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The Guardian en español

John McCain: 10 momentos que dibujan las luces y sombras del 'republicano rebelde'

John McCain, durante un mitin en Des Moines, Iowa

Lauren Gambino

Washington —

El senador republicano John McCain se enorgullecía de ser un “inconformista”, un político con una potente brújula moral dispuesto a admitir sus errores y a enfrentarse con su propio partido. Se exigía mucho a sí mismo y a todos los que le rodeaban. Tanto que a veces no estaba a la altura, como él mismo admitió.

Hubo ocasiones en que demostró su coraje y otras en que fue contradictorio. A continuación, un listado de todos los momentos que definieron la extraordinaria vida de McCain, uno de los senadores más influyentes de Estados Unidos.

Se negó a ser liberado como prisionero en Vietnam

Antes de meterse en política, el comportamiento de McCain como prisionero de guerra en Vietnam le ennobleció para el público estadounidense.

Llevaba menos de un año prisionero en el famoso “Hanoi Hilton” cuando de repente le dijeron que lo liberaban. Pero McCain se atuvo al reglamento para prisioneros de guerra según el cual los oficiales debían aceptar su liberación siguiendo el orden de captura, y se negó.

“Sabía que no me lo habrían ofrecido si yo no hubiera sido el hijo de un almirante”, dijo McCain al partido republicano de Arizona en 2007. “No me pareció que fuera algo honorable”.

Fue golpeado y torturado debido a su negativa. Tras más de cinco años en prisión, en marzo de 1973 lo liberaron.

Uno de los Cinco de Keating

En 1989, McCain fue uno de los cinco senadores estadounidenses involucrados en un escándalo de corrupción que por poco termina con su carrera política.

Los senadores fueron acusados de hacer presión para que las autoridades federales dejaran de investigar a Charles Keating, benefactor de los cinco y responsable de una empresa de ahorros y préstamos que a finales de los años ochenta se declaró en bancarrota, generándole un alto coste a los contribuyentes.

Un comité de ética del Senado absolvió a McCain de conductas impropias, pero le echaron en cara el “mal juicio” que había tenido. El senador, que calificó el asunto como “mi punto negro” y una permanente “mala nota en mi historial”, pasó luego a defender la necesidad de reformar la financiación de las campañas.

La bandera confederada

En el año 2000 participaba por primera vez en la carrera por la presidencia cuando le preguntaron si la bandera confederada debía ser retirada del Capitolio de Carolina del Sur. No respondió lo que pensaba de verdad. Las primarias en ese Estado estaban reñidas y temía que si iba contra la bandera, como había hecho en otras ocasiones, perjudicaría sus posibilidades de ser elegido por los republicanos.

Perdió la carrera de todos modos y ese mismo año se disculpó públicamente por su falta de honestidad. También recordó a sus antepasados confederados. “Lucharon en el lado equivocado de la historia de Estados Unidos”, dijo. “No creo que su servicio, por muy distinguido que haya sido, deba conmemorarse de una manera que ofenda, que hiera profundamente a las personas a cuyos antepasados les fue negada la libertad por mis antepasados”.

Sarah Palin: 'La próxima vicepresidenta'

El 29 de agosto de 2008, McCain se dirigió a una multitud en Dayton, Ohio. Para sorpresa de todos, presentó “a la próxima vicepresidenta de Estados Unidos, la gobernadora Sarah Palin, del gran Estado de Alaska”.

Para los críticos de McCain, elegir a Palin como compañera de fórmula en la carrera contra Barack Obama abrió dentro del Partido Republicano una caja de Pandora que allanaría el camino para el ascenso de Donald Trump: la política de las quejas.

“No creo que [McCain] fuera consciente en ese momento, pero cogió una enfermedad que afectaba al partido republicano, el anti-intelectualismo y el desprecio por los hechos, y la colocó en el centro del partido”, dijo David Brooks, columnista del periódico The New York Times, en el documental de HBO sobre la vida de McCain.

En el documental,  titulado For Whom the Bell Tolls (Por quién doblan las campanas), McCain dijo arrepentirse de no haber elegido como compañero de fórmula a Joe Lieberman, amigo y ex demócrata devenido en independiente. Pero insistió en su defensa a Palin y no se sumó a las críticas.

Su defensa de Obama: 'No, señora'

En los últimos días de la violenta campaña presidencial de 2008, una simpatizante de McCain le dijo en un ayuntamiento de Minnesota que temía una presidencia de Obama. Había escuchado que el demócrata era “un árabe”.

Negando con la cabeza, McCain cogió el micrófono. “No señora, no señora”, dijo mientras lo abucheaba la multitud conservadora. “Es un hombre de familia decente, un ciudadano con el que estoy en desacuerdo en temas fundamentales. De eso se trata esta campaña. No es [un árabe]”.

McCain admite la “importante” victoria de Obama

El 4 de noviembre de 2008, el derrotado candidato presidencial republicano tuvo la gentileza de admitir la victoria de Barack Obama frente a miles de seguidores en Phoenix. En su discurso, McCain lo felicitó por haber ganado y pidió al país que se uniera en apoyo al nuevo líder electo. Pero no se quedó ahí. También reconoció la importancia histórica de la elección de Obama en una nación construida sobre la esclavitud y dividida por cuestiones raciales.

“Esta es una elección histórica y reconozco el significado especial que tiene para los afroestadounidenses y el orgullo especial que deben sentir esta noche. Siempre he creído que Estados Unidos ofrece oportunidades para todos los que se esfuerzan y tienen la voluntad de aprovecharlas. El senador Obama también cree eso. Pero ambos reconocemos que, aunque hayamos recorrido un largo camino, aún provoca heridas el recuerdo de las viejas injusticias que alguna vez mancharon la reputación de nuestra nación y negaron a algunos estadounidenses las plenas bendiciones de la ciudadanía.”

“Hace cien años, el presidente Theodore Roosevelt invitó a Booker T Washington a cenar en la Casa Blanca y provocó un escándalo en muchos sectores. Estados Unidos está hoy a un mundo de distancia de la intolerancia cruel y arrogante de aquella época. No hay mejor prueba de ello que la elección de un afroamericano a la presidencia de los Estados Unidos. Que no haya ya ninguna razón para que un estadounidense deje de apreciar su ciudadanía en esta, la nación más grande de la Tierra”.

“El senador Obama ha logrado algo muy importante para sí mismo y para su país”.

El 'maldito muro' y la reforma migratoria

Era un anuncio de 30 segundos filmado para desinflar los ataques contra McCain de un candidato conservador. Después de años de presionar por una reforma migratoria, se decía que McCain era demasiado blando en los temas de la frontera.

Pero aquella publicidad de la campaña de 2010 en la que McCain caminaba por la frontera sur y prometía construir la “maldita valla” se convirtió en un caso de estudio para sus críticos: había desaparecido el “inconformista” capaz de enfrentarse a su partido por cuestiones de principios.

El anuncio fue parodiado y ridiculizado. Los críticos lo acusaron de oportunismo político y de abandonar la campaña de toda una vida por sumarse al bipartidismo en el tema de la inmigración.

McCain ganó sin problemas esas primarias y en el período que siguió retomó una posición más centrista en inmigración.

La publicación del informe sobre las torturas

McCain defendió a toda costa la polémica decisión de publicar el informe sobre torturas redactado por el Senado en 2014. En él se detallaban las técnicas de interrogatorio utilizadas por la CIA tras los atentados del 11 de septiembre. El informe incluía importantes revelaciones sobre las prácticas de tortura de la agencia, incluyendo el detalle de que eran más brutales de lo que se sabía.

McCain, que como prisionero de guerra en Vietnam también había sido torturado, trabajó junto a los demócratas para asegurar la publicación del informe.

“Creo que el pueblo estadounidense tiene el derecho –de hecho, tiene la responsabilidad– de saber qué se ha hecho en su nombre; cómo sirvieron o no sirvieron estas prácticas a nuestros intereses; y cómo se relacionan con nuestros valores más importantes”, dijo McCain en un discurso ante el Senado.

“A veces la verdad es una píldora difícil de tragar. A veces nos causa dificultades en casa y en el extranjero. A veces la usan nuestros enemigos en su intento de hacernos daño. Pero el pueblo estadounidense tiene derecho a ella, a pesar de todo”.

El voto a favor de la sanidad pública

Era tarde y habían empatado en votos. El sistema de salud de Estados Unidos pendía de un hilo cuando McCain, rechazando un pedido de última hora del presidente, votó contra su partido y arruinó el esfuerzo republicano de años para terminar con la Affordable Care Act, la reforma sanitaria de Barack Obama.

McCain había amenazado con oponerse al plan si los republicanos no seguían el “orden normal” y permitían que hubiera una audiencia para la legislación y se recibieran los aportes de los demócratas.

En un discurso anterior a la votación, McCain instó al Senado a volver a romper el ciclo de estancamiento para trabajar juntos en los temas centrales.

“¿Qué podemos perder si intentamos trabajar juntos para encontrar soluciones? Divididos no estamos haciendo mucho. No creo que ninguno de nosotros se sienta muy orgulloso de nuestra incapacidad. No es el trabajo más inspirador limitarse a impedir que los opositores políticos logren lo que quieren. Es más satisfactorio respetar nuestras diferencias. No permitir su existencia hace que se eviten acuerdos que no necesitarían el abandono de principios básicos, acuerdos hechos de buena fe que ayudarían a mejorar vidas y a proteger al pueblo estadounidense.”

“El Senado es capaz. Ya lo sabemos. Lo hemos visto antes. Yo lo he visto muchas veces. Las ocasiones en las que participé, incluso de una manera modesta, en respuestas elaboradas por los dos partidos ante problemas o amenazas nacionales son, con mucho, las más satisfactorias y las que recuerdo con más orgullo de mi carrera”.

Condena al “mal concebido nacionalismo espurio”

Dentro del partido republicano, McCain ha sido uno de los principales enemigos de la presidencia de Trump.

Durante su candidatura, Trump llegó a decir que no consideraba a McCain un héroe de guerra. Él prefería, dijo, “a la gente que no fue capturada”. Como presidente, Trump ha seguido menospreciando a McCain por el voto sobre la ley sanitaria.

McCain contempló con preocupación la deriva del partido en manos de Trump hacia una política de “Primero Estados Unidos” que despreciaba a los aliados y se acercaba a adversarios como el presidente ruso Vladimir Putin, un viejo enemigo del senador.

McCain se enfrentó al presidente en temas de inmigración, refugiados y torturas. En el discurso que dio cuando le entregaron el Premio de la Medalla de la Libertad 2017, habló de los valores que había defendido durante mucho tiempo y que, en su opinión, estaban bajo amenaza por el ascenso populista de Trump.

“Temer al mundo que hemos organizado y conducido durante setenta y cinco años, abandonar los ideales que hemos hecho avanzar en todo el mundo, rechazar nuestras obligaciones de liderazgo internacional y nuestro deber de seguir siendo ‘la última y mejor esperanza de la tierra’ por un nacionalismo espurio y mal concebido, creado por personas que prefieren buscar cabezas de turco antes que resolver problemas, es tan antipatriótico como cualquier otro de los viejos dogmas del pasado que los estadounidenses ya tiraron al montón de cenizas de la historia.”

“Vivimos en una tierra hecha de ideales, y no de sangre y de tierra. Somos los guardianes de esos ideales en nuestra tierra y sus adalides en el extranjero. Hemos hecho mucho bien en el mundo. Ese liderazgo ha tenido sus costos, pero nos hemos vuelto incomparablemente ricos y poderosos mientras lo defendíamos”.

“Tenemos la obligación moral de continuar con nuestra justa causa y nos avergonzaríamos de no hacerlo. No prosperaremos en un mundo donde falten nuestros ideales y liderazgo. No nos lo mereceríamos.”

“Soy el tipo con más suerte del mundo. He trabajado toda mi vida adulta por la causa de Estados Unidos, la causa de nuestra seguridad y la de nuestros amigos, la causa de la libertad y de una justicia igual para todos. No siempre lo he hecho bien. Ni siquiera me he dado cuenta a veces de que estaba trabajando para eso”.

“Pero una de las pocas compensaciones de la vejez es la agudeza que da ver las cosas con perspectiva. Ahora veo que he formado parte de algo importante que me atrajo incluso cuando yo me distraía con otros intereses. Sabiéndolo o no, he participado en el viaje por el que Estados Unidos ha hecho del futuro un lugar mejor que el pasado”.

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