Ruta por la historia del Madrid árabe: de la ciudad amurallada a la antigua morería en el barrio de La Latina

La muralla árabe y la iglesia de San Pedro El Viejo, dos vestigios del paso de los musulmanes por Madrid

Nerea Díaz Ochando

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Madrid es la única capital europea de origen y nombre árabe. Los inicios de la ciudad datan del año 865, hace más de 11 siglos, cuando desde el emirato independiente de Córdoba ordenaron la creación de un territorio fronterizo conocido como Marca Media. El emir Mohamed I, hijo y sucesor de Abderramán II, fue su fundador y decidió nombrar a esta fortaleza que se levantaba a orillas del río Manzanares Mayrit.

La ciudad comenzó a construirse alrededor del territorio que actualmente ocupa el Palacio Real. Se eligió esta localización para así poder vigilar la sierra de Guadarrama y anticiparse a cualquier ataque. Esta ubicación estratégica convirtió Mayrit en el punto de partida de las razias contra los reinos cristianos, el tipo de ataques sorpresa que el emirato llevaba a cabo para conquistar los asentamientos enemigos.

Este territorio fronterizo comenzó a crecer y expandirse, fijando el centro de la vida de la ciudad en La Latina. Todavía es posible pasear por el barrio y descubrir los secretos que guardan las callejuelas donde se asentaron primero los mozárabes y posteriormente los mudéjares.

La capital todavía guarda numerosos vestigios de aquella época que marcó su origen. El más conocido es la muralla árabe, pero existen otros símbolos de Mayrit que siguen estando presentes en las calles de la ciudad y que suelen pasar desapercibidos.

Nombres de calles, edificios con arquitectura mudéjar y un marcado legado que se ha perpetuado hasta la actualidad. En Hoy Se Sale hemos recopilado lo que queda de aquella fortaleza de origen árabe en la actualidad, una ruta por la historia de la ciudad y un viaje al pasado:

La muralla que rodeaba Mayrit

Madrid y su muralla nacen al mismo tiempo. Esta construcción fronteriza se levantó entre el 850 y 866 y fue reforzada en el siglo X por el califa Abderramán III. Los sillares de la muralla se extrajeron de canteras de sílex y piedra caliza, y se fueron ordenando en torno a torres de planta cuadrada dotadas de escarpes, portillos y almenas.

La construcción envolvía un perímetro urbano de alrededor de cuatro hectáreas de superficie, constituido por el alcázar y la almudaina, nombre con el que se denominaba a los espacios fortificados y del que proviene el de la patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena. Los accesos se ubicaban en las puertas de la Vega (al oeste), Santa María (al este) y la Sagra (al norte).

Sus restos más representativos se pueden contemplar en el parque del Emir Mohamed I, en las inmediaciones de la Cuesta de la Vega, junto a la Catedral de la Almudena. En esta zona todavía se conserva un tramo de más de 120 metros de longitud, en el que destacan varios torreones de planta cuadrangular.

Sin embargo, pese a haber sido declarada monumento histórico-artístico en 1954, ha sufrido daños en repetidas ocasiones y le ha llevado a un estado indeseable. Actualmente, el Ayuntamiento de Madrid se encuentra comprometido con la rehabilitación de este símbolo de los orígenes de la ciudad.

De la mezquita, del generalife o de la morería: las calles con nombre árabe

La Latina es el barrio madrileño más ligado al origen árabe de la ciudad. Allí se ubicó la morería, aunque apenas existen calles y plazas que recuerden el pasado árabe de la capital. De las más de 9.000 calles de Madrid, muy pocas aluden a la estancia de los musulmanes en la villa. Una de ellas es el Parque Emir Mohamed I, ubicado a los pies de la muralla árabe. Su nombre rinde homenaje al fundador de Mayrit y fue creado como recuerdo de la diversidad cultural de la capital.

Otra de las excepciones es la plaza de Maslama, en Chamartín, una pequeña calle escondida que hace referencia al primer ciudadano ilustre de la capital. En el barrio mudéjar todavía se conserva la plaza de la Morería y la calle del mismo nombre, en recuerdo del lugar donde se ubicaba el centro neurálgico de la ciudad.

En La Latina también se encuentran otros vestigios de aquella época como la plaza Puerta de Moros, que se comunicaba con el reino taifa de Toledo y se ubicaba junto a la maqbara, el cementerio islámico de la ciudad. Los jardines de Campo del Moro son otro de estos símbolos. Su historia es bastante curiosa, ya que recibe este nombre por ser el lugar donde las tropas almorávides acamparon durante el asedio de Madrid.

La calle de la Mezquita, la plaza Minarete, la plaza Los Ojos de la Mezquita, la calle Generalife o la calle de la Alhambra son otros ejemplos de la presencia musulmana en la ciudad. Mención especial merece el distrito que comparte nombre con una ciudad marroquí, Tetuán. Esto se debe a la fuerte vinculación de pensadores andalusíes como Averroes a Marruecos. Lo mismo ocurre con la calle Tánger en Vallecas.

Resulta curioso que, a pesar de encontrar numerosos símbolos de Al Ándalus en el callejero madrileño, ninguna calle guarda relación directa con la historia de su origen. La mayoría están relacionadas con monumentos, personajes y ciudades de otras etapas, que poco tienen que ver con lo que fuer Mayrit.

Arquitectura mudéjar: torres y templos de inspiración árabe

El pasado árabe de la capital ha conseguido persistir hasta nuestro tiempos gracias, en gran parte, a la arquitectura mudéjar. Aunque este estilo artístico no data de la misma época en la que se fundó Mayrit, ha dejado huella en la historia de la ciudad. El término mudéjar se utiliza para designar a los musulmanes que permanecieron viviendo en territorio conquistado por los cristianos, aunque segregados en las morerías.

Uno de los ejemplos más claros de este tipo de arquitectura es la Iglesia de San Pedro El Viejo, concretamente su torre. Se trata de una de las iglesias más antiguas de Madrid, ya que existen escritos de 1202 que ya la mencionan. El edificio actual es el resultado de diversas reformas y añadidos que se han ido sucediendo a lo largo de su historia. En 1979, fue declarada Bien de Interés Cultural. La parte más antigua es su torre mudéjar, que data de mediados del siglo XIV. Construida en ladrillo, su decoración es sencilla y destaca por los arcos de herradura de las ventanas.

En la Iglesia de San Nicolás de los Servitas también podemos encontrar una torre similar a la de San Pedro El Viejo. Esta iglesia del Madrid de los Austrias, declarada monumento nacional en 1947, fue construida alrededor de una torre mudéjar del siglo XII. Se trata de la construcción más antigua de la ciudad tras el derribo de la iglesia medieval de Santa Maria la Real de la Almudena, edificada sobre la antigua mezquita aljama de Mayrit.El cuerpo principal del templo es consecuencia de una reforma del siglo XVII, cuando se construyeron las capillas laterales, la portada, las dependencias parroquiales y el remate de la torre.

Carabanchel también aguarda uno de estos símbolos del arte mudéjar, la ermita de Santa María La Antigua. Fue construida en el siglo XIII en honor a Santa María Magdalena y es el templo mudéjar más antiguo de la Comunidad de Madrid, además de la única ermita de este estilo que se conserva completa. El edificio actual, construido sobre una antigua villa romana de finales del siglo II, es de estilo románico-mudéjar. La planta es rectangular y el ábside semicircular de mampostería.

De su trazado primitivo del siglo XIII se conservan en buen estado la cabecera, la torre y el muro meridional, en el que se localiza la portada. Actualmente es utilizada como capilla del cementerio de Carabanchel y se puede visitar únicamente los sábados a las 11.00 horas durante la misa.

La Casa de los Lujanes, legado de los alarifes musulmanes

Esta ruta por el Madrid árabe no puede terminar sin pasar por la Casa de los Lujanes, la construcción civil más antigua de Madrid. Este bello conjunto arquitectónico cuenta con todos los elementos característicos del arte mudéjar toledano, el más influyente en las construcciones que se conservan en la capital de aquella época.

La casa fue construida en el siglo XV como residencia de los Lujanes, una familia aristocrática de la época, y una de las partes que mejor se conservan de la composición arquitectónica es la torre. Edificada en mampostería y ladrillo, cuenta con varios arcos ciegos de herradura ocultos en su parte superior. De hecho, tiene una estructura similar a la de un alminar. Estos detalles forman parte del legado de los alarifes musulmanes, los encargados de dirigir y controlar las obras que se hacían en aquella época. Sus descendientes mudéjares mantuvieron esta misma técnica cuando trabajaron para los cristianos, dando lugar a unos diseños formados por diferentes estilos arquitectónicos.

La Casa de los Lujanes oculta una joya todavía más sorprendente que la torre. En uno de los laterales de la atalaya, al comienzo de la calle del Codo, se esconde una increíble portada que da acceso a la torre a través de un arco de herradura apuntado, una pieza única en Madrid. Tristemente, tanto la puerta como la torre sufren un importante deterioro que afecta principalmente a las dovelas de caliza, dañadas por el paso del tiempo y la escasa atención de los organismos municipales a pesar de su cercanía con la antigua sede del Ayuntamiento de Madrid, la Casa de la Villa.

Actualmente, el edificio es la sede de la Real Academia de Ciencias Morales y de la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Más de cinco siglos de antigüedad conviven en uno de los pocos símbolos del arte mudéjar medieval de Madrid, el claro vestigio de aquella ciudad fortificada a la que debe su origen.

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