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The Guardian en español

Entre los escombros de la catedral de Odesa tras el bombardeo ruso: “Esto es barbarie”

Los destrozos causados en el techo y en el altar de la Catedral de la Transfiguración de Odesa por el impacto de un misil ruso.

Shaun Walker

Odesa (Ucrania) —

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“Señor, ten piedad; señor, ten piedad; señor, ten piedad”. El sacerdote se seca las lágrimas mientras su sonora voz emerge de los altavoces improvisados delante de su catedral destrozada. El sonido de ese mantra tiene que competir con el estruendo de los camiones que cargan escombros y el taladro de las obras para reparar los edificios vecinos.

Esta es la segunda vez que es atacada la catedral de Transfiguración de Odesa, enorme, de color arena y situada en el corazón del centro declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. En los años 30 fue destruida durante la ofensiva ateísta de de Iósif Stalin. El domingo por la mañana, la versión reconstruida fue alcanzada por un ataque ruso contra Odesa. Un misil provocó un gran agujero el tejado y, al explotar, hizo colapsar el altar y carbonizó varias de sus paredes.

El ataque contra la catedral no es el único que se produjo durante la madrugada del domingo en esta ciudad portuaria del sur de Ucrania: también ha habido daños en escuelas, en edificios de viviendas y en una venerada mansión del siglo XIX. Al menos dos personas han muerto y 22 han sufrido heridas.

Moscú no ha dejado de atacar esta localidad desde que Rusia se retiró la semana pasada del acuerdo que había firmado con Kiev para exportar grano ucraniano desde los puertos de Odesa en el Mar Negro. Para garantizar que no pueda salir nada de grano desde la ciudad, el Ministerio de Defensa ruso también amenazó con con considerar “objetivo militar” cualquier barco comercial que intente atracar en Odesa.

Ataques rusos contra Odesa

“La estrategia actual de Rusia es destruir Odesa. Nunca atacarían barcos de bandera extranjera que lleguen a Odesa, por eso están atacando Odesa, para dejar claro que aquí es demasiado peligroso”, dice un diputado ucraniano de esta ciudad, Oleksiy Honcharenko, quien considera que Ucrania necesita urgentemente más defensas antiaéreas.

Incluso para los estándares de la despiadada estrategia bélica rusa es muy sorprendente que hayan atacado con misiles una catedral histórica consagrada nada menos que por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa. Los sacerdotes presentes no se lo pueden creer.

“Esto es una barbarie, es terrorismo, los que han hecho esto no son personas en absoluto”, lamenta Myroslav Vdodovych, el sacerdote encargado de la catedral de la Transfiguración, mientras camina entre las ruinas con un casco naranja fluorescente. Sin dejar de atender su teléfono móvil, dirige a los equipos de emergencia hacia los lugares donde aún hay escombros por retirar. “Fui uno de los primeros en llegar porque me avisaron cuando saltaron las alarmas; fue un impacto directo, justo en la zona del altar”, explica.

Trata de encontrar algo positivo en lo ocurrido, mientras camina entre las ruinas. Vdodovych dice que, al impactar en la catedral, el misil no cayó sobre los edificios vecinos, que sufrieron daños materiales pero allí no hubo muertos: “Podemos decir que la catedral salvó vidas”.

En un templo vecino, el párroco pidió a los feligreses que no asistieran a misa el domingo para ayudar en las tareas de limpieza: armados con cascos, se fueron a toda prisa a la catedral bombardeada y sacaron de los escombros trozos de bancos, de ángeles pintados que habían caído del techo y de mosaicos. Un hombre emergió del edificio con fragmentos de misiles; otro encontró una pieza de plata que había formado parte del marco de un icono.

Unas mujeres mayores con pañuelos en la cabeza buscaban en el césped y en los macizos de flores en las inmediaciones, en una pesca de fragmentos de cristal que parece interminable. Una de ellas, Olha, de 72 años, solía acudir a misa en la catedral bombardeada. “Todo sucede por una razón, pero es difícil ver la razón de esto”, lamenta.

Había cinco bodas y dos misas programadas para este domingo en la catedral, la más grande de Odesa. En su lugar, Vdodovych y el arzobispo Diodor de Yuzhe dirigieron una oración al aire libre a primera hora de la tarde, rezando junto a un icono rescatado de las ruinas, del que fue retirada cuidadosamente una espesa capa de polvo. Con oro y joyas incrustadas, es la copia de un icono conocido como la Madre de Dios Kasperovskaya; el original se conserva en otra catedral de Odesa y muchos creen que protege a la ciudad.

“Este icono siempre ha salvado Odesa; en la guerra de Crimea, rezaron junto a él durante el bombardeo británico y una niebla descendió sobre Odesa, impidiendo el ataque”, cuenta el religioso Maksimilian. “La copia resultó dañada anoche, pero ha sobrevivido de milagro”, relata.

Reconstruida tras la independencia de Ucrania, la catedral de la Transfiguración está adscrita al credo de la Iglesia ortodoxa ucraniana, que es una de las dos grandes ramas de la ortodoxia en el país.

El patriarca de Putin

Hasta hace poco, esta rama estaba adscrita a la Iglesia de Moscú. La catedral de la Transfiguración había sido consagrada en 2010 por el patriarca ruso Kirill, el mismo que ahora da su apoyo incondicional a la invasión de Putin de Ucrania, bendiciendo a las tropas y llegando a decir en uno de sus sermones que la muerte de soldados rusos en combate es “un sacrificio que limpia todos los pecados” de los uniformados.

Desde entonces, la Iglesia ortodoxa ucraniana ha denunciado la invasión rusa y declarado su independencia de Moscú. Muchos ucranianos piensan que aún está plagada de agentes rusos, pero los sacerdotes presentes en la catedral bombardeada son inequívocos en su condena a Rusia. “Una iglesia que apoya una guerra y una matanza no puede ser una iglesia de verdad; una iglesia nunca puede apoyar la guerra”, opina Vdodovych. “Si no respetan las cosas sagradas, no son seres humanos; las cosas que ha dicho el patriarca Kirill van en contra de la humanidad”, sostiene.

Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha asegurado que vengará los ataques. “Definitivamente, habrá una represalia contra los terroristas rusos por lo de Odesa. Lo sentirán”, escribió en Twitter.

El Ministerio de Defensa ruso negó que uno de sus misiles alcanzara la catedral y alegó sin pruebas que el daño fue el resultado de un misil de la defensa aérea ucraniana. Moscú aseguró que había alcanzado objetivos en la zona donde se preparaban “ataques terroristas” que los daños al impacto de un misil de defensa antiaérea ucraniano. Sin embargo, Rusia ha lanzado misiles hipersónicos contra Odesa durante varias noches en la última semana, y los misiles han alcanzado varias zonas residenciales.

Esos han sido los peores ataques contra Odesa desde que comenzó la guerra y están provocando angustia, insomnio y decenas de víctimas entre los residentes. Hay una sensación generalizada de consternación ante los despiadados ataques de Moscú contra una ciudad que juega un papel crucial en la narrativa histórica y cultural de la propia Rusia.

Incluso el alcalde de Odesa, Gennadiy Trukhanov, que fue considerado durante mucho tiempo como pro-ruso, ha grabado un mensaje dirigido a Rusia después del ataque. “Si supierais cuánto os odia Odesa; no sólo os odia, sino que os desprecia”, afirmó en ruso, su lengua materna.

“Estáis librando una guerra contra niños pequeños y contra catedrales ortodoxas, sois criaturas desnaturalizadas, sin moral y sin valores... No nos conocéis a los ortodoxos, no nos doblegaréis, sólo nos haréis enfadar más”, sostuvo Trukhanov.

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