La incansable búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo sigue deparando nuevos hallazgos para celebrar ante los ojos del mundo. En la Casa por la Identidad, ubicada donde funcionó el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), la presidenta de la organización, Estela de Carlotto, anunció este lunes que encontraron a un nuevo nieto. “Hoy el Estado restituye un derecho a la identidad. Luchemos para que la verdad arrasadora no se apague. Bienvenido nieto 140”.
Desde el espacio de memoria ex ESMA, el mayor centro clandestino que operó en Argentina durante la última dictadura (1976-1983), la hermana del nieto restituido, Adriana Metz Romero, tomó la palabra sentada al lado de Carlotto. “Cuando hablé con él me dijo que fue criado como hijo único. '¿Y yo qué soy?', le dije, y me respondió: 'ya sé, boluda' [risas]. Está en Buenos Aires... De acá en adelante es todo ganancia para la familia Metz Romero y también para la sociedad”.
La dictadura secuestró a Graciela Romero cuando estaba embarazada y a su esposo Raúl Metz, ambos militaban en la organización armada ERP y permanecieron detenidos en el centro clandestino “La Escuelita” de Neuquén; después fueron llevados a “La Escuelita” de Bahía Blanca (sur). Allí, la joven dio a luz a un varón el 17 de abril de 1977. El matrimonio tenía a Adriana, de tan solo un año, que quedó bajo el cuidado de sus abuelos. Romero y Metz están desaparecidos.
El hallazgo de un nuevo nieto ocurre en un contexto de vaciamiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia por parte del Gobierno ultraderechista de Javier Milei. Los despidos masivos en la Secretaría de Derechos Humanos han sido acompañados de discursos negacionistas desde el Ejecutivo.
Días atrás, Abuelas de Plaza de Mayo denunció que el Gobierno había intervenido el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y pidió a la jueza federal Alicia Vence que dictara una medida para proteger las muestras genéticas que allí se almacenan. Milei firmó un decreto a través del cual quitó autonomía y autarquía al BNDG.
Carlotto, de 94 años, dijo estar feliz por la noticia y lamentó la política de Milei, que con sus recortes de presupuesto ahoga financieramente a organismos como el BNDG, cuyas muestras de ADN permitieron la identificación de este nuevo caso. Desde Abuelas exigen la derogación del decreto presidencial, frenado por una presentación judicial de la organización. “No hay dinero para nada, no nos dan un centavo y no creo que lo vayan a dar, ojalá me equivoque, pero ya sabemos con quién estamos”, dijo Carlotto en alusión al mandatario.
El año pasado, el Ejecutivo ultra desmanteló la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi): eliminó una unidad de investigación que había sido creada en 2004 y que tenía acceso a los archivos del Estado para encontrar a los bebés apropiados durante la dictadura.
Pese al clima hostil hacia los organismos de derechos humanos, las últimas restituciones de identidad sucedieron en diciembre y enero. El 21 de enero, el colectivo de las Abuelas comunicó que habían encontrado a la nieta 139, hija de Noemí Beatriz Macedo y Daniel Alfredo Inama. Según testimonios de sobrevivientes, la pareja pasó por el centro clandestino Club Atlético, ubicado en la ciudad de Buenos Aires.
El 27 de diciembre pasado, Carlotto anunció que habían hallado al nieto 138, hijo de Marta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, que habría nacido en diciembre de 1976 en la ESMA. El nieto 138 se pudo encontrar con su hermano mayor, Diego, que vive en España desde hace varios años. De adulto, Diego se sumó a la búsqueda que habían iniciado sus tíos y su abuela por tribunales, cárceles y organismos de derechos humanos. En el caso de la nieta 139, sus hermanos Ramón y Paula lograron darle un abrazo ansiado por décadas.
“La identidad siempre florece”, han asegurado desde Abuelas de Plaza de Mayo, conmovidas tras recuperar al nieto 140 y ante la esperanza de encontrar a los 300 nietos que faltan.