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Merida pierde el Silo

Los silos de trigo, imponentes figuras en nuestro paisaje, por lo que algunos las han denominado las "Catedrales del siglo XX"

Antonio L. Vélez Saavedra - Asociación de Amigos de Mérida

Una muy mala noticia, la Junta de Extremadura ha paralizado los trámites para declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) el silo de Mérida, en la categoría de monumento. Se trata de un procedimiento que se inició por parte de la Administración regional hace dos años.

La iniciativa partió del Ayuntamiento de Mérida, apoyado en el informe elaborado por los cronistas oficiales de la ciudad. Igualmente, se contó con los informes de la Universidad de Extremadura y la Real Academia de Extremadura de las Artes y de las Letras, siendo ambos favorables a la declaración del gran Silo de cereal como Bien de Interés Cultural. De la misma forma, fue favorable el informe de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico.

Todos esos informes documentan y avalan la importancia y singularidad del edificio, como exponente de la arquitectura industrial, y de su monumentalismo, por el que se denominaba a los silos de trigo las 'Catedrales del siglo XX'. En definitiva, el Silo de Mérida está estrechamente ligado a la historia, al patrimonio industrial y a la imagen de la ciudad y es referente único de este tipo de edificios en Extremadura. Un Silo del mismo tipo que el de Mérida, como es el de Córdoba, está ya hace años catalogado como Bien de Interés Cultural y cedido del Ministerio a la Junta de Andalucía, manteniendo un uso museístico.

Pese a todos los informes favorables la Junta ha decidido anular su declaración como Bien de Interés Cultural, y los motivos de esta paralización no están muy claros, y según parece son de tipo administrativo, burocracia entre el Ministerio y la Junta. Esto no tiene mucho sentido una vez está sobradamente documentado su interés patrimonial, histórico y cultural, y esto debería ser suficiente para que se garantizase la integridad del edificio, por encima de otros problemas entre administraciones.

En la situación actual, la declaración de Bien de Interés Cultural no impide la venta del inmueble, pero sí anula su protección, de forma que el comprador podría menoscabar su valor histórico y patrimonial, e incluso, al no estar catalogado el edificio, derribarlo. La revocación del proceso de protección del edificio abre esa posibilidad, más aún abre la de la especulación urbanística, ya que el Silo además del propio edificio cuenta con un terreno de 12.463 metros cuadrados situados en el centro de Mérida, en plena zona turística.

Ante este panorama es prioritario que las instituciones tengan visión de futuro y colaboren para conseguir la propiedad del edificio del Silo de Mérida, con el fin básico de asegurar su conservación. A partir de ahí cabrán muchas propuestas para el uso del espacio que, aparte de su propio valor bien pudiera, por ejemplo, servir de museo  para que las miles de piezas arqueológicas actuales y las futuras, no expuestas y apiñadas en distintos almacenes, puedan tener una vida menos anónima y más didáctica, convirtiendo el Silo en el museo regional del que Mérida carece, o en un anexo del Museo Nacional de Arte Romano, con el que podría compartir líneas de especialización en el ámbito de la Arqueología y la restauración de piezas, lo que generaría un potencial de formación y empleo muy interesante.

También sería muy beneficioso para el turismo por su cercanía a la zona monumental y porque se añadiría al circuito turístico de la ciudad, ampliando el recorrido de visita y sirviendo de enlace con la zona del Circo Romano y Acueducto de San Lázaro, además de contar junto al mismo con una zona de esparcimiento para los visitantes en el parque de los jardines del hipódromo.

Se mire por donde se mire perder un Bien de Interés Cultural, y más aun de este nivel, es una pésima noticia para la ciudad, y es lamentable que desde el Gobierno central solo se piense en su venta, e igualmente sorprende de forma negativa que desde las instituciones extremeñas no exista la altura de miras necesaria para ver el beneficio que supondría en muchos sentidos,  principalmente para el turismo local y regional la adquisición del monumental edificio, ubicado magníficamente en la zona de mayor afluencia de visitantes a la ciudad.

Aún se está a tiempo, instar desde aquí a las instituciones como el Ayuntamiento de Mérida, la Universidad de Extremadura y la Real Academia de Extremadura de las Artes y de las Letras, así como a la propia Junta de Extremadura a que actúen para rectificar la decisión de anular la declaración de Bien de Interés Cultural, y que se apueste por su gestión pública para beneficio de la sociedad, no demos por perdido el Silo.

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