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Baltar menosprecia a la oposición gallega por reprocharle que es investigado por acoso sexual

Baltar, este martes en el Parlamento de Galicia

David Lombao

A principios de noviembre de 2015 el presidente de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, acudió al Parlamento de Galicia para cumplir con el trámite de presentar los presupuestos de la institución que preside, pero las cuentas quedaron en uno segundo plano casi absoluto. Apenas dos semanas antes había explotado la denuncia de la mujer que, como reveló en exclusiva eldiario.es,  acusa al barón del PP ourensano de haberle ofrecido un puesto de trabajo en la Diputación a cambio de sexo, la misma que sería después archivada por la Fiscalía y a continuación asumida por el juzgado en el que permanece actualmente investigado -antigua imputación- por presuntos delitos de acoso sexual, cohecho y tráfico de influencias. Este martes Baltar ha tenido que volver a cumplir con el trámite presupuestario en la Cámara gallega y las portavoces de la oposición le han reprochado con dureza que continúe en el cargo tras todos estos hechos. El líder del PP de Ourense ha optado por no responder a sus preguntas y menospreciar sus respectivas posiciones.

Como en anteriores ocasiones, Baltar se ha jactado ante el legislativo de la celeridad en la aprobación de sus presupuestos o de la “planificación” y “previsibilidad” de su gobierno que, mantiene, es el único que se apoya en un “programa electoral” provincial -las diputaciones no son elegidas por la ciudadanía en las urnas-. En sus turnos los grupos de la oposición han lamentado asistir a un nuevo episodio de explicación del “combustíble del clientelismo político del PP”, en palabras de Noa Presas (BNG), que como la portavoz del PSdeG, Noela Blanco, ha eovcado un reportaje de la periodista Cristina Huete para resumir el, a su juicio, modo de actuar más habitual del baltarismo: “La fábrica de los enchufes”.

Las cuentas de Baltar, agrega Presas, son las de la “miseria” que le permite “mantener el control social a través de pequeñas pleitesías”, el “intercambio” de favores basado “en el caciquismo”, señala Ánxeles Cuña, de En Marea, quien como el resto de grupos de la izquierda ha considerado “ineludible” poner sobre la mesa el caso de presunto acoso sexual que planea sobre el líder popular. “Una denunciante fue empujada a mantener relaciones sexuales” por un puesto de trabajo “y eso es algo que afecta a la sociedad entera”. “Usted da un ejemplo nefasto”, incluso en caso de que los tribunales lleguen “a darle la razón”, acusa.

“Su denuncia la resolverán los tribunales”, agrega Blanco, pero políticamente la socialista ve motivos más que suficientes para que “alguien en el PP haga que dimita”. No obstante, lamenta, el presidente de la Xunta “se arrodilla ante el barón ourensano para, con actitudes machistas, darle la vuelta a la tortilla y convertir a la vitima en verdugo” y caracterizar a la denunciante, también investigada en la causa judicial, como “un demonio que se ha venido a apoderar del bueno de Baltar”. Todo, afirma, para evitar que el PP de Ourense vuelva a promover “un encierro en un pisito” como el impulsado por Baltar padre a comienzos de siglo para lanzarle exigencias a Fraga bajo la amenaza de dejarle sin mayoría absoluta. En este escenario, concluyen las tres portavoces, la ética recomienda que Baltar deje su puesto o si no, afirma Presas, la única manera de continuar en el cargo y “cumplir el código ético” que él mismo aprobó es introducir“ en él ”el derecho de pernada“.

Las intervenciones de En Marea, PSdeG y BNG han sido replicadas con desdén por Baltar. Las tres diputadas, acusa, “han pisoteado un principio básico del Estado de derecho” con sus acusaciones a través de discursos “previsibles” que, a su juicio, han estado “presididos” por la “ignorancia, por la falta absoluta de conocimiento” sobre las diputaciones y “la falta de respeto y la educación”. Baltar califica de ignorante a la portavoz del Bloque y define en términos semejantes a las portavoces de En Marea y del PSdeG, de quienes cuestiona también la “habilidad parlamentaria”. No hacen más que recurrir “a los argumentos de siempre” pero la “tendencia electoral”, evidencia, sigue acompañándole a él.

Antes de su turno de cierre Baltar ya había recibido un balón de oxígeno del portavoz del PP en el debate, César Fernández, quien reduce las intervenciones de la izquierda a una “representación caricaturesca” de la “realidad de la sociedad ourensana”. Los reproches por el presunto acoso sexual son para Fernández una muestra de que el presupuesto de la Diputación no “preocupa” a los grupos de la oposición, y la petición de explicaciones a Baltar es, en realidad, una falta de “respeto” al electorado ourensano. “Lo único que quieren hacer -concluye- es hundir la provincia de Ourense”.

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