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La rebelión ultraconservadora de Polonia refuerza su proyecto contra el Estado de derecho y la batalla con la UE

El presidente de Polonia, Andrzej Duda

Javier Biosca Azcoiti

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El presidente ultraconservador de Polonia, Andrzej Duda, ha ganado este domingo la segunda vuelta de las elecciones por un estrecho margen de 1,2 puntos porcentuales frente al líder opositor Rafał Trzaskowski (51,2% - 48,8%), del partido Plataforma Cívica, la formación de centroderecha creada por Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo. La victoria de Duda, apoyado por la formación gobernante, el Partido Ley y Justicia (PiS), refuerza su proyecto, basado en el nacionalismo, políticas sociales y en el ataque al Estado de derecho y a las minorías, especialmente la comunidad LGTB. Su agenda anticipa nuevas batallas contra la UE.

“Aunque muchos Estados miembros de la UE tienen algunos problemas con el Estado de derecho, Polonia y Hungría son un caso aparte por la forma en que sus Gobiernos han actuado para debilitar las instituciones independientes y eliminar los controles del poder judicial”, señala a elDiario.es Jakub Jaraczewski, experto de la ONG Democracy Reporting International

“Por un lado, la victoria de Duda significa que el Gobierno y el PiS podrán seguir adelante sin la oposición del presidente, pero el estrecho margen de la victoria significa que, a diferencia de Hungría, la oposición es fuerte y el partido en el Gobierno debe prestar atención a la percepción pública sobre sus actos”, añade Jaraczewski. Se trata de las elecciones presidenciales más ajustadas desde el final del comunismo en 1989. Las elecciones también se han caracterizado por la alta participación (68,2%), una de las más elevadas desde el final del comunismo y algo que muchos han interpretado como señal de la fuerte polarización social.

Sin embargo, Romain Le Quiniou, cofundador del think tank Euro Creative, especializado en asuntos de Europa Central y Europa del Este, asegura que “Duda es uno de los presidentes más populares de la historia de Polonia”, ya que ha superado los 10 millones de votos en segunda ronda, una cifra que solo había alcanzado Lech Wałęsa en 1989. “Ahora el Gobierno es libre de continuar su proyecto y sus reformas”, explica Le Quiniou, radicado en Varsovia. “A medida que avancen en su agenda aumentarán los problemas con la UE por ejemplo en materia del Estado de derecho”.

“Si los partidos liberales quieren recuperar el poder, tendrán que demostrar que el patriotismo no es un monopolio de la derecha conservadora y que alabar a la UE y a sus instituciones no significa rechazar las especifidades nacionales de Polonia, sino todo lo contrario, promocionarlas para que el país pueda aumentar su influencia”, comenta Alexia Fafara, asistente académica en el departamento de Estudios Políticos Europeos y Gobierno del Colegio de Europa. 

Guerra contra el Estado de derecho

En diciembre de 2017, la Comisión Europea activó por primera vez en su historia el Artículo 7 del Tratado de la UE, diseñado para sancionar a Estados miembros que puedan estar violando los valores y principios del bloque comunitario. La polémica radica en la reforma del poder judicial puesta en marcha por el PiS y que pone en peligro la independencia de los jueces. El ministro de Justicia,  Zbigniew Ziobro, ha afirmado este lunes que Duda continuará la agenda del partido y “lo más importante es completar la reforma judicial y de otros organismos del Estado para que todo sea más profesional y rápido”.

En un proceso independiente al anterior, la Comisión Europea inició un procedimiento de infracción en abril de 2019 contra Polonia por una de sus reformas judiciales. La Comisión llevó el asunto al Tribunal de Justicia de la UE, que un año más tarde impuso medidas cautelares suspendiendo las funciones de la Cámara Disciplinaria del Tribunal Supremo creada por el PiS para vigilar a los jueces. El Gobierno aún no ha aplicado las medidas ordenadas por el tribunal.

“Duda y el PiS ven a la UE como un socio importante, pero no están de acuerdo sobre el Estado de derecho y enfatizan que el poder judicial es un asunto interno de Polonia en el que la UE no debe interferir en la soberanía nacional de los Estados miembros”, sostiene Jaraczewski. Por su parte, Le Quiniou explica que “el Gobierno no es antieuropeo y no quiere salirse de la UE, pero quiere cambiarla desde dentro”.

El 28 de enero de este año, el Consejo de Europa abrió un proceso de control a Polonia por el funcionamiento de sus instituciones democráticas y el Estado de derecho, declarando en una resolución que las reformas judiciales “dañan gravemente la independencia del poder judicial y del Estado de derecho”. Polonia se une así a otros diez Estados bajo supervisión de la organización de derechos humanos. El proceso incluye visitas de relatores, evaluaciones periódicas, diálogo con las autoridades del país, etc.

“La victoria de Duda desde un perspectiva exterior significa que Polonia seguirá siendo percibida como el patito feo que se niega a integrar plenamente los valores y principios de la UE mientras se muestra encantado de recibir el dinero”, opina Fafara, asistente académica en el departamento de Estudios Políticos Europeos y Gobierno del Colegio de Europa en Varsovia. Según un análisis de la BBC con los datos de la Comisión Europea, Polonia es el principal receptor neto de fondos de la UE.

Ataques a la comunidad LGTB

 Fafara sostiene que el PiS es fuerte porque “su discurso nacionalista da una sensación de seguridad y comunidad”. “En los discursos de Duda todo es blanco o negro y siempre hay un responsable al que culpar (normalmente extranjero). En un mundo cambiante, tener a alguien que da esa seguridad es tranquilizador. Por eso buscan chivos expiatorios para proclamarse como los únicos verdaderos defensores de la nación polaca”. En este sentido, el presidente y el partido en el Gobierno describen a la comunidad LGTB como una peligrosa “ideología” procedente del extranjero y han hecho de este asunto uno de los temas principales de su campaña.

Duda llegó a afirmar en campaña que la “ideología” LGTBI “es incluso más destructiva para el ser humano” que el comunismo y lo calificó como “neobolchevismo”. El partido ha demostrado su homofobia en varias ocasiones durante el proceso electoral. Przemyslaw Czarnek, diputado y miembro de campaña de Duda dijo que los homosexuales “no son personas normales”. “Dejemos de escuchar la idiotez de algunos derechos humanos e igualdad”, dijo. Joachim Brudzinski, presidente del comité ejecutivo del partido y exministro de Interior afirmó que “una Polonia sin LGTB es más bonita”.

“Me parece muy triste que en una Europa moderna los políticos con altos cargos decidan atacar a las minorías para sacar rédito político”, afirmó la vicepresidenta de la Comisión Europea Vera Jourova, encargada de valores y transparencia. La Comisión Europea también ha escrito a los presidentes de cinco provincias polacas preocupados por las resoluciones en las que se declaran “zonas libres de ideología LGTB”. La UE incluso ha vinculado las ayudas por la pandemia de coronavirus con estas declaraciones homófobas. Un informe reciente publicado por la organización en defensa de los derechos LGTB ILGA-Europe sostiene que Polonia es el peor país de la UE en términos de derechos para esta comunidad.

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