Una encuesta en Galicia concluye que los institutos no son espacios seguros LGTBI: el 81% han sido agredidos
Una encuesta realizada por la investigadora Estrella Ramil concluye que los institutos gallegos no son espacios seguros para las personas del colectivo LGTB. El 81% de los alumnos de este colectivo declararon que han sufrido algún tipo de agresión, fundamentalmente insultos y bromas en los que han participado compañeros, pero también profesores en algunos casos. El estudio se basa en las respuestas de 503 alumnos y alumnas de siete centros de educación secundaria y las de 74 docentes de 29 centros en una encuesta a través de internet. También se incorporó la información de tres grupos focales en los que participaron 14 integrantes de la Rede Educativa de Apoio LGTBIQ+ de Galicia, de la Asociación de familias de menores trans (Arelas) y de Avante LGTBI+ Galiza.
Con los datos del estudio, la ONGD Asociación Galega de Comunicación para o Cambio Social (Agareso) denuncia que las personas LGTB no encuentran un espacio de seguridad en los centros educativos de secundaria. La autora asegura que hay cada vez más visibilidad, pero llama a tomar conciencia de que el alumnado “se sigue enfrentando a múltiples situaciones de LGTBIfobia o bullying LGTB”. Recalca que el rechazo y la participación en las agresiones es “especialmente preocupante” en los hombres cisgénero heterosexuales, por lo que pide abordar de forma urgente el trabajo “sobre las masculinidades hegemónicas, los privilegios y la responsabilidad de los jóvenes ante las desigualdades”.
De acuerdo con la encuesta, el 23% del profesorado y el 28% del alumnado forman parte del colectivo. De los participantes, un 4,58% de los estudiantes señalaron que son trans, un 19% manifestaron tener una orientación sexual no normativa y el 9% dijeron estar en proceso de definirse. La realidad no se traduce en visibilidad, dice el estudio, que señala que el 54% mantienen en secreto su orientación sexual. Solo el 36% dicen sentirse libres para expresarse sobre identidad u orientación sexual. Los motivos fundamentales son, según Estrella Ramil, el miedo a las amenazas, a un trato diferente o al acoso.
El 69% de los docentes que respondieron a las preguntas aseguraron que han presenciado algún tipo de agresión contra alguien del colectivo LGTB y el 17% de los alumnos y alumnas cishetero admitió haber participado en algún ataque “en un contexto de broma”. Además de las más frecuentes bromas e insultos, alumnado y docentes indican que han presenciado situaciones de aislamiento, que han sufrido sobre todo personas trans. La mayoría de los estudiantes declaran aceptar a estas personas, pero uno de cada tres chicos cishetero admiten que no.
Para Agareso, las cifras sobre las reacciones que tiene el alumnado cuando presencia agresiones son “muy preocupantes”. El 46% dice que sí defendería a su compañero o compañera, pero el 30% asegura que no haría nada, el 19% que no sabría qué hacer y el 5% que se uniría al ataque. Ramil recalca que esto significa que hay muchos espacios en los que una persona LGTB sería “muy vulnerable”.
El estudio también muestra lo que la ONG califica de prejuicios y estereotipos: las personas trans son percibidas con más frecuencia como enfermas o infelices, mientras que las bisexuales son vistas más a menudo como promiscuas y las homosexuales, como caprichosas y egoístas. En cuanto a los cambios sociales, los alumnos participantes manifestaron en un 16% que son negativos los avances en materia LGTBIQ+ y en un 18% que el fortalecimiento del movimiento feminista es negativo.
Al recibir contenidos discriminatorios en las redes sociales -solo uno de cada cuatro estudiantes dice que no le llegan-, el 26% dice no hacer nada al respecto; el 28% señala que se ríe de forma cómplice, pero no reenvía; el 17% sí lo comparte a su vez; y el 13% adopta un rol activo contra estos contenidos, bien haciendo comentarios, bien denunciando en la propia red social o ante familiares o docentes. Ramil concluye que son las personas LGTB las que más reaccionan porque están más concienciadas sobre las discriminaciones y pide hacer frente a “la creciente ola de fuerzas ultraconservadoras que amenazan los logros conseguidos”.
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