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Así han devorado los chalets y las autopistas el suelo de Mallorca en tan sólo 6 años

Comparativa de la urbanización en Lloseta: la parte izquierda corresponde a una imagen de 2015 y la de la derecha a 2021.

Angy Galvín

Mallorca —

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La asociación ecologista Terraferida ha publicado este miércoles un estudio en el que compara cómo ha evolucionado el urbanismo en Mallorca en seis años. La principal conclusión es que entre 2015 y 2021 en Mallorca se ha construido una superficie de 11,2 kilómetros cuadrados, el equivalente a 1.400 campos de fútbol. El 70% de esta superficie (unos 8 kilómetros cuadrados) eran superficies agrarias y forestales intactas hasta ahora y equivalen a 1.000 campos de fútbol.

El estudio de Terraferida, que en verano publicó otro sobre la proliferación de las piscinas en la isla, utiliza una metodología comparativa entre imágenes: los investigadores buscan, clasifican y grafían cada uno de los cambios territoriales que observan en el IDEIB -Servei d'Informació Territorial de les Illes Balears- y los registran en un sistema para poder generar mapas y datos.

Según la asociación, en la mayor parte del suelo rústico se han construido edificaciones residenciales aisladas. En total, unos 2.000 chalets que han sido edificados o ampliados en tan sólo 6 años han consumido 4,1 kilómetros cuadrados, lo que supone el 51% del suelo rústico transformado. En segundo lugar están las centrales fotovoltaicas con 1,1 kilómetros cuadrados y en tercer lugar están las autopistas, las rotondas y los apartamientos, que han asfaltado 79,6 hectáreas, de las cuales 43 corresponden a la polémica autopista de Campos.

Precisamente la instalación de la energía fotovoltaica, que se está disparando en Mallorca, ha generado un conflicto con los agricultores de la isla, que lamentan que la proliferación de esta energía renovable necesaria para luchar contra la crisis climática les esté quitando los terrenos. Terraferida destaca también que casi 60 hectáreas de suelo rural han sido por naves y almacenes y que también han crecido bastante los clubs de equitación, que ocupan casi el 4% del suelo rústico analizado en estos seis años -un total de 30 hectáreas-.

“Aunque no hay ningún rincón de la isla que se salve de la destrucción, los mapas generados permiten constatar que la infección de cimiento y asfalto avanza a lo largo de las arterias que constituyen la red de autopistas y carreteras ampliadas”, resaltan desde Terraferida, que citan como ejemplo la autopista de Alcudia y la de Campos. “Es notable la expansión de urbanizaciones litorales”, añaden, y destacan el caso de Marratxí, Palma, Calvià, así como Campos, Santanyí y Manacor, donde hay un “crecimiento espectacular por las nuevas autopistas y carreteras”.

La entidad considera “muy preocupante” este proceso, que tiene como consecuencia “un impacto enorme sobre los ecosistemas, la eliminación de la agricultura tradicional y una dependencia alimentaria y de materiales del exterior que crece cada día”. “Este proceso comporta una conversión del campo en una gran urbanización y la urbanización va asociada a un consumo desmesurado de recursos como el agua, la energía y los combustibles fósiles. Es un proceso que desfigura y masifica la isla, convirtiéndola en una única urbanización dispersa, caótica e ineficiente”, concluye.

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