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The Guardian en español

Los partidarios y detractores del Brexit están más divididos que nunca

Protestas por el Brexit en Reino Unido.

Patrick Butler

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Las divisiones de la sociedad británica en torno al Brexit parecen más arraigadas que nunca, con pocos indicios de que el tema haya perdido su capacidad para enfrentar a la población. Según la última encuesta sobre actitudes sociales en Reino Unido, el 90% de los ciudadanos que el 23 de junio de 2016 votaron por “salir” o “quedarse” volvería a elegir lo mismo.

Cuando Reino Unido salió de la Unión Europea la confianza de los ciudadanos en el Gobierno alcanzó su máximo en diez años. Pero según la encuesta, este incremento procedía casi exclusivamente de los que votaron por el Brexit, ya que los partidarios de quedarse en la UE siguieron tan desilusionados como antes con la política.

Según uno de los responsables de la encuesta, John Curtice, en los últimos resultados no hay muchos indicios de que las heridas del Brexit estén cicatrizando. “Reino Unido ha quedado dividido entre una mitad del país que ahora se siente mejor en relación a cómo están siendo gobernados y otra mitad que, al menos en términos relativos, se siente tan mal como siempre”.

Esta encuesta anual es la que lleva más tiempo midiendo la opinión pública en Reino Unido, por lo que ofrece un cuadro completo de la evolución experimentada durante las últimas cuatro décadas en cuanto a opiniones y expectativas sobre distintas cuestiones morales, sociales y políticas.

La desigualdad

La encuesta revela que la pandemia llevó la preocupación pública por la desigualdad a su nivel más alto desde 1998. También registra un aumento en el apoyo a las prestaciones sociales y al gasto público, aunque concluye que por ahora no hay pruebas para decir que la COVID-19 haya sido un momento de “reinicio” con un deseo generalizado de cambio en los fundamentos sociales o políticos.

Antes que una transformación abrupta en la opinión pública provocada por la pandemia, el apoyo creciente a las posturas progresistas en estas cuestiones es la continuación de un cambio que venía produciéndose desde hace varios años. Como dice Curtice, “estas tendencias no significan una nueva dirección en el sentir de la opinión pública”. “Antes que eso, la pandemia ha reforzado opiniones y actitudes que ya se estaban haciendo más comunes en Reino Unido durante los últimos años”.

En 2020 se ha registrado un fuerte aumento en la proporción de personas con edades comprendidas entre los 18 y los 44 años que consideran Reino Unido como un país desigual donde se favorece a los ricos. La propensión de los adultos jóvenes a coincidir con la idea de que el Gobierno debe redistribuir los ingresos desde los más ricos hacia los menos favorecidos es mayor que la de las generaciones anteriores, un dato que según la encuesta podría tener efectos duraderos.

“Es posible que la exposición a niveles relativamente altos de precariedad que durante la pandemia han tenido los jóvenes en sus primeros años de vida adulta se convierta en una experiencia formativa que deje como legado una generación más igualitaria; si eso termina o no siendo así solo lo sabremos con futuros sondeos”, dice el informe.

El Centro Nacional de Investigación Social entrevistó a 2.400 adultos británicos en julio de 2020 y a otros 4.000 entre octubre y diciembre de ese año.

Los que no votaron en el referéndum

Conseguir “terminar” el Brexit revitalizó marginalmente la confianza general en el sistema político de Reino Unido, que en 2019 había tocado un mínimo histórico. Pero esto se debió principalmente a un cambio relevante en la actitud de los euroescépticos, que, por primera vez, han sido más propensos que los partidarios de permanecer en la Unión a estar de acuerdo con la siguiente afirmación: “Los gobiernos ponen las necesidades de la nación por encima de los intereses de los partidos”.

En pro del buen funcionamiento del sistema democrático, dice el informe, la reparación de algunos de los daños que el estancamiento con el Brexit causó en la confianza de los ciudadanos en el Gobierno “podría considerarse como una evolución a celebrar”. Pero añade: “La recuperación de la confianza de los votantes que eran partidarios de seguir en la UE aún parece ser un tema pendiente”.

Entre los encuestados que votaron en el referéndum de 2016 ha habido pocos cambios de opinión a lo largo de estos cinco años. Pero la encuesta sí detecta un cambio entre los que no votaron: más del doble dice que elegiría permanecer en la UE en lugar de apoyar con su voto la opción Brexit, con un 43% para el primer grupo y un 18% para el segundo.

Según la encuesta, la confianza en el Gobierno lleva décadas en retroceso. En 1987, un 47% decía que confiaba en que el Gobierno pondría las necesidades de la nación por encima de los intereses de los partidos “en la mayoría de las ocasiones”. Con las disputas parlamentarias sobre la salida del Reino Unido de la UE, este porcentaje cayó en 2019 a un mínimo del 15%, para después recuperarse hasta un 23% en 2020.

Pero esta recuperación se debe en gran medida a los que votaron por el Brexit, un grupo donde el 31% expresa su confianza en el Gobierno (el porcentaje era del 12% en 2019). Los que votaron por permanecer en la UE desconfiaban mucho del Gobierno en 2019 (14%) y mantuvieron esa opinión, con pocos cambios, en 2020 (17%). 

Redistribuir la riqueza

Los debates en torno a la desigualdad que desencadenó la pandemia han producido un pequeño cambio en la opinión pública. Casi dos tercios (64%) están de acuerdo en que “los trabajadores esenciales no están recibiendo la parte que les corresponde de la riqueza del país”, una pregunta que se usa como indicador de la preocupación por la desigualdad. El porcentaje es superior al 57% de la medición de 2019 y está en su nivel más alto desde 1998.

Sin embargo, no hay un aumento notable en el apoyo a un sistema de redistribución de la riqueza. Según la encuesta, el porcentaje de ciudadanos que apoya la redistribución pasó del 39% en 2019 al 46% en 2020. Pero los que están en desacuerdo también han aumentado: pasaron del 27% al 30% en los mismos años.

Traducción de Francisco de Zárate.

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