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The Guardian en español

El primer ministro de Kosovo dice que Rusia aviva las tensiones en Serbia ante su guerra fallida en Ucrania

Manifestantes con una bandera que muestra el mapa de Kosovo con los colores de la bandera serbia y un texto en el que se lee "No a la rendición" durante una protesta de apoyo a la población serbia en Kosovo, en Belgrado, Serbia, 12 de diciembre.

Daniel Boffey

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El primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, advierte que Rusia está avivando la tensión entre Kosovo y Serbia debido al fracaso de la guerra en Ucrania, mientras Belgrado ha dado un primer paso hacia el despliegue de tropas en la región.

Los serbios étnicos del norte de Kosovo, donde son mayoría, llevan más de una semana con barricadas que impiden la libre circulación de las autoridades kosovares, a pesar de los llamamientos de Estados Unidos y la Unión Europea para que se desmantelen los bloqueos ilegales.

Un nutrido grupo de miembros de la Narodne Patrole, organización nacionalista serbia vinculada al grupo paramilitar ruso Wagner, también se concentraron este domingo en el lado serbio de la frontera entre Serbia y Kosovo, y amenazaron con enfrentarse a las tropas de la OTAN.

Ante el creciente riesgo de enfrentamientos violentos, el presidente serbio, Aleksandar Vučić, hizo uso del derecho que le otorga una resolución de la ONU para solicitar a la OTAN permiso para enviar 1.000 efectivos de la policía y el ejército, alegando la necesidad de proteger a las comunidades serbias.

La petición de Serbia del pasado viernes, la primera desde que terminó la guerra kosovar en 1999, será rechazada casi con toda seguridad, pero lo que preocupa es que pueda ser el primer paso hacia una decisión unilateral de despliegue.

“Un paso hacia la partición del país”

Kurti teme que la tensa situación pudiera agravarse en beneficio de Vladímir Putin. Las fuerzas rusas y serbias hicieron 104 maniobras militares conjuntas en 2021.

El líder kosovar dice que se ha acordado dar tiempo a las tropas dirigidas por la OTAN, conocidas como Kfor, para persuadir a los que están en las barricadas de que se retiren, pero que no se les puede permitir permanecer mucho más tiempo así. Según él, las barricadas son un paso hacia la partición del país, independiente de Serbia desde 2008, según reconoce gran parte de la UE (España es una de las excepciones).

“Nuestra preocupación [es] que la retirada de estas barricadas no puede excluir víctimas”, dijo. “Y por eso queremos ser lo más cuidadosos posible para asegurarnos de que no habrá desestabilización y se mantendrá una relativa paz y seguridad. Sin embargo, no podemos permitir esta violación de la legalidad y la constitucionalidad para siempre. Así que, sí, esto debe terminar cuanto antes mejor”.

“La UE y Estados Unidos están de acuerdo en que hay que retirar las barricadas. Pero también les preocupa el uso y abuso que Belgrado pueda hacer de ello”, añadió Kurti.

“Creo que la preocupación de nuestros socios y amigos occidentales son los vínculos de Belgrado con Moscú. No sabemos cómo podrían hacerse operativos en caso de aumento de las tensiones con una escalada en el norte. Creo que su mayor preocupación es precisamente esta: ahora que Rusia ha quedado gravemente herida en Ucrania tras su invasión y agresión, tienen interés en el 'efecto dominó'. Tienen interés en externalizar su afán belicista a los Balcanes, donde tienen un cliente que está en Belgrado.”

El Kremlin ha declarado que desea que “la situación se resuelva por medios diplomáticos”, pero que dice que quiere “que se garanticen todos los derechos de los serbios”.

Tensiones subyacentes

El enfrentamiento en el norte de Kosovo, durante el cual hombres armados enmascarados han utilizado camiones, ambulancias y maquinaria agrícola para bloquear carreteras, empezó tras la detención de un ex policía de etnia serbia sospechoso de estar implicado en recientes ataques contra la policía kosovar.

El punto de tensión subyacente sigue siendo la negativa de Belgrado a reconocer la independencia de Kosovo.

La Unión Europea ha intentado mediar para llegar a un acuerdo que permita normalizar las relaciones, pero Kurti dice que los lazos cada vez más estrechos entre Belgrado y Moscú son un obstáculo para avanzar.

Una propuesta franco-alemana sugiere que, a cambio de que Belgrado no obstaculice la adhesión de la región escindida a la ONU como Estado miembro, Serbia recibirá ayuda financiera de la UE y una vía rápida para ingresar en el bloque.

Kosovo necesita la aprobación de Serbia para ser miembro de la ONU porque sus aliados Rusia y China tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad.

El plan de la UE, basado en un acuerdo de 1972 que contribuyó a normalizar las relaciones entre la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana, fue acogido con buena disposición en principio por el presidente Vučić, pero el primer viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores serbio, Ivica Dačić, estrechamente vinculado al Kremlin, anunció posteriormente su rechazo.

Evitar más guerras

Vučić también se ha posicionado en contra de las sanciones de la UE a Rusia en relación con la guerra de Ucrania. La coordinación entre los militares de ambos países se ha intensificado en los últimos años.

Más allá de las extensas maniobras militares conjuntas, en octubre de 2020 se firmó un acuerdo sobre el establecimiento de una oficina de representación del Ministerio de Defensa ruso en su homólogo serbio.

Kurti dice que sigue confiando en que Serbia termine entrando en la UE junto con Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Kosovo.

Kurti entregó la semana pasada una solicitud formal de adhesión a la actual presidencia checa de la UE. “Hay una guerra en Ucrania, hay que evitar que se extienda. Así que entrar en la UE ayuda”, dijo Kurti. “Sabemos que queda mucho camino por recorrer. Para Finlandia y Suecia fueron tres años. Para Malta y Chipre, 14. La media es de nueve. Y yo dije públicamente: 'Apuntemos a la media'. Veo cierta disposición en la UE a pensar de otra manera después de que el continente esté en guerra”.

Traducción de Lara Lema

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