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El Festival de Mérida desviste a Alejandro Magno para hablar de sexualidad y tolerancia

Parte del elenco de 'Alejandro y el eunuco persa', escrita por Miguel Murillo y dirigida por Pedro A. Penco, en el centro

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Diversidad, sexualidad y libertad convergen en 'Alejandro y el eunuco persa', la segunda obra del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, en la que su director, Pedro Penco, pretende desnudar al belicoso rey macedonio para ofrecernos su lado más dulce, amoroso, íntimo y vulnerable.

Desde el prisma más puro del amor y sin la existencia de las actuales etiquetas con las que pretende dar respuesta a la diversidad en orientaciones sexuales, identidades y relaciones afectivas, la obra, sobre un texto de Miguel Murillo y bajo la dirección y dramaturgia de Pedro Penco, se estrena este miércoles con cinco funciones.

Bajo este contexto, otro tres satélites orbitan alrededor de Alejandro: su deseo de integración desde el respeto, la voluntad de aunar culturas para enriquecer y el viaje espiritual de Occidente a Oriente.

El macedonio, que en el amor puro no tenía esa estrategia de la que presumía y demostró en los campos de batalla, es interpretado por Guillermo Serrano, quien tuvo en Bagoas, un eunuco persa al que da vida Miguel Ángel Amor, el bastón más dulce y de plenitud vital.

Ambos actores, así como David Gutiérrez y la actriz Ana García, han estado presentes este lunes en la presentación de la obra, celebrada en Mérida, junto a Pedro Penco; el director del festival, Jesús Cimarro; la consejera extremeña de Cultura, Victoria Bazaga, y el portavoz del consistorio emeritense, Julio César Fuster.

El amor entre Alejandro y Bagoas es también un recorrido de conceptos, pues si en Grecia las relaciones entre hombres carecían de tapujos, comentarios y prohibiciones, en Persia existía un desprecio absoluto a las mismas. Este choque de culturas es absorbido y diluido en el vaso del amor puro, ha apuntado Penco.

Murillo ha buceado en la novela 'El muchacho persa', de Mary Renault, para ofrecer la desnudez más íntima de Alejandro Magno, en la que también entran los celos, pues el macedonio se rodeó en su esfera más íntimas de más personas, como Hefestión (David Gutiérrez) y Roxana (Ana García), con la que se casó con el único objeto de tener descendencia, ha explicado la actriz. Es “un canto al orgullo de las muchas maneras de amar”, ha dicho Miguel Ángel Amor.

Lo único que despreciaba Alejandro era el sentido de la posesión, un criterio que en cierta medida también trasladó a su visión geopolítica, pues, si bien sus conquistas conllevaron muerte, también fueron acompañadas de dosis de perdón y respeto, han expuesto en la rueda de prensa.

Por si fuera poco, la obra también busca describir el aire de deidad que envolvía a Alejandro Magno, no sólo por sus victorias heroicas sino también por el mensaje que en este sentido le inculca su madre, Olimpia, papel que interpreta Paula Iwasaki.

'Alejandro y el eunuco persa' es una coproducción del Festival de Mérida, Pablo Pérez de Lazárrga y La Bola Producciones, sello extremeño tanto al frente de la obra como sobre los escenarios.

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