El jurado declara culpable a la acusada de incendiar una vivienda en Ibiza y provocar la muerte de su suegro

Ángela Torres Riera

Eivissa —
27 de noviembre de 2025 16:36 h

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El jurado popular ha declarado culpable a la nuera del hombre de 77 años que falleció postrado en su cama durante un incendio provocado en una vivienda del barrio de Ses Païsses, en Eivissa. La víctima, con movilidad reducida por un aplastamiento vertebral y afectado por un cáncer avanzado, se encontraba desvalida en el momento de los hechos. Su mujer consiguió salir del domicilio durante las llamas ayudada por dos vecinos y la cuidadora, que dormía en la planta superior. Según refleja el informe forense, el hombre murió por intoxicación aguda por monóxido de carbono ante la imposibilidad de alejarse del fuego debido a su condición física.

Durante la última vista del caso, celebrada este jueves en Palma, se ha probado que la acusada, I.C., quien tenía acceso a la vivienda en calidad de cuidadora, al ser la pareja del hijo menor del matrimonio, colocó varios cojines de una silla detrás de las ruedas de un vehículo, junto al depósito de combustible, con la intención de provocar el incendio. Los fotogramas aportados por la Guardia Civil muestran el atuendo que llevaba la persona que entró en la casa la noche del incendio: mallas negras, zapatillas Sketchers y un velo que le cubría parcialmente el rostro. Elementos que coinciden con los de las pruebas periciales. 

Además, en las grabaciones de otras cámaras (se aportaron en total 73 filmaciones como prueba), se observa cómo la acusada, tras salir del domicilio de sus suegros de regreso a su casa, en el edificio Portus Magnus de Sant Antoni, se destapa la cara, contradiciendo su versión de haber salido tapada por miedo a su expareja, quien, según explicó, la maltrataba (como también aseguró su hijo durante su declaración). De hecho, mantuvo varias versiones contradictorias sobre su salida nocturna, pero ninguna coincidió con las pruebas físicas ni con el recorrido registrado por las cámaras. 

El fallecido tenía movilidad reducida

Los familiares y otros testigos confirmaron la escasa movilidad del fallecido y la demencia que sufría su esposa, así como la cercanía de la acusada con la familia. En ese sentido, los peritos pudieron comprobar que había en la casa la cama articulada, la silla de ruedas y un andador, que reflejan las limitaciones físicas del hombre. Pruebas que se han exhibido también a lo largo del juicio. 

El jurado, por unanimidad, ha considerado probado que I.C tenía conocimiento del domicilio y de las limitaciones de su suegro y actuó con capacidad para cometer los hechos, a pesar de padecer un trastorno esquizoafectivo, que en ningún momento le impidió ser conocedora de la peligrosidad y la magnitud de sus actos. Según el informe de los bomberos, el incendio contó con tres focos distintos, lo que hizo concluir al cuerpo de emergencias que el fuego había sido provocado e intencionado.

En la votación final, seis miembros del jurado han apoyado la petición de prisión permanente revisable planteada por el Ministerio Fiscal y la acusación particular, que consideraron la atenuante de enfermedad mental como simple. Otros tres han votado en contra. La defensa ya ha anunciado que recurrirá la sentencia ante la Audiencia Provincial e insistirá en que se tenga en cuenta la atenuante del trastorno esquizoafectivo que padece la acusada para rebajar la pena.

Recapitulación de los hechos

Los hechos ocurrieron la madrugada del 3 de agosto de 2023, cuando el incendio arrasó la vivienda unifamiliar en un barrio residencial de las afueras de Sant Antoni, donde vivía el matrimonio de avanzada edad. La Policía Local fue la primera en llegar y comprobó que el fuego, ya descontrolado, impedía el acceso. Mientras dos vecinos intentaban sin éxito derribar la puerta para salvar a los ocupantes, lograron auxiliar a la mujer, de 76 años, y a su cuidadora, pero el hombre murió atrapado, devorado por las llamas. Las sospechas de que el incendio había sido provocado se consolidaron al encontrar restos de combustible y objetos inflamables en el garaje -los cojines de una de las sillas del domicilio-, así como fósforos junto a la puerta.

La investigación situó como principal sospechosa a la nuera del matrimonio, que fue detenida una semana después de que se produjera el suceso en su casa, en el centro de Sant Antoni. Las grabaciones de cámaras de seguridad mostraron a la acusada entrando y saliendo de la casa de sus suegros en la madrugada de los hechos, y los testigos -agentes de Policía y Guardia Civil y familiares, entre otros- relataron, durante las diferentes vistas celebradas, que conocía las rutinas y vulnerabilidades de la familia. Además, se recogieron indicios de una relación tensa y conflictiva entre I.C y los familiares de su pareja, incluyendo amenazas y disputas por la custodia del hogar y el cuidado de los padres.

El fallecido le llegó a pedir, en una ocasión, a su hija mayor, M.N., que le sacara “al bicho de casa”, refiriéndose a la acusada. La desaparición de uno de los juegos de llaves ha sido otro de los hechos probatorios de que la ahora condenada tenía acceso a la vivienda incendiada. M.N., declaró que siempre la había percibido como “una persona peligrosa”. Sobre todo, después de que su marido, después de una visita en la que la conoció, le pregunto “¿A quién habéis metido en casa?”.

La acusación solicitaba prisión permanente revisable por asesinato con alevosía y una elevada indemnización, al considerarla culpable. Hoy, el jurado popular ha considerado también a I.C como responsable de la muerte de su suegro durante las llamas que provocó en su hogar.