De Odesa a Kiev: Rusia intensifica sus ataques en Ucrania

El último misil ha caído en Odesa. Al menos 21 personas han perdido la vida en un ataque cerca de la ciudad portuaria del sur de Ucrania, según el servicio estatal de emergencias. Otras 39 están heridas, y entre las víctimas hay varios niños. Los vídeos muestran los restos carbonizados de los edificios en la pequeña localidad de Serhiivka, a unas decenas de kilómetros de Odesa. Según las autoridades, los misiles rusos han alcanzado un edificio de apartamentos y un centro recreativo.

El bombardeo en Odesa se produce tras la retirada de las fuerzas de Vladímir Putin de la Isla de la Serpiente en el mar Negro y después de días en los que Rusia ha intensificado este tipo de ataques lejos de las líneas del frente, incluyendo el que mató este lunes al menos a 19 personas e hirió a varias decenas más en un centro comercial en la región de Poltava, en el centro del país, según el último balance del servicio de emergencias ucraniano. Los analistas militares del think tank estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra enmarcaron el bombardeo en la ciudad de Kremenchuk en una mayor escalada de los ataques con misiles rusos “contra infraestructuras y objetivos civiles ucranianos”. 

Antes, tras semanas de relativa sensación de seguridad, al menos una persona perdió la vida en un ataque en Kiev durante el fin de semana. El alcalde de la capital dijo que fue un intento de “intimidación” a antes de la cumbre del G7 –que dio paso a la reunión de los líderes de la OTAN en Madrid–. Mientras las tropas rusas continúan concentradas principalmente en su ofensiva en la parte oriental del país, escenario de una intensa batalla, las autoridades ucranianas han denunciado esta semana nuevos bombardeos con víctimas civiles en lugares como las castigadas Járkov y Mykolaiv, al este y al sur.

Este jueves, un general ucraniano aseguró que el ritmo de los ataques rusos se ha duplicado en las últimas dos semanas. En una rueda de prensa, Oleksii Hromov, jefe adjunto de la Dirección de operaciones principales del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania, indicó que en la segunda quincena de junio se dispararon 202 misiles contra Ucrania, lo que supone un aumento de 120 respecto a la primera quincena. Hromov señaló que las fuerzas de Putin están tratando de golpear la infraestructura militar y crítica, pero también alcanzan objetivos civiles.

En este sentido, el militar ucraniano dijo que Rusia está utilizando misiles procedentes de reservas soviéticas en más del 50% de los ataques, y estos no tienen suficiente precisión. Calculó que sus fuerzas han atacado emplazamientos civiles en 68 ocasiones en la segunda mitad de junio.

Un alto cargo del Pentágono explicó también el lunes a los periodistas que, durante el pasado fin de semana, Rusia ejecutó 60 ataques con misiles en todo el país, incluido en la capital. Evitó atribuir una causa. “No estamos muy seguros de los objetivos rusos de los ataques. Sin duda podrían ser una protesta contra el G7, o de la llegada de los HIMARS [sistema lanzamisiles estadounidense] al país” o, dijo, “podría ser una parte más amplia de su estrategia de batalla a largo plazo”. “Pero hubo más ataques en la última semana de los que habíamos visto en las últimas semanas”.

En una actualización de inteligencia este martes, el Ministerio de Defensa británico también indicó que, entre el 24 y el 26 de junio, Moscú había lanzado “oleadas de ataques inusualmente intensas en toda Ucrania” utilizando misiles de largo alcance. “Es muy probable que estas armas incluyeran los misiles AS-4 KITCHEN de la era soviética y los más modernos AS-23a KODIAK, disparados tanto desde el espacio aéreo bielorruso como ruso”. Estas armas, explica Reino Unido, fueron “diseñadas para atacar objetivos de importancia estratégica, pero Rusia sigue gastándolas en gran número para obtener ventajas tácticas”.

Sobre el ataque en el centro comercial del lunes, Reino Unido cree que existe una “posibilidad realista” de que el Ejército ruso tuviera como objetivo alcanzar un objetivo de infraestructura cercano. “La imprecisión de Rusia al efectuar ataques de largo alcance ha provocado anteriormente incidentes con víctimas civiles masivas, como en la estación de tren de Kramatorsk el 9 de abril de 2022. Es muy probable que los responsables rusos sigan dispuestos a aceptar un alto nivel de daños colaterales cuando perciban la necesidad militar de atacar un objetivo”. A juicio del ministerio británico, es casi seguro que las fuerzas de Putin continuarán efectuando “ataques en un esfuerzo por interceptar el reabastecimiento de las fuerzas del frente ucraniano”. “La escasez de Rusia de armas de ataque de precisión más modernas y las deficiencias profesionales de sus planificadores de objetivos muy probablemente provocarán más víctimas civiles”.

En uno de sus últimos informes, Amnistía Internacional, que ha documentado reiteradamente ataques indiscriminados durante la invasión, aseguró que el uso continuado de armas explosivas imprecisas en zonas civiles pobladas “puede incluso equivaler a dirigir ataques contra la población civil”.

El Kremlin insiste en que se limita a atacar objetivos militares. Lo ha vuelto a repetir este viernes, tras el ataque en Odesa. “Me gustaría recordar una vez más que el presidente y comandante jefe de Rusia ha dicho en repetidas ocasiones que el Ejército ruso durante la operación militar especial [eufemismo de Moscú para designar su invasión] no ataca objetivos civiles ni infraestructuras civiles. Lleva a cabo ataques contra almacenes militares, instalaciones industriales donde el equipo militar se somete a mantenimiento y reparaciones, depósitos de municiones y los sitios donde los mercenarios y los elementos nacionalistas están estacionados y son entrenados”, ha dicho a la prensa el portavoz presidencial ruso Dmitry Peskov.

Pero en cuatro meses de guerra las bombas rusas han alcanzado hospitales, guarderías y bloques de viviendas. La invasión rusa de Ucrania ha dejado a su paso un reguero de destrucción, ha obligado a huir a millones de personas y se ha cobrado miles de vidas. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha confirmado que al menos 4.731 civiles han muerto, 330 de ellos menores de edad, desde el inicio de la ofensiva, y un número algo mayor de heridos. Sin embargo, se da por hecho que las cifras reales son más elevadas. La mayoría de las bajas civiles registradas se debieron al uso de armas explosivas con una amplia área de impacto, incluidos bombardeos de artillería pesada y sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes, y ataques aéreos y con misiles.