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Monte Neme: un ejemplo 'fotogénico' de dejadez, deterioro y riesgo medioambiental

Balsas de residuos mineros en el Monte Neme

Miguel Pardo

Un pequeño repaso a Instagram en este último fin de semana confirma que el Monte Neme ha vuelto a ser reclamo para personas (sobre todo jóvenes) que acuden a los restos de esta antigua cantera para fotografiarse y posar ante sus aguas turquesas. Algunos incluso optaron antes por bañarse, lo cual puede causar pequeñas reacciones alérgicas, irritaciones en piel y ojos o vómitos y diarreas, tal y como han advertido desde el hospital de A Coruña.

Este deteriorado espacio, entre Carballo y Malpica, es lo que queda de una explotación minera con escaso control y límites que comenzó a funcionar hace casi un siglo. Vinculada durante años al volframio, acabó por ser una cantera de áridos y de extracción de cuarzo. Precisamente, el área preferida de dedenas de instagramers se corresponde a la última explotación activa de este mineral, que duró hasta 2012. Desde entonces, abandono, descuido y deterioro de una antigua mina en la que en invierno de 2014 reventaron unas balsas que provocaron un vertido con importante daños en el entorno, valorados en 140.000 euros, y que llevó la alarma a la población local.

Pero la alarma no llega a los visitantes que esta zona privada recibe casi cada día, a pesar de los peligros por su contaminación pero también por un terreno inestable y con numerosos riesgos. Esas lagunas turquesas “poco tienen de naturales y exóticas, son más bien paisajes terrenales de este mundo, atribuibles a la mano del hombre”, como recuerda la Plataforma pola Defensa do Monte Neme, que pide, “como medida urgente”, que se “señalicen, limiten” e incluso se “cierren” los accesos a diferentes partes de la antigua cantera. “Hoy estamos hablando de estas noticias [sobre fotografías y las pequeñas afecciones a la salud] pero el día de mañana puede ser que hablemos de otras”, asegura Adrián Eirís, coordinador de la entidad.

Incluso la Cámara Oficial Minera de Galicia (COMG) ha advertido en un comunicado que el acceso al espacio “puede suponer un riesgo para la seguridad de las personas” y pide que el propietario de los terrenos “refuerce la señalización de prevención existente y ponga medidas eficaces y suficientes para impedir el acceso”. “No es un lugar turístico ni apto para las visitas”, añaden.

Hay restos de trabajos y aparatos industriales y el líquido no es más que agua de lluvia (con niveles de acidez elevado) con un color azul turquesa debido a la presencia de sílice, mineral que forma parte del cuarzo que allí se extraía, o de cianobacterias por la eutrofización en las aguas estancadas Aluminio, plata y arsénico son otros de los materiales que pueden aparecer, superar los límites recomendables y ser peligrosos en unas balsas en las que, como en toda la mina, hay fosos y taludes de evidente riesgo. Los selfies al borde de importantes desniveles son habituales en una zona donde, a pesar de las advertencias, el acceso es fácil y constante.

Desde que aconteciese el vertido, son varias las asociaciones que reclaman el drenaje y el sellado de estas balsas mineras. La rehabilitación proyectada se quedó en unas pocas medidas. Fue Leitosa, una empresa de la familia Cotino, vinculada a la trama Gürtel del PP, la última que explotó los terrenos. Fue liquidada en 2016 y se quedó sin fondos para atender a las deudas después de cobrar ayudas públicas hace ahora más de quince años, como recuerda Antón Sánchez, portavoz de En Marea en el Parlamento gallego.

“Quebró después de cobrar más de 600.000 euros de ayudas públicas por parte de la Xunta, ahora nos dejan una hipoteca para el futuro que tendremos que afrontar con recursos de todas y todas”, denuncia Sánchez, que exige también “el drenaje y sellado de las balsas”. La COMG también reclama la “recuperación” del espacio y el “sellado de las balsas y la rehabilitación del terreno”.

Porque la empresa tampoco ha llevado a cabo el plan de restauración y la Xunta reaccionó únicamente con un par de carteles advirtiendo de los peligros en la mina y con alguna actuación para evitar caídas en los taludes. De hecho, el Gobierno gallego llegó a emplear una imagen del agua azul turquesa del Monte Neme como reclamo turístico en una campaña de promoción. Las quejas llegaron al Parlamento y la Administración se vio obligada a retirarla.

“A raíz de una promoción turística hecha de manera absolutamente irresponsable por la propia Xunta, personas que se bañaron en las lagunas abandonas sufrieron diversos problemas de salud que fueron atendidos en los hospitales públicos de A Coruña”, señaló En Marea, que considera prioritario “garantizar la seguridad de las personas y la salud medioambiental”.

La entidad Salvemos Cabana también advierte de los riesgos por la “falta de control administrativo” y recuerda que la dejadez de los gobiernos no casa con la legislación (gallega o comunitaria) que busca evitar riesgos como los que “para la salud pública y los ecosistemas en un entorno carente de las más elementales medidas de seguridad” supone el Monte Neme.

“No se puede sacar pecho de un entorno y paisaje espectacular, cuando realmente lo que están viendo los turistas es una mina o cantera abandonada sin rehabilitar”, recuerda la Plataforma pola Defensa do Monte Neme. Porque el lugar, a unos 400 metros sobre el mar, tiene privilegiadas vistas a la playa de Razo-Baldaio en un paraje espectacular y donde se asienta el crómlech de la Eira das Meigas lugar donde, según las leyendas, tenían lugar numerosos cultos paganos. El volframio que allí había fue también clave durante la Segunda Guerra Mundial.

Por nada de esto es conocido ahora el Monte Neme, sino por promociones equivocadas sobre unas supuestas aguas especiales y otras “con menos o más intención” que no son capaces de apostar claramente por una “posición crítica” sobre la situación en la que se encuentra el lugar, tal y como recuerda Eirís. En las redes sociales, se emplean etiquetas como #nature, #galiciacalidade o #galifornia para acompañar las imágenes de las balsas de residuos mineros.

“Si se hace mención al monte o a la cantera, que sirva para denunciar su estado dejando claro que esta parte no tiene valor como antigua mina de volframio ni tiene valor natural en el estado actual”, concluye la plataforma.

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