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Ballenas en la costa gallega: una presencia habitual, más evidente este año, de la que los expertos piden no hacer una atracción

Una ballena nadando en el entorno de las Illas Cíes.

Beatriz Muñoz

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En los últimos días los avistamientos de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus) en la costa gallega, especialmente en el entorno de las islas que hay frente a las Rías Baixas, han sido frecuentes. Lo atestiguan las fotografías y vídeos que circulan en redes sociales. Su presencia en esta época es habitual. Las aguas gallegas están en su ruta migratoria, que en este momento del año toman en sentido sur, hacia el continente africano. Pero en esta ocasión se está haciendo más evidente, señala la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), que pide a los barcos que no se acerquen a ellas para evitar ahuyentarlas.

Los motivos de que su presencia esté resultado más llamativa estos días son varios para Alfredo López, portavoz de Cemma. Este año, dice, los animales parecen estar pasando más cerca de la costa, así que son más fáciles de ver. Y, cuando eso pasa, aparece el segundo motivo: la facilidad para tomar imágenes con un móvil y compartirlas. La tercera razón que el biólogo cree que está influyendo es que “posiblemente haya un pequeño aumento de la densidad de ballenas cerca de la costa”. Añade que esto no hay que interpretarlo como que ha aumentado la población de rorcuales: “Simplemente es un cambio del lugar por el que navegan”.

López añade que no está claro cuándo se marcharán de esta zona porque eso depende del alimento que encuentren. Cuando se acabe, avanzarán hacia otras aguas. Otros años esto ha ocurrido a principios de octubre. El experto pide a las embarcaciones que no se acerquen a las ballenas, muy sensibles a los ruidos y a la presencia humana. “Nosotros mismos, cuando hacemos los estudios, nos damos cuenta de que cualquier acercamiento -a veces tenemos que hacer alguno, con las autorizaciones pertinentes, para recoger datos biológicos- provoca una reacción de los animales, que se marchan”. Dice que están notando un interés, al que se refiere como “una especie de fiebre del oro”, que no comprende: “Se han detectado varias embarcaciones llevando a turistas o siguiéndolos”. Esto, recuerda, no está permitido y tiene un impacto negativo sobre los rorcuales.

El Parque Nacional das Illas Atlánticas también ha publicado información sobre las ballenas, que se están viendo cerca de sus aguas, en el entorno de las Illas Cíes o Sálvora. Se han avistado, señala, manadas de varias decenas de individuos. En su explicación indica que septiembre es época de afloramientos -un fenómeno en el que el viento empuja las aguas superficiales y hace emerger las que están inmediatamente debajo, ricas en nutrientes- en las Rías Baixas. Los rorcuales comunes que suelen pasar por las costas gallegas se alimentan de kril, crustáceos diminutos. Las ballenas lo buscan en la boca de las rías y aguas cercanas a las islas.

Estas ballenas, que miden entre 10 y 14 metros habitualmente, no se suelen dejar ver al completo. Lo más normal en los avistamientos es que asome una aleta y parte del cuerpo. “Lo que más las delata es el soplo que expulsan por el espiráculo cuando salen a respirar y también el sonido que emiten”, expone el Parque Nacional, que insiste también en que son “muy sensibles a los ruidos de las embarcaciones” y pide que la observación sea “muy cautelosa y siempre manteniendo una distancia prudente y silenciosa”.

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