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ESTADOS UNIDOS
Trump, en plena huida hacia adelante, alimenta las teorías conspiranoicas sobre el atentado que sufrió

El candidato presidencial republicano, Donald J. Trump, durante con la candidata demócrata, Kamala Harris, en el debate organizado por ABC News en Filadelfia, Pensilvania (Estados Unidos), el 10 de septiembre de 2024.

Antònia Crespí Ferrer

Washington —

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Las frases de Donald Trump que han seguido resonando después de que Kamala Harris lo arrinconara en el debate presidencial han sido las mentiras sobre los migrantes que comen mascotas o que se permite ejecutar a bebés. Los clips se han convertido en carne de meme para los demócratas, mientras que el foco está en la huida hacia delante de un Trump que niega la derrota. Pero hay otra afirmación del debate que ha quedado enterrada y que sí que resonó entre los seguidores trumpistas: la del expresidente alimentado las teorías conspiranoicas sobre el atentado de Butler.

“Probablemente, recibí una bala en la cabeza debido a las cosas que dicen sobre mí,” dijo Trump, refiriéndose a Harris, en el cara a cara del martes organizado por la cadena ABC News. El expresidente recuperó (y exageró) el recuerdo del tiroteo del mitin en Pensilvania, donde una bala le rozo el oído derecho, y avivó en prime time las teorías conspiranoicas sobre que existe un complot para destruirlo. 

El momentum que se creó para el expresidente después del tiroteo en julio quedó rápidamente diluido por la renuncia de Joe Biden y la irrupción de Harris como nueva candidata demócrata. A pesar de haber quedado en un segundo plano dentro del foco mediático, Trump ha seguido citando en todos sus mítines el atentado. Que durante el debate del martes señalara a los demócratas como los posibles causantes del tiroteo supone una clara evolución discursiva si se compara con la primera intervención pública que hizo después de los hechos.

La Convención Republicana celebrada en Milwaukee fue el lugar donde el expresidente habló por primera sobre el atentado. Cuando lo hizo, se decantó por un discurso más contenido que ponía el acento en el “milagro” que supuso salir vivo de ahí. Aunque afuera del estadio, sus seguidores ya hablaban abiertamente de un Trump víctima de un complot que quería eliminarlo de la carrera presidencial. 

Cuando Trump se sintió arrinconado en el debate, se escudó insinuando que los demócratas eran responsables de lo que pasó en Butler. Ahora, a pesar de que el republicano niegue la derrota, ha iniciado una huida hacia adelante en medio del malestar interno por la mala actuación del martes. “Cuanto más acorralado se siente Trump, más radical y desquiciado se vuelve. Y por eso también se vuelve más peligroso. Lo vimos el 6 de enero. Así que no me sorprendería que volviera a atizar el bulo de que los demócratas intentaron asesinarlo o que ellos son la causa del intento de asesinato”, expone Matthew Dallek, politólogo de la Universidad George Washington especializado en el movimiento conservador y que está escribiendo un libro sobre los atentados a presidentes y la violencia política. 

“Mira lo que pasó con el 6 de enero, está siguiendo la misma lógica. Lo que él [Trump] está haciendo con las teorías de conspiración sobre el intento de asesinato es dar a sus seguidores una estructura que les da permiso, los legitima, para tomar cartas en el asunto y cometer violencia. Y ahí radica el peligro para Estados Unidos”, expone Dallek, y añade: “También es peligroso debido a que no solo están desconectados de la realidad, sino que se toman al pie de la letra lo que Trump dice y creen que sus oponentes intentaron matarlo. Así que si él pierde las elecciones, creo que la probabilidad de que haya violencia aumenta”.

Una conspiranoica en el círculo interno de Trump

El jueves, dos días después del debate, saltaba la noticia que la activista de extrema derecha Laura Loomer se ha convertido en una de las personas de confianza del expresidente. Loomer, que tiene más de un millón de seguidores en X, es conocida por instigar el odio en las redes a través de sus posts homófobos, racistas e islamófobos. El año pasado compartió un vídeo en sus redes promoviendo la teoría conspirativa de que el atentando del 11-S fue “un trabajo interno” y afirmó que estaba relacionado de alguna manera con el anuncio del entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, de 2,3 millones de dólares en fondos gubernamentales “perdidos” el 10 de septiembre de 2001.

Así mismo,pocas horas después del debate, Loomer compartía un post de Trump donde este acusaba a la cadena ABC News de haber avanzado las preguntas a Harris y daba pie a nuevos rumores que pretenden cuestionar la legitimidad del cara a cara donde el expresidente perdió. También ha alimentado los bulos y las sospecha sobre el atentado de Butler en los últimos meses. Los asesores y aliados del expresidente aseguran que no entienden la decisión de Trump convertir a Loomer en una de sus personas de confianza a dos meses de las elecciones.

En las últimas semanas, la órbita MAGA ha seguido azuzando las sospechas sobre quién o qué está detrás del tiroteo de Butler. Horas antes del debate presidencial, Melania Trump (quien hace escasas declaraciones públicas) compartía un vídeo en su perfil de X que iba en la misma línea. “El intento de poner fin a la vida de mi marido fue una experiencia terrible. Ahora, el silencio alrededor es muy fuerte[...]. Definitivamente, hay más sobre esta historia y necesitamos revelar la verdad”, decía Melania con una puesta en escena grave. 

La investigación realizada por el FBI sobre Thomas Crooks, el joven que disparó al republicano, aún no ha identificado el móvil de los hechos. Aunque las autoridades ya han expuesto cómo en el teléfono de Crooks se encontraron fotos de Biden y de la familia real británica, así como de Trump, por lo que no han encontrado ninguna señal de que haya una motivación partidista detrás de los hechos. Las pruebas disponibles apuntan a que Crooks era un joven con problemáticas y que compartía un perfil similar con los autores de los tiroteos en los institutos.

Poca confianza en el sistema electoral

El contexto donde se está dando alas a las teorías de que se quiere eliminar a Trump de la carrera presidencial no parte de cero. Después del asalto al Capitolio son muchos los seguidores del expresidente que aún siguen creyendo que les robaron las elecciones. En la Convención Republicana, Harrison Musselwhite, uno de los delegados de Carolina del Sur, respondía así a la pregunta sobre qué pasaría si Trump perdía en las urnas: “Yo y la mayoría de los habitantes de Carolina del Sur vimos al presidente Donald J. Trump ganar las elecciones de 2020 y nos las robaron a él y a nosotros, el pueblo. Sabemos que volverán a intentar robarlas, pero no se lo permitiremos.”

Carah Ong Whaley es doctora en política americana y directora del área de Protección Electoral de la plataforma bipartidista Issue One, la cual trabaja para restaurar la confianza en el sistema electoral estadounidense. Desde principios de año, Whaley ha estado trabajando con un focus group de votantes republicanos sobre su confianza con el sistema de voto y el voto por correo. “Estamos viendo cómo la gente sigue creyendo en las cosas que Trump dice sobre el proceso electoral y las afirmaciones falsas que está haciendo sobre este”, avisa Whaley.

Whaley expone cómo en una encuesta a nivel nacional realizada durante el mes de agosto por Issue One y Citizen Data solo el 63% de los votantes de Trump decía que creerá en el resultado de las elecciones de este 5 de noviembre, frente a un 93% de los votantes de Harris. Así mismo, solo un 44% de los votantes de Trump confiarán en los resultados si su candidato pierde, frente a un 79% de los de Harris. “Se trata de un problema que sigue socavando la legitimidad de nuestra democracia”, apunta Whaley. “Sabemos que Trump y las personas a su alrededor están usando afirmaciones falsas sobre varios elementos del proceso de votación, incluidos los votos por correo y las urnas, para poder desafiar los resultados de las elecciones si no ganan”.

En una carta enviada al Congreso el 11 de setiembre, Whaley avisaba de la “clara y preocupante conexión entre la retórica de los líderes políticos y el aumento de los riesgos de violencia política”. Este miércoles el Servicio Secreto confirmaba al Washington Post que aumentará drásticamente la seguridad del Capitolio en la sesión conjunta del Congreso donde los legisladores cuentas los votos electorales para evitar que se repita el asalto del 6 de enero del 2021. 

Fuera de la esfera política, Whaley también apunta cómo el propietario de la plataforma X, Elon Musk, está jugando un papel importante en la difusión de estas ideas. “Musk ha estado haciendo afirmaciones falsas sobre el proceso electoral y quién está votando. Y él simplemente tiene un alcance tan grande que eso también está socavando la confianza en las elecciones”, asegura.

Igual que ya apuntaba el profesor Dallek, Whaley destaca que Trump está reviviendo las sospechas sobre el atentado para seguir minando esa confianza en la democracia del país y el sistema electoral. “Está intentando ganar apoyo y acallar los ataques que lo acusan de ser antidemocrático”, afirma. 

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