más importantes del mundo han pasado solo una veintena de personas gordas, estamos hablando del 0,9% del total incluyendo mujeres, hombres y personas LGTBIQ+. Yo ahora estoy trabajando en un centro de ocio inclusivo, pero también he trabajado en hogares de menores, en institutos y sigo dando charlas y participando en eventos que tienen que ver con esto. Considero que hay mucho camino aún por recorrer, porque hay mucha gente que está sufriendo únicamente por tener un cuerpo diferente.

Muchas activistas denuncian que la gordofobia también se vive en el sistema sanitario. ¿Considera que así es?

La gordofobia es un sistema que está dentro de un sistema más grande y que nos afecta en todos los ámbitos de nuestra vida. A las personas gordas en el médico no se nos atiende de la misma manera que a las personas delgadas, eso es un hecho y está estudiado. Pero también ocurre cuando voy al teatro y no entro en la silla o no puedo ir a un parque de atracciones o un parque acuático porque literalmente no entro. O igual sí que entro, porque no todos los cuerpos gordos son del mismo tamaño, pero no lo voy a vivir de la misma manera que una persona delgada. También se habla mucho de la gordofobia en lo laboral, que no tienes las mismas oportunidades por ejemplo a la hora de trabajar en una tienda de ropa o de cara al público. En mi caso yo no compro en tiendas físicas, pero no ahora porque esté de moda comprar online, sino toda mi vida. Siempre he heredado ropa de mis hermanos o muchas veces me tenía que comprar la ropa en la sección de “señora” porque las tallas eran más grandes. Otro de los ámbitos en los que se vive mucha gordofobia es en las consultas de nutricionistas, porque ahora existen las nutricionistas holísticas, pero mucha gente no sabe qué significa.

¿Qué significa la nutrición holística?

Son nutricionistas no pesocentristas, no ponen el foco en el peso y entienden que un cuerpo gordo no tiene por qué ser un cuerpo enfermo. Para ellos el número es una cifra, pero no define y no utilizan el famoso índice de Masa Corporal (IMC) que ya está obsoleto porque hay estudios que han probado que no sirve para nada.

¿La sociedad prefiere ver a las personas enfermas a verlas gordas?

Claro. Pasa mucho cuando de repente una persona adelgaza y la gente le dice que qué guapa está o cómo lo ha conseguido y es porque tiene cáncer u otra enfermedad. O esas personas que toman medicamentos para personas diabéticas como Ozempic para adelgazar. Eso es algo que se está normalizando de una forma brutal, de hecho el otro día me dijeron que es un tema que se está hablando hasta en los parques entre madres que deciden usarlo para perder peso. No somos conscientes de los riesgos que eso conlleva porque hay personas que se están quedando ciegas por los efectos secundarios o están teniendo verdaderos problemas de salud que no hubieran tenido de no haber consumido esos medicamentos, además de que se está desabasteciendo a las personas que realmente lo necesitan.

¿Cree que a raíz de estos medicamentos se están perdiendo las figuras referentes de personas gordas porque las que había ya lo están consumiendo y están adelganzando?

No lo creo. Sigue habiendo personas gordas que son referentes, aunque es cierto que a mí como persona gorda, me han educado y he crecido pensando que mi cuerpo es algo pasajero hasta que consiga ser delgada.

Hay que romper con la imagen de que la persona gorda es vaga, no es deportista y no es capaz porque se pasa el día comiendo donuts y hamburguesas

¿Ser una persona gorda en redes sociales supone exponerse a peligros de ataques o comentarios?

Por supuesto. Hay una sexualización extrema que sufrimos las mujeres gordas en redes sociales, no sé si llamarlo fetiche, pero a mí hay hombres que me siguen simplemente por el cuerpo que tengo, no les importa para nada mi activismo ni lo que digo. Les atrae mi gordura y ya. Hace poco me empezaron a hablar varios hombres pidiéndome fotos y resulta que descubrí que alguien se hacía pasar por mí y utilizaba mis imágenes para pedir dinero a cambio de fotos más explícitas, como si fuera un onlyfans y estafó a muchos hombres que pagaron por ello y luego me reclamaban a mí. Nunca se supo quién era esa persona, cerraron la cuenta pero esos hombres no recuperaron su dinero.

¿Cómo enfrentarse a ese retroceso con respecto a la diversidad corporal? ¿Hay esperanza?

La esperanza es intentar nutrirte de gente que está luchando por ello. Ahora hay muchos activistas, conferencias, encuentros con profesionales. También hay referentes, aunque sean pocos, en cine o en series. Y eso va educando la mirada. Pero lo más importante para ello es aprender de una vez que de los cuerpos ajenos no se habla, no es difícil no hablar del cuerpo de otra persona y es algo que tenemos súper normalizado. Otra de las cuestiones importantes es que el lenguaje va cambiando, en mi entorno decían que estaba rellenita o fuertecita y no. Yo soy gorda desde que nací, tengo tres hermanos y yo soy la que más pesé de los tres en el parto. Y ahora puedo decir que soy gorda sin sufrir por decirlo. En lugar de fijarnos en lo negativo deberíamos fijarnos en lo positivo de todo esto y romper con la imagen de que la persona gorda es vaga, no es deportista y no es capaz porque se pasa el día comiendo donuts y hamburguesas. Ese es el camino.