Miembros del Gobierno Trump y empresas bien conectadas con el Partido Republicano compiten por hacerse con los contratos de logística y reconstrucción pendientes en la devastada Franja de Gaza, así como del negocio de la ayuda humanitaria, según documentos y testimonios a los que ha tenido acceso The Guardian.
La reconstrucción que se avecina puede ser un premio lucrativo para las empresas especializadas en construcción, demolición, transporte y logística. Tras dos años de ataques israelíes, y con tres cuartas partes de las estructuras de la Franja dañadas o destruidas, Naciones Unidas ha estimado el coste total en 70.000 millones de dólares [unos 60.000 millones de euros].
Pero todavía no es posible firmar contratos de reconstrucción ni de ayuda humanitaria a largo plazo. La Junta de Paz presidida por Donald Trump para administrar el territorio, respaldada por Naciones Unidas, aún no ha sido creada. Ahora mismo hay un Centro de Coordinación Cívico-Militar, pero sus poderes son limitados.
Por otro lado, la Casa Blanca ha creado su propio Grupo de Trabajo bajo la dirección de Jared Kushner, Steve Witkoff y Aryeh Lightstone.
The Guardian ha sabido que las negociaciones dentro del grupo sobre la ayuda humanitaria y la reconstrucción de Gaza están lideradas por dos antiguos empleados públicos del Departamento de Eficiencia Gubernamental (o DOGE, por las siglas en inglés) dirigido entonces por Elon Musk para recortar el gasto público y despedir a un gran número de trabajadores federales. Esas dos personas han distribuido presentaciones que detallan los planes de las operaciones logísticas, con precios, proyecciones financieras y hasta la posible ubicación de los almacenes.
Las empresas que rondan el botín son estadounidenses. Uno de los candidatos es Gothams LLC, el contratista con conexiones políticas que se hizo con un contrato de 33 millones de dólares [unos 28 millones de euros] para gestionar ‘Alligator Alcatraz’, el polémico centro de detención del sur de Florida donde los inmigrantes son alojados en remolques y tiendas de campaña, según ha sabido The Guardian.
El contratista tenía “información privilegiada” para adjudicarse un contrato que puede ser el más lucrativo de su historia, de acuerdo con los documentos y según el testimonio de tres fuentes conocedoras de los planes. Tras las preguntas de The Guardian, Matt Michelsen, fundador de Gothams LLC, dijo que había reconsiderado su participación y que se retiraba de la adjudicación por motivos de seguridad.
Tras dos años de ataques israelíes, y con tres cuartas partes de las estructuras de la Franja dañadas, o directamente destruidas, las Naciones Unidas han estimado el coste total en 70.000 millones de dólares
The Guardian ha trasladado una serie de preguntas detalladas sobre el proceso a Eddie Vásquez, portavoz del Grupo de Trabajo de la Casa Blanca sobre Gaza, pero no ha obtenido respuesta. En un correo electrónico, Vásquez escribe que este artículo “pone de manifiesto un desconocimiento fundamental sobre el funcionamiento del equipo de Gaza y sobre la situación actual”. “Nos encontramos en las primeras fases de planificación y hay muchas ideas y propuestas en debate sin que se haya tomado ninguna decisión definitiva”, escribe.
Varias fuentes sostienen que los contratistas han viajado a la región para reunirse antes del comienzo de las vacaciones con influyentes autoridades estadounidenses y posibles socios comerciales. “Todo el mundo está tratando de sacar tajada”, dice un veterano contratista que está al tanto de los detalles del proceso. “La gente ve esto como otro Irak o Afganistán y están intentando hacerse ricos con ello”.
1.450 millones para un ‘contratista principal’
La ONU respaldó en noviembre el plan de Trump para Gaza. Aunque Trump y Kushner imaginaban resorts turísticos de lujo en la zona, la mayor parte de la comunidad internacional aspira a que la reconstrucción de la Franja se haga con el objetivo de convertirla en un hogar habitable para sus 2,1 millones de residentes palestinos. Israel sigue controlando la mitad de la Franja y ya ha dicho que no permitirá la reconstrucción de la otra mitad, supervisada por Hamás, hasta que el grupo entregue las armas.
Dos exempleados del DOGE visitaron la región en otoño, cuando proliferaban los planes para la posguerra de la Franja. Uno de ellos es Josh Gruenbaum, miembro de la Administración de Servicios Generales que iba en calidad de asesor superior del Grupo de Trabajo para Gaza. El otro es el graduado de Princeton Adam Hoffman, de 25 años, que se había unido en marzo al DOGE de Musk. Dos personas que han tratado directamente con Hoffman sostienen que es él el gran impulsor de los últimos planes. “La impresión es que todo lo que digan esos tipos va a suceder”, dice una persona conocedora del proceso. “Esa es la percepción, al menos”.
El historial de Hoffman como activista político conservador comenzó en su adolescencia. Según un perfil publicado en 2020 por la Jewish Telegraphic Agency [una agencia de noticias internacional], a los 14 años ya trabajaba como voluntario para Greg Abbott, el gobernador republicano de Texas. Antes de terminar la universidad trabajó brevemente en el Consejo de Asesores Económicos de la primera Administración Trump. En Princeton denunció antisemitismo en el campus cuando un destacado crítico del Gobierno israelí fue invitado a hablar en un acto de solidaridad con la Franja.
Si el "contratista principal" actúa con rapidez, podría obtener unos ingresos brutos de unos 1.450 millones de euros al año solo con las tasas de transporte por carretera
Hoffman está recabando ideas para un nuevo plan logístico en la Franja, según tres personas conocedoras del proceso. The Guardian ha tenido acceso a un documento de planificación que detalla una nueva “arquitectura logística del sistema de abastecimiento de Gaza”. Etiquetado como “confidencial pero no clasificado” y distribuido por Hoffman, según las fuentes, el documento habla de la necesidad de un “contratista principal” capaz de enviar 600 camiones humanitarios y comerciales a Gaza cada día. También sugiere cobrar una tarifa de 2.000 dólares por cada cargamento de ayuda humanitaria y una de 12.000 dólares a los camiones comerciales [unos 1.700 y unos 10.200 euros respectivamente].
Al operar como entidad concesionaria, dice el documento, el contratista podría “obtener un rendimiento justo” de los camiones humanitarios y comerciales que entran en Gaza. Si el “contratista principal” actúa con rapidez, The Guardian estima que podría obtener unos ingresos brutos de 1.700 millones de dólares al año [unos 1.450 millones de euros] solo con las tasas de transporte por carretera.
El transporte por carretera será de vital importancia en cualquier intento de reconstrucción en Gaza. Antes de la guerra, al enclave entraban unos 500 camiones por día con importaciones esenciales para una población que lleva décadas bajo el bloqueo militar de Israel.
Israel ha bloqueado de forma intermitente las entradas y salidas de la Franja desde el 7 de octubre de 2023, limitando el acceso a cosas tan básicas como alimentos, combustible y materiales de construcción. El acuerdo de alto al fuego firmado en octubre establecía la entrada diaria de 600 camiones con ayuda humanitaria, pero Israel lo ha limitado hasta un promedio de solo 140 camiones por día.
Históricamente, las Naciones Unidas han participado en el suministro de la ayuda humanitaria dentro de Gaza, proporcionando productos básicos, educación y atención sanitaria a más del 80% de los residentes.
No está claro qué papel desempeñará Naciones Unidas y el resto de organizaciones humanitarias en el futuro de Gaza. Las autoridades israelíes son las que controlan el permiso de acceso de todos los grupos que trabajan dentro de Gaza, incluidos los contratistas con fines lucrativos que ahora buscan cerrar acuerdos con la Junta de Paz.
Ninguna de estas personas tiene fines humanitarios ni experiencia en asistencia humanitaria, esto es una sarta de estupideces
“Ninguna de estas personas tiene fines humanitarios ni experiencia en asistencia humanitaria, esto es una sarta de estupideces”, dice el filántropo estadounidense Amed Khan, que suministra medicamentos a la Franja desde la fundación que lleva su nombre. En su opinión, la planificación de la reconstrucción es defectuosa y absurda. “No hay un aumento en los medicamentos, ni en los equipos médicos”, acusó.
The Guardian ha tenido acceso a una propuesta que el director financiero de Gothams ha firmado para enviársela a la Junta de Paz. “Respondiendo a la solicitud de presentar propuestas a la futura Junta de Paz”, dice el texto, donde se ofrece un “sistema logístico humanitario totalmente integrado para apoyar operaciones de ayuda a gran escala en Gaza”.
Gothams ha convocado a proveedores y a subcontratistas y es la clara favorita para encargarse de la logística, según los testimonios de tres personas. Michelsen, el fundador, es un republicano con conexiones políticas que ha donado grandes cantidades de dinero a Greg Abbott y a Ron DeSantis, gobernador de Florida.
Riego de fondos públicos para el candidato favorito
Michelsen fundó Gothams en 2019 para dedicarse al negocio de la respuesta a catástrofes tras una larga carrera que le permitió entrar en contacto con los artistas Lady Gaga y 50 Cent, así como con magnates de Silicon Valley entre los que figuran ejecutivos de Meta y Palantir.
La empresa ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años gracias a generosos contratos gubernamentales. Ingresó cientos de millones de dólares en fondos públicos por los programas relacionados con la COVID-19 durante la pandemia, así como proporcionando servicios logísticos para el floreciente sector de los centros de detención estatales.
La revista The Texas Observer publicó en 2022 que Michelsen había donado 250.000 dólares a la campaña electoral de Abbott [unos 215.000 euros], el mismo año en que el estado de Texas adjudicaba a Gothams un contrato por 43 millones de dólares [unos 37 millones de euros]. Según Michelsen, si donó a Abbott fue porque le gustaba. “Apoyo a Abbott”, dijo.
En una entrevista con The Guardian, Michelsen dijo que no podía decir mucho sobre los planes para Gaza y que no estaba dispuesto a hablar de Hoffman, de Gruenbaum, o del proceso. “He acordado no decir nada sobre el gobierno”, aseguró.
Lo que sí dijo Michelsen fue que los planes habían cambiado drásticamente en las últimas dos semanas, aumentando de escala. “La premisa original ha cambiado”, dijo. “Esto ha cambiado de una forma gigantesca”, añadió.
Michelsen contestó que las preguntas de The Guardian le habían llevado a retirarse del proyecto de contratación en Gaza. “Sus preguntas realmente me han impactado”, alegó. Añadió que acababa de tomar la decisión y que se la estaba comunicando a The Guardian incluso antes que al personal de Gothams. Le preocupaba la mala publicidad, dijo, y los posibles riesgos de seguridad si seguía adelante. “Gothams no participará”, sentenció.
Michelsen también prometió que si volvía a cambiar de opinión se lo haría saber a The Guardian.
Traducción de Francisco de Zárate