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The Guardian en español

Torturas y dudas sobre el 'suero de la verdad': nuevos documentos desvelan el papel de los médicos de la CIA

Prisión de Guantánamo.

Julian Borger

Washington —

Doctores de la CIA se plantearon utilizar un “suero de la verdad” en sospechosos de terrorismo tras la ineficacia de la técnica de tortura de ahogamiento simulado y el trauma que generaba en el personal estadounidense presente en las sesiones, según documentos recientemente desclasificados.

La propuesta de utilizar la droga en el marco de un programa con el nombre en clave de 'Proyecto Medicación' quedó probada en un informe de 90 páginas redactado por un destacado miembro del equipo médico de la CIA. Dicho informe se ha entregado bajo orden judicial a la American Civil Liberties Union (ACLU) tras una larga batalla legal y la organización lo ha hecho público este martes.

La idea de usar drogas en presos estadounidenses de la guerra contra el terror fue recomendado por la oficina de servicios médicos de la CIA: “Probablemente merece la pena intentarlo”, sostiene el documento. La propuesta fue finalmente descartada tras la decisión del centro antiterrorista de la agencia de no pedir al Departamento de Justicia de la Administración Bush una resolución judicial. Previamente, el departamento había facilitado informes legales justificando el uso de la tortura como el ahogamiento simulando y el confinamiento en cajas de escasos centímetros.

El informe de la CIA, que revisa la participación de la oficina médica en las operaciones de detenidos de 2002 a 2007, muestra que el personal médico de la agencia jugó un papel clave en los interrogatorios de los días posteriores al 11-S.

Participaron en unos 120 vuelos de entrega en los que se enviaba a los detenidos a prisiones secretas de la CIA. Ayudaron a mantener con vida a los detenidos y daban la apariencia de honestidad médica. El informe de la CIA sostiene que los doctores eran “indispensables” en los intentos de “legitimar el programa”.

Khaled Sheikh Mohammed, el cabecilla de Al Qaeda detrás de los ataques del 11-S, sufrió episodios de ahogamiento simulado en más de 140 ocasiones. En su caso, el médico afirmó que la tortura “generaba una sensación de alivio periódico de su estado de privación de sueño”.

En el caso de otro destacado miembro de Al Qaeda, el palestino nacido en Arabia Saudí Abu Zubaydah, el confinamiento en cajas de 76 cm de largo por 21 cm de ancho y 76 cm de alto se consideraba que servía al sospechoso de terrorismo “como una forma de escapar de medidas más severas”.

“Sin la participación de los doctores, nada de esto hubiera ocurrido”, señala Dror Ladinm abogado en el proyecto de seguridad nacional de ACLU. “Fueron partícipes esenciales y cómplices”, añade.

De acuerdo con el informe médico de la CIA, un documento fundamental para abrir el camino al uso de la técnica del ahogamiento simulado fue un informe del comandante Jerald Ogrisseg, el director de servicios psicológicos en la escuela de las fuerzas del aire para la Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape (SERE), que enseña a los pilotos y al personal a soportar la tortura si son capturados.

“El plan es abrumar rápidamente al sujeto, al tiempo que le permite elegir cooperar en cualquier momento a medida que se intensifica la presión”, escribió Ogrisseg en el informe, titulado 'Conceptos psicológicos empleados en la prohibición legal de la tortura'.

“El plan se articula sobre el uso de una técnica absolutamente convincente”, sostiene el informe. “La técnica de ahogamiento simulado satisface esta necesidad. Sin el ahogamiento simulado, el resto de las presiones constituirían una solución al 50% y su efectividad se disiparía progresivamente con el tiempo, dado que el sujeto descubre que no será golpeado físicamente y se adapta al confinamiento”.

El Departamento de Justicia emitió tres informes en los que se decretaba que las cajas de confinamiento y el ahogamiento simulado no constituían torturas. La técnica de ahogamiento simulado, señala uno de los documentos, es “simplemente un episodio intenso controlado que carece de la connotación de tiempo prolongado que generalmente se asocia al sufrimiento”.

Abu Zubaydah, capturado y herido en Faisalabad en marzo de 2002, fue la primera víctima de las medidas extremas de interrogatorio autorizadas por la administración Bush. El campo donde fue torturado no se identifica en el informe, pero posteriormente se identificó como 'Detention Site Green', situado en una base militar tailandesa. La base estaba dirigida por la actual directora de la CIA, Gina Haspel, aunque ella llegó cuando las peores torturas a Abu Zubaydah habían terminado.

Se decidió que los doctores de la CIA no proporcionarían servicios médicos prácticos para que el detenido tuviese “la impresión de que no podría escapar en caso de necesitar cuidados médicos”. A Zubaydah le dieron vendajes y antisépticos para que cuidase él mismo sus heridas.

En su primer día de interrogatorio, el 4 de agosto, Abu Zubaydah fue abofeteado, estampado contra la pared, confinado en cajas cada vez más pequeñas y finalmente torturado con la técnica de ahogamiento simulado. Se presumía que el tratamiento acabaría rompiendo su resistencia en un par de días, pero el médico de la CIA señaló que Zubaydah “parecía sorprendentemente resistente al ahogamiento simulado” y que “se estaba acostumbrando a las cajas”.

“Al contrario de lo esperado, el proceso iba a llevar mucho tiempo”, sostiene el informe. El 8 de agosto, “una sesión especialmente agresiva dejó a Abu Zubaydah muy consternado y a algunos miembros del personal presente muy afectados. El personal de la CIA en la prisión secreta decidió parar el proceso hasta que el liderazgo en el Centro Antiterrorista en EEUU supervisase el proceso de primera mano. Se organizó una videoconferencia, pero se les ordenó seguir con el proceso. El papel del personal médico de la agencia incluiría a partir de ese momento el asesoramiento al personal.

El interrogatorio de Abu Zubaydah llevó a discutir el tema de un “deshinibidor” médico y a una revisión de la posibilidad de utilizar “sueros de la verdad” que tenían como referente antiguos experimentos estadounidenses, rusos y chinos. Al final de la revisión de 2003, llamada informalmente Proyecto Medicación, la droga recomendada preferida era una droga desarrollada recientemente llamada benzodiazepina, también conocida como versed.

Bajo la legislación internacional, existe una prohibición sobre la experimentación médica con prisioneros, así como sobre el uso de “drogas que alteren el funcionamiento de la mente”. Los abogados de la CIA sugerían que el estatuto legal de los “sueros de la verdad” no estaba claro, pero la cuestión se hizo discutible cuando el departamento legal no quiso “crear otro problema con el Departamento de Justicia”.

El informe de la CIA también hace referencia a otro inconveniente en el uso de drogas. Bajo sus programas de interrogatorio, las técnicas duras se intensificaban si se descubría que el detenido había dado información falsa.

“Un detenido que habla bajo la influencia de las drogas, sin embargo, podría alegar de forma creíble que desconocía todo lo que había dicho”, apunta el informe, añadiendo que no haber llevado a cabo un interrogatorio con la ayuda de las drogas había evitado a los médicos de la CIA “algunas preocupaciones importantes”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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