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Entrevista
Juan Miguel Hernández León, presidente del CBA

El Círculo de Bellas Artes de Madrid afronta el gran recorte de Ayuso: “Sobre la cultura no se puede ejercer censura”

Juan Miguel Hernández León, presidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid, en su despacho.

Guillermo Hormigo

Madrid —

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El Círculo de Bellas Artes de Madrid, una institución con 145 años de historia, es un reflejo de la heterogénea vida sociocultural de la ciudad. Su terraza, con vistas privilegiadas del centro, recibe un público selecto que acude con sus mejores galas a disfrutar de un ambiente de lujo. Los habituales del Teatro Bellas Artes son más diversos, aunque en general son una población más envejecida que en su tiempo libre gustan de dejarse llevar por su curiosidad escénica. El Cine Estudio, con cuidadas retrospectivas, cala entre una audiencia muy cinéfila y más desgarbada que poco tiene en común con los aires elevados de la azotea (ambos grupos casi parecen esquivarse). A ello hay que sumar las madres, padres y peques que acuden a planes familiares. O quienes van a una presentación en algunas de sus imponentes salas, donde han lanzado sus libros desde Pedro Sánchez hasta Cayetana Álvarez de Toledo.

Este crisol de pensamientos permitió que el número 42 de la calle Alcalá, desde 1926 sede del Círculo (también conocido por sus siglas CBA), pasase a ser mucho más que un imponente edificio proyectado por el arquitecto Antonio Palacios. De ahí la “gran decepción” de su presidente, Juan Miguel Hernández León, ante el enorme recorte en la subvención anual otorgada por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. 250.000 euros hace dos años, 100.000 en el ejercicio anterior y apenas 12.000 en la última convocatoria resuelta. Una drástica disminución que la Comunidad de Madrid sustenta mediante un cambio de modelo: las ayudas pasan de ser nominativas a ejecutarse por proyectos. Pero esta modificación ya operaba cuando recibieron los 100.000 euros. Esta vez, en cambio, el Ejecutivo regional rechaza una veintena de propuestas del CBA y solo apoyará la tradicional lectura continuada del El Quijote el Día del Libro.

De fondo, subyace un cuestionamiento del compromiso del Círculo con la cultura y el arte críticos. El espacio acogió un encierro docente de la Marea Palestina que exigía el embargo de armas a Israel, además de exposiciones sobre la realidad de Gaza antes y durante el genocidio cometido por el Gobierno de Benjamin Netanyahu. También acciones que reivindican la Memoria Histórica frente a cualquier blanqueamiento de la dictadura franquista, como la instalación Libre, en la que un artista regaló 25.000 réplicas en miniatura del caballo de la estatua ecuestre de Francisco Franco, pero sin su jinete.

Hernández León, tan cauto como contundente en conversación con Somos Madrid, admite que la propia Comunidad de Madrid les comunicó sus reservas con este tipo de iniciativas: “Hacéis cosas que no nos gustan”, dice que les trasladaron representantes de la Consejería de Cultura en el consorcio. Un importante punto este a tener en cuenta, como bien recalca: el Ejecutivo de Ayuso forma parte del órgano rector del CBA, creado en 1983 con la Comunidad de Madrid en un papel primordial. También participan instituciones privadas, el Ayuntamiento de la capital y el Ministerio de Cultura. “Con ninguno hemos tenido problema alguno y la relación es magnífica. Lo ha sido siempre, salvo por una ministra de Cultura y una alcaldesa que quisieron salirse del consorcio”, cuenta. No da nombres, pero las figuras de Esperanza Aguirre y Ana Botella vienen irremediablemente a la cabeza para trazar un paralelismo con la actual presidenta madrileña.

Más allá de ello, Hernández León solo tiene buenas palabras para ministros, alcaldes o dirigentes autonómicos con los que ha tratado desde que asumió la presidencia en 1995. La buena sintonía es palpable con el actual Consistorio y con el responsable de la cartera de Cultura, Ernest Urtasun, que incluso ha elevado en 50.000 euros (hasta los 300.000) la aportación original del Ministerio con el objetivo de paliar el recorte de Ayuso. “Nos parece una forma de censura y de apagar voces críticas en una institución cultural de primerísimo nivel”, ha opinado Urtasun en declaraciones a la prensa sobre la sensible rebaja en la aportación regional.

Compromiso con la cultura y el arte que “no se complementa bien con el proyecto” del Gobierno de Ayuso

El dirigente del CBA no arremete con la misma dureza contra la Comunidad de Madrid, pero enfrenta al modelo autonómico el compromiso de su institución con manifestaciones culturales que no sean cómodas: “En la última reunión del patronato, un representante de la Comunidad de Madrid vino a decir que no se complementaba bien el proyecto cultural de la Comunidad de Madrid con el del Círculo de Bellas Artes. Y que con ese mensaje podíamos entender lo que teníamos que hacer para que retornaran las ayudas como eran antes. No sé si son tan defensores de la libertad de expresión y de creación como somos nosotros, pero nuestro concepto del arte y de la cultura disiente un poco del que tiene la Comunidad. Entiendo que es un problema de confrontación estética, porque aquí creemos que el primer papel del arte no es el mero entretenimiento”.

“Somos la única institución europea que pertenece a la European Alliance of Academies, una alianza con más de 70 entidades culturales europeas donde uno de los principios básicos es la defensa de la libertad de expresión. Nosotros luchamos por ella y creemos que sobre la cultura y sobre el arte no se puede ejercer ningún tipo de censura”, subraya Hernández León para ilustrar el firme compromiso del CBA con valores como la libertad de creación y de crítica. “Creemos en ello y creemos que el papel de la cultura es precisamente crear una ciudadanía consciente, reflexiva y crítica, no respecto a una ideología concreta, sino inclinada a una apertura y una comprensión de qué es la sociedad y qué es estar en el mundo. Eso no se consigue con panfletos ni con entretenimiento, se consigue con una práctica artística crítica y auténtica”.

El papel de la cultura es crear una ciudadanía consciente, reflexiva y crítica, no respecto a una ideología concreta, sino inclinada a una apertura y una comprensión de qué es estar en el mundo. Eso no se consigue con panfletos ni con entretenimiento

Juan Miguel Hernández León Presidente del Círculo de Bellas Artes

“El arte, si es entretenimiento, es pura decoración. Y, por tanto, esa no es su función. El gran arte, y no me refiero a que sea estrictamente popular o elitista, tiene en su naturaleza provocar inquietud, forzar a la reflexión. Ese es el modelo en el que creemos”, expone Hernández León. “Si la concepción sobre el arte es el puro entretenimiento, eso da lugar a la guía del ocio. Desde mi punto de vista, es una mirada muy simple y muy negativa de cuál es la auténtica función de las prácticas artísticas”, añade. Arquitecto de dilatada trayectoria, cuenta con formación en disciplinas tan dispares como matemáticas o estética. Fue además campeón nacional de kárate. Una figura tan polifacética como la institución que lidera.

La participación de la Comunidad de Madrid en el consorcio, cuestionada

En las reuniones del patronato del CBA participan, además de comapñías privadas, representantes estatales, municipales y autonómicos. En representación de esta último administración comenzó acudiendo el consejero de Cultura, Mariano de Paco, pero pronto lo derivó en sus directores generales. “Yo lo que les expliqué y puse sobre la mesa era el hecho de que el consorcio estaba para apoyar un proyecto global en la institución. Y entonces, lo que me dijeron en aquel momento fue hacéis cosas que no nos gustan”.

“Cuando hablamos de consorcio, supone una asociación de entidades públicas con instituciones privadas. ¿Qué quiere decir esto? Que tiene una lógica interna que está regida por la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público. Esta norma regula el carácter, la identidad y el funcionamiento de un consorcio. Establece que es una asociación para apoyar un proyecto colectivo. Un proyecto, no actividades concretas”, expone Hernández León. Esta cuestión, opina, recrudece la actuación discrecional del Gobierno regional respecto a anteriores recortes en ayudas a entidades donde no existía detrás esa figura del consorcio, como el sufrido por el Ateneo de Madrid en 2023 (aunque ahora la Consejería de Cultura presume de haber aumentado a 260.000 euros las ayudas a esta institución, para las obras de su edificio).

“Una primera razón que se dio por parte de la Comunidad era que el nuevo modelo es más operativo y se mejora la eficiencia presupuestaria, pero es todo lo contrario. Un convenio sobre una actividad exige una serie de procedimientos de justificación o de facturación que dificultan mucho más la transferencia económica y el pago de las actividades”. Y recuerda Hernández León que, con el formato de ayudas previas, “más allá del consorcio también se puede apoyar a muchas actividades concretas”.

Una primera razón que se dio por parte de la Comunidad era que el nuevo modelo es más operativo, pero es todo lo contrario. Un convenio sobre una actividad exige una serie de procedimientos de facturación que dificultan el pago de las actividades

Juan Miguel Hernández León Presidente del Círculo de Bellas Artes

Muestra su pesar ante esta situación, ya que la creación del consorcio del Círculo de Bellas Artes “tenía en su origen allá por 1983, como protagonista, a la Comunidad de Madrid”. “Una de las condiciones por las que se crea, estoy hablando de cuando era ministro de Cultura Javier Solana, era procurar la supervivencia y el funcionamiento económico del Círculo. Que después de tantos años se introduzca una serie de factores distorsionantes sobre lo que es un consorcio y su funcionamiento produce una cierta decepción”. Más si cabe cuando no es solo una cuestión de modelo. Las subvenciones por proyecto en vez de nominativas redujeron un 70% la retribución autonómica en 2024, pero este 2025 ha vuelto a decaer y esta vez hasta un 88%.

Fuentes de la Consejería de Cultura (que valoraron “muy positivamente” la subida en la ayuda del Ministerio) trasladan a este periódico que, aunque este año solo aportan a la lectura de El Quijote, “en convocatorias posteriores aspiraran a recibir ayudas por otros”. Pero Hernández León precisa que les han sido denegadas otra veintena de propuestas. “Algunas tan neutrales, podríamos decir, como la muestra dedicada al 100 aniversario del magnífico edificio que nos sirve de sede. U otra sobre nuestra evolución en las últimas décadas, que ha traído aquí a intelectuales de la talla de Salman Rushdie o Günter Grass. Se llama Eclosión y explicará al gran público lo que esta institución ha supuesto para la ciudad en su última etapa”. Menciona actividades asentadas, como el Festival de las Ideas o el refugio climático con el que ayudan a combatir el calor en verano. Iniciativas que “tienen una encardinación clarísima en la reflexión sobre la gestión cultural y sobre el arte”. Pero ninguna, lamenta, “le ha complacido a la Consejería de Cultura”.

Garantías para la continuidad económica y de la programación: “Somos la casa de la libertad”

Hernández León aclara que la afrenta es más bien simbólica y no compromete la estabilidad del Círculo: “Las aportaciones globales del consorcio, incluyendo las entidades privadas que lo integran, suponen el 15% del presupuesto que gestiona el Círculo de Bellas Artes”. A ello hay que sumar ventas de entradas, patrocinios, alquileres de salas o aportaciones de los socios. El CBA es actualmente, según varias encuestas, “la quinta institución cultural de Madrid, solo por detrás del Prado, el Reina Sofía, el Thyssen y el Teatro Real”. Los primeros de los mortales.

La Comunidad de Madrid aporta una parte importante de la dotación de ese 15%, pero aun así es una cifra “no demasiado importante” e insuficiente para desequilibrar las cuentas. La merma manda más bien un mensaje que cuestiona a una institución por apartarse de la línea de pensamiento o acción del Gobierno autonómico. En este punto, el presidente del CBA se muestra tajante: “En los propios estatutos del consorcio figura muy claramente el hecho de que la responsabilidad y la capacidad para decidir qué se hace en el proyecto cultural es de la asociación Círculo de Bellas Artes, no de ningún elemento ni administración exterior”.

Preguntado acerca de si siente que el Ejecutivo de Ayuso le ha puesto en entredicho, Hernández León relativiza: “Con mis años y mi trayectoria, no me siento cuestionado más que por mí mismo. Hay que tener en cuenta el bagaje de una institución como esta. Nace sin fines de lucro y con una marcada utilidad pública para fomentar las artes. Desde que saltó la noticia, hemos recibido llamadas de apoyo de múltiples instituciones madrileñas y españolas. La Asamblea General de Socios será en enero y hasta ahora han mostrado un respaldo mayoritario a lo que hacemos. Hemos tenido momentos peores, llamadas de presión, manifestaciones en la puerta y casos en los juzgados. Pero creemos en la libertad de creación, tanto en los temas como en la forma de tocarlos. Lo único que no toleramos son fake news o posturas oscurantistas, pero no vamos a ejercer censura sobre ninguna práctica artística. Somos la casa de la libertad”.

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