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The Guardian en español

La ofensiva sobre Mosul puede hacer estallar el conflicto entre suníes y chiíes en Irak

Los nacionalistas turcos más intransigentes continúan defendiendo la reivindicación histórica de Turquía sobre Mosul, Kirkuk y otras áreas del norte de Irak.

Simon Tisdall

Aumenta el riesgo de que las operaciones militares para expulsar a los terroristas del Estado Islámico de Mosul, en el norte de Irak, puedan convertirse en un nuevo frente de batalla. La polémica entrada de Turquía en los combates podría intensificar el conflicto entre la rama suní y chií del Islam.

Binali Yildirim, primer ministro turco, confirmó las informaciones que afirmaban que tropas turcas con base en la disputada región de Bashiqa, a las afueras de Mosul, estaban disparando a posiciones del Estado Islámico con artillería, tanques y obuses. Yildirim señaló que el bombardeo se produjo tras una petición de las fuerzas peshmerga kurdas.

Pero el mando conjunto de operaciones de Irak negó rotundamente la implicación turca. “[Irak] niega participación turca de ningún tipo en las operaciones para la liberación de Nínive”, ha señalado este lunes, refiriéndose a la provincia iraquí de la cual Mosul es la capital.

El ofuscamiento de Irak refleja una ansiedad profunda en Bagdad por las intenciones de Turquía, predominantemente suní. El gobierno del primer ministro Iraquí, Haider al Abadi, chií y apoyado por Irán, está bajo presión para no tolerar la presencia en suelo iraquí de tropas de un país que supuestamente ha ayudado anteriormente a los yihadistas suníes del Estado Islámico.

Las motivaciones de Turquía a largo plazo también han sido cuestionadas. Los nacionalistas turcos más intransigentes, cuya influencia ha crecido desde el pasado julio como respuesta al intento fallido de golpe de Estado, continúan defendiendo la reivindicación histórica de Turquía sobre Mosul, Kirkuk y otras áreas del norte de Irak, antiguamente controladas por el Imperio Otomano.

El plan de Turquía, revelado por el ministro de Exteriores Çavuşoğlu, de crear en el norte de Irak un lugar seguro para refugiados en caso de que fuera necesario para los residentes de Mosul, de mayoría suní, está exacerbando las inseguridades del primer ministro Abadi.

La cooperación reforzada entre el gobierno secesionista de la Región Autónoma Kurda y Turquía se ve como un factor de debilitamiento de la cohesión nacional de Irak. “La administración kurda iraquí es consciente de la importancia de la cooperación en este asunto y está lista para trabajar con Ankara”, ha señalado el primer ministro turco Yildirim.

“Tenemos tropas cerca tanto de Ebril como en el lado iraquí de la región fronteriza de Hakkari-Şırnak. Hay unidades especiales allí desplegadas”, ha remarcado Yildirim.

La alianza puede resultar conveniente. Y temporal. Yildirim ha reconocido que las motivaciones de Ankara no eran claras. El lugar seguro también tendría el objetivo de dejar sin espacio a los combatientes separatistas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que buscan una insurgencia en el sureste de Turquía. “Lo que hemos hecho en Siria, lo haremos en Irak”, ha rematado el primer ministro, en referencia a la operación Escudo del Éufrates.

“Queremos y necesitamos declarar un lugar seguro en la región porque hay una amenaza común, el PKK, que es una amenaza tanto para Turquía como para el norte de Irak”, ha justificado Yildirim.

El deseo entusiasta de Turquía de participar en la batalla de Mosul proviene, en cierto modo, de la preocupación de que las fuerzas del ejército de Irak que están rodeando la ciudad están compuestas, en gran parte, por unidades chiíes del sur. Las experiencias previas de milicias chiíes “liberando” pueblos suníes como Faluya y Ramadi han llevado a acusaciones de atrocidades sectarias.

El factor petróleo

Según el analista regional Hasan Koni en declaraciones al periódico turco Hurriyet, Ankara quiere fortalecer su influencia para un nuevo panorama regional, una vez que el Estado Islámico sea derrotado y la lucha para derrocar al presidente sirio alauí, Bashar al Asad, se resuelva de una forma u otra.

“Hay una percepción de que Oriente Próximo está siendo rediseñado y de que la integridad territorial y la unidad de Irak y Siria estarán en apuros. Con Rusia apoyando a Siria e Irán tan involucrado en Irak, existe un sentimiento de '¿cómo nos podemos beneficiar de la situación? ¿Podemos sacar partido?', indica Koni.

Otro factor es el petróleo. “¿Por qué Mosul? –se pregunta Koni– Es por el petróleo. [Los turcos] Ven la riqueza de los saudíes... Desde principios de los años 2000 se empezó a desarrollar la idea de 'podríamos haber sido los líderes de los suníes si hubiésemos tenido petróleo”.

Pisando una fina línea entre Estados Unidos, que ha animado a la participación, y Rusia, el mayor jugador militar con el cual chocó el año pasado, Turquía enfatiza que sus fuerzas terrestres no se unirán en la batalla de Mosul. El papel turco estará restringido al aire, a la artillería y al apoyo de fuerzas especiales. “Está fuera de duda que Turquía u otros países se unan a la operación terrestre”, señaló Çavuşoğlu.

Pero Abadi se mantiene firme y no quiere la ayuda de Ankara: “Sé que los turcos quieren participar... Les decimos: Gracias, esto es algo que abordaremos los iraquíes y los iraquíes liberarán Mosul”.

Traducción de Javier Biosca Azcoiti

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