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The Guardian en español

Esta es la historia de la desaparición de la Abuela Pu, la madre de un disidente chino encarcelado

Imagen de la Abuela Pu, siendo detenida

Lily Kuo

Pekín —

Durante los últimos dos años, la anciana de 85 años Pu Wengqing ha pasado la mayor parte de su tiempo escribiendo artículos sobre su hijo, Huang Qi, un disidente conocido que hace más de dos años que está en la cárcel esperando su juicio. Pu publica en Wechat noticias sobre Huang, fundador del primer sitio conocido en China para la vigilancia de los Derechos Humanos y en octubre grabó un vídeo pidiendo ayuda y lo subió a YouTube.

Ahora, la Abuela Pu, como la llaman sus amigos, ha desaparecido y es probable que esté bajo arresto domiciliario o en una cárcel clandestina, según sus amigos y activistas por los Derechos Humanos.

El 7 de diciembre, Pu viajó 10 horas en tren hacia Pekín desde su hogar en la provincia de Sichuan con el objetivo de reclamar ante los líderes chinos la liberación de su hijo, que ha sido acusado de revelar secretos de estado, un delito difuso que a menudo se utiliza contra los activistas. En el tren, la policía interrogó a Pu y a su acompañante varias veces y les revisaron el equipaje. Cuando llegaron a Pekín, les siguieron y luego les interceptaron.

“Siete u ocho hombres vestidos de civil nos rodearon y cogieron a la Abuela Pu de los brazos. Le empujaron al suelo. Yo gritaba y gritaba, pidiendo a la gente que pasaba que nos ayudaran”, relató Wei Wenyuan, el acompañante de Pu.

Las fotografías muestran a Pu tumbada en el suelo, con un chaleco amarillo como los del tráfico y apretando su bolso contra su pecho. Pu y Wei fueron llevados a una comisaría, donde finalmente se llevaron a Wei a otro sitio. “Esa fue la última vez que vi a la Abuela Pu”, dijo Wei.

Amigos de su hijo Huang han estado buscando a su madre, fueron a casa de Pu y al hospital donde solía trabajar como médica. Pu Fei, que trabajaba con Huang, dijo que agentes de seguridad en Neijiang, Sichuan dijeron que ella está bajo custodia de la policía y que está bien. No explicaron el por qué de su detención. Pu Fei cree que está bajo arresto domiciliario en un sitio que no es su casa.

“No tiene por qué ser su casa. Un hospital, un hotel, una granja, un pueblo pequeño, muchos sitios pueden funcionar como un lugar de detención”, afirmó. Según Pu Fei, la Abuela no está bien de salud. “No sabemos si se encuentra bien o no, por eso estamos preocupados”.

Pu, que está jubilada y vive de su pensión, se volvió más activa desde que arrestaron a su hijo Huang hace dos años. Crítico declarado del Gobierno, Huang ya estuvo detenido en 2008 y pasó tres años en prisión después de reunirse con los padres de los niños que murieron en el terremoto de Sichuan de 2008, cuyas muertes se atribuyen al resultado de la mala construcción de las escuelas públicas.

En 1998, Huang fundó el sitio web 64 Tianwang, con el propósito original de buscar personas desaparecidas, aunque luego el sitio se dedicó al monitoreo de las violaciones a los Derechos Humanos.

Temen por su salud en la cárcel

Huang tiene un problema del riñón potencialmente fatal y es probable que muera en la cárcel, según su madre. Desde que está detenido se le ha negado tratamiento médico, según sus abogados, que afirmaron que ha sido golpeado, es víctima de constantes interrogatorios y es forzado a estar de pie durante sesiones de 6 horas seguidas.

Huang tenía una audiencia previa al juicio programada para el 10 de diciembre, según sus abogados, que remarcaron que no se les ha dado más información.

Varios disidentes chinos han muerto después de negárseles tratamiento médico en la cárcel, incluido el ganador del premio Nobel Liu Xiaobo, que murió el año pasado de cáncer de pulmón mientras cumplía una sentencia de 11 años de prisión. Cao Shunli, que fue detenida después de manifestarse a favor de la participación pública en una supervisión de la ONU al tratamiento de los Derechos Humanos en China, murió en 2014 después de que se le negara tratamiento médico.

China ha defendido sus acciones señalando que se ha promovido de forma pionera “el desarrollo de los Derechos Humanos con características chinas”. Durante un reciente repaso del historial chino, el pasado noviembre, el viceministro de asuntos exteriores Le Yucheng dijo: “Ningún país nos va a imponer una definición de democracia o de Derechos Humanos”.

Los activistas por los Derechos Humanos aseguran que la forma en que el Gobierno trata a personas como Pu demuestra una realidad muy diferente. “La desaparición de la anciana madre de Huang Qi demuestra lo que el gobierno considera que son los ‘Derechos Humanos con características chinas’”, dijo Frances Eve, investigadora del grupo Defensores de los Derechos Humanos en China.

“La policía considera que una mujer de más de 80 años es una amenaza y la hacen desaparecer…todo por silenciar su reclamo de un proceso judicial justo para su hijo detenido”.

Según sus amigos, Pu vive modestamente, compra en el mercado las verduras más baratos y no se ha operado de cataratas porque cuesta mucho. Cuando sus amigos le dan alimentos, ella se los da a residentes llamados ‘suplicantes’, que reclaman al gobierno una compensación legal.

Pu vive preocupada por su hijo y a veces se enfada o se emociona al hablar de su caso. “Siempre pide disculpas luego”, dijo Wei. En el vídeo publicado en octubre, Pu dice: “Ya tengo 85 años. Quiero ver a mi hijo. Si pudiera ver a mi hijo una vez más en mi vida, podría morir sin remordimientos…Os ruego que reclaméis por mi hijo”.

Traducido por Lucía Balducci

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