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Los médicos gallegos llevan al Supremo el plan de la Xunta que da competencias médicas a personal administrativo

Un centro de salud de Galicia.

Beatriz Muñoz

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El Consello Galego de Colexios Médicos va a llevar al Tribunal Supremo un programa de la Xunta que deja la priorización y forma de atención de los pacientes en manos de personal no sanitario en los centros de atención primaria. El programa de Xestión Integral da Demanda en Equipo (XIDE) empezó a implantarse hace más de dos años en la sanidad gallega. Supone que, cuando un ciudadano va al propio centro sin cita o se comunica por vía telefónica, el personal administrativo le hace una serie de preguntas recogidas en un cuestionario guiado por un algoritmo y llega a una conclusión sobre si debe ser atendido de inmediato o puede esperar. Para la entidad colegial esto es poner “un acto médico” entre las competencias de personal no sanitario.

Los colegios médicos gallegos recurrieron hace un año este plan, que han rechazado desde que lo planteó la Consellería de Sanidade. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), sin embargo, apoyó el programa de la Xunta. Ve en él “un instrumento o herramienta que ejecuta y emplea el personal estatutario del Servicio Galego de Saúde para dar apoyo eficaz a la gestión asistencial, dirigida no a ese personal, sino a los pacientes”, considera que el Gobierno gallego tiene competencias para llevar adelante este tipo de planes y no aprecia que sea, como denuncian los colegios médicos, un triaje encubierto. Tampoco cree que esté en riesgo la confidencialidad, con el argumento de que el paciente puede pedir consulta telefónica en lugar de presencial y no tiene por qué dar datos que no quiera aportar.

Los médicos han defendido en rueda de prensa su postura y han anunciado que va a recurrir ante el Supremo la sentencia del TSXG, algo para lo que tienen un plazo de un mes. El XIDE, señaló el presidente del Consello de Colexios Médicos, Eduardo Iglesias, “no cumple las normas éticas y deontológicas” de la profesión médica. De hecho, dice, recomiendan a cualquier persona que afronte el proceso de pedir cita en un centro de atención primaria que no dé información de sus síntomas ante trabajadores no sanitarios y que pida ver a personal médico o de enfermería. Hay, en su opinión, un problema de confidencialidad porque se genera una situación en la que una persona tiene que dar detalles sobre qué le ocurre cuando tiene alrededor a más gente -esperando en la cola, por ejemplo-. Iglesias indica que no hay obligación de contestar a estas preguntas pero recalca que “la mayor parte de la gente, si le preguntan, responde”.

El sistema, que no se aplica cuando se pide la cita online o a través de la aplicación del Servizo Galego de Saúde (Sergas), va presentándole al personal administrativo una serie de preguntas que realizar al paciente y, en función de las respuestas, ofrece una conclusión sobre a qué servicio debe ser derivado y con cuánta urgencia debe ser atendido. Luciano Vidán, presidente del Colexio Oficial de Médicos da Coruña, es tajante: “Es un triaje, se le diga lo que se le diga. Ese es el concepto de triaje: preguntar y dar prioridad”. Jorge Nogueira, del colegio de Pontevedra, añadió que el sistema “dice si el paciente debe verse en minutos, horas o días. Es decir, establece una prioridad. Es un triaje encubierto”.

“No racionaliza la demanda”

Vidán dice que, por ahora, no constan denuncias o quejas de pacientes por vulneración de la confidencialidad. La postura de los colegios médicos se basa en lo que trasladan los profesionales “desde abajo” sobre los “problemas” del sistema XIDE. Hay, dice, “un descontento generalizado”. Enfatizó que “desde Hipócrates” lo que se entiende como el inicio del acto médico es precisamente lo que hace el programa XIDE: preguntar a un paciente qué le pasa. Agrega que, además, en atención primaria la sintomatología tiende a ser “muy inespecífica”. “Es precisamente ahí donde se necesita un experto sanitario. Este procedimiento no es adecuado para ayudar al paciente”, insistió. Y niega el programa cumpla su objetivo declarado de racionalizar la demanda: “La aumenta. Ante la duda, el PSG (personal de servicios generales), lo apunta”. También Noguera señala que los pocos trabajos para analizar estos sistemas concluyen que llevan a un “sobretriaje”. Si, por ejemplo, una persona no quiere responder, pasa a un médico y ha tenido que tratar en realidad con dos niveles dentro del centro de salud.

Los colegios médicos defienden que la alternativa al programa XIDE, que la Consellería de Sanidade presenta como una herramienta para aligerar la carga de trabajo de los profesionales médicos, es separar los actos que son administrativos, que son “muchísimos”, y hacer que de estos sí se encargue el personal no sanitario.

Eduardo Iglesias comparó también la decisión del TSXG sobre el programa XIDE con las sentencias de la Justicia en otros conflictos relacionados con las competencias de los profesionales sanitarios. El Tribunal Superior de Galicia anuló en 2022 una instrucción del Sergas que permitía que los farmacéuticos renovasen recetas. “Ahí sí entendieron que había un menoscabo de las competencias de los médicos”, señaló. El recurso ante el Supremo, concluyó, no es “solo en defensa” de la profesión médica, sino “de la calidad de la asistencia en la atención primaria”: “No se debe poner en riesgo la salud de los pacientes, la confidencialidad de los datos o que la evaluación del riesgo la haga personal sanitario”. En este contexto, dijo, entienden que deben ir “hasta el último recurso”.

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