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The Guardian en español

Investigadores reúnen pruebas de posibles crímenes de guerra de Rusia en Ucrania

Consecuencias del bombardeo nocturno en Kiev.

Dan Sabbagh

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Seis días después de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania, aumentan las pruebas de que sus militares están cometiendo crímenes de guerra con ataques mortales contra civiles y el uso de municiones de racimo.

Eliot Higgins, fundador de la web de periodismo de investigación Bellingcat, dice que hay pruebas de que Rusia estaba causando “daños a los civiles”, incluso mediante el uso de “bombas de racimo en zonas civiles”, a partir de vídeos y fotografías fiables del conflicto.

Las imágenes de un ataque a un aparcamiento en Járkov el lunes, descrito por un investigador de Bellingcat como un ataque con bombas de racimo, muestran a los residentes caminando en un parque cercano justo cuando estalla la secuencia de bombas. La zona parece ser residencial.

Las imágenes de la cámara de seguridad, que según el Equipo de Inteligencia de Conflictos de Rusia fueron grabadas en Járkov, muestran una bomba de racimo aterrizando en una carretera el pasado viernes. El conductor da una vuelta apresurada mientras las explosiones llueven alrededor del coche. Dada la falta de ruido de los aviones, la bomba fue probablemente disparada por un sistema ruso de cohetes Grad, concluyen los investigadores.

Las municiones de racimo, que dispersan indiscriminadamente pequeñas bombas en una amplia zona, están prohibidas por más de 100 Estados, entre ellos Reino Unido, Francia y Alemania, debido a su falta de precisión. Sin embargo, ni Rusia ni Ucrania (ni Estados Unidos) han firmado el tratado, creado por primera vez en 2008, que las prohíbe.

Pruebas

Han aparecido más pruebas del uso de municiones de racimo, como los restos de un motor de cohete de una munición de racimo rusa BMP-30 encontrados el viernes en una carretera de Járkov, y un vídeo de una pieza de una bomba similar aterrizando en Bucha, al noroeste de Kiev.

Varias ONG se han centrado en el ataque a una guardería en Okhtyrka, a unos 100 kilómetros al oeste de Járkov, el viernes, el segundo día de combates sin cuartel. Las imágenes de un dron tomadas tras el ataque muestran múltiples focos de explosión ennegrecidos y personas muertas o gravemente heridas junto a la entrada.

Tres civiles murieron, entre ellos un niño, según Amnistía Internacional. “No hay justificación posible para lanzar municiones de racimo en zonas pobladas, y menos aún cerca de una escuela”, ha declarado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

Según la ONU, atacar intencionadamente a civiles o edificios civiles se considera un crimen de guerra según el derecho internacional humanitario, al igual que los ataques a objetivos militares que causan un número excesivo de víctimas civiles. Rusia niega sistemáticamente que realice ataques ilegales.

“Si se duda de si un objetivo es militar o no, hay que suponer que es civil. Por tanto, un ataque indiscriminado es ilegal”, dice Roos Boer, responsable del proyecto Pax peace en Países Bajos.

Los vídeos que sirven como prueba sugieren que los ataques con misiles rusos contra la ciudad oriental de Járkov se lanzaron sin tener en cuenta el impacto sobre los civiles. El martes, un ataque con misiles -posiblemente un misil de crucero Kalibr- contra el edificio del Gobierno regional en el centro de Járkov fue grabado en el momento de producirse.

Al menos 10 civiles murieron en el ataque de la mañana en el corazón de la ciudad industrial de más de un millón de habitantes. Horas más tarde, Rusia dijo que iba a llevar a cabo lo que denominó ataques de “alta precisión” contra edificios oficiales en Kiev.

El lunes, unos vídeos mostraron explosiones en serie de sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) sobre otros edificios de Járkov. Uno de ellos mostraba la característica torre Diamond City, de 13 plantas, claramente visible en primer plano. Se vieron fragmentos de bombas en las carreteras de Járkov, partes de cohetes en apartamentos y civiles muertos en las calles.

Investigar desde el primer día

Pero a pesar de las preocupaciones planteadas por los servicios de inteligencia occidentales, todavía no han aparecido pruebas claras de que las fuerzas rusas hayan utilizado armas termobáricas destructivas (aunque Ucrania ha afirmado haber capturado un lanzallamas TOS-1A) o bombas incendiarias de racimo del tipo que sus fuerzas fueron acusadas de utilizar en Siria durante el asedio de Alepo.

El lunes por la noche, un funcionario occidental dijo que existía “la obligación de registrar y capturar” los ataques contra civiles, mientras que otro dijo: “Creo que estaremos muy atentos y alertas a los crímenes de guerra o a las violaciones del derecho internacional humanitario en este conflicto”.

Pero mientras los gobiernos hablan de actuar, los investigadores ya están haciendo su parte. Higgins dice que, a diferencia de otros conflictos recientes -como la guerra de Siria-, “una comunidad de inteligencia de fuente abierta” que recoge y estudia pruebas de vídeo y fotos ha surgido “desde el primer día”.

Con la ayuda de la disposición de los ucranianos y otras personas para documentar el conflicto en sus móviles, investigadores independientes como Bellingcat han podido geolocalizar y documentar rápidamente pruebas que podrían ser útiles en el futuro.

Bellingcat también ha establecido una asociación con Mnemonic, una ONG dedicada a archivar las pruebas recogidas en las redes sociales y los teléfonos móviles, cuyo objetivo es asegurar el material hasta el nivel de las pruebas. “Puede llegar el día en que todo esto acabe en la Corte Penal Internacional”, dice Higgins.

Traducción por Lara Lema

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