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Venizelos lucha por mantener a flote el Pasok a través de una coalición con Syriza

El líder del Pasok, Evangelos Venizelos

Clara Palma Hermann

Atenas —

Como el contrapeso necesario para el gobierno del país trata de presentar a su partido Evángelos Venizelos (Pasok). Pero la lucha por el tercer puesto, para el que el viceprimer ministro y responsable de Exteriores del Ejecutivo de Andonis Samarás pide el voto útil, está perdida de antemano. Las últimas encuestas coinciden en situar al Pasok en la sexta posición, por detrás de los centristas de To Potami, la ultraderecha de Amanecer Dorado y el Partido Comunista.

Desde que la victoria de la coalición de izquierdas Syriza se ha revelado como ineludible, Venizelos ha buscado distanciarse de su socio de gobierno, al que ha acusado de emplear una “estrategia del miedo”, creando alarma sobre una hipotética expulsión de la Eurozona. Por el contrario, se ofrece a formar parte de una “alianza proeuro” para salir del rescate: es decir, participar como garantía de experiencia política y moderación en un Gobierno liderado por Syriza.

“La condición es que entiendan que las propuestas apresuradas y amateur son peligrosas e incrementan el riesgo para el país”, declaró recientemente a Reuters. Sin embargo, Alexis Tsipras se muestra reacio a un pacto, y no solamente por retórica electoral.

La mayoría de los votantes socialistas ha desertado en masa y abandonado a Venizelos, hasta el punto de que el resultado de estas elecciones podría marcar un nuevo mínimo histórico de entre el 4% y el 5%. Incluso los más moderados reniegan de la maltrecha imagen del partido y repiten hasta la saciedad su disposición de apostar “por que haya un cambio”. “Total, a peor no se puede ir”, es la que expresión que complementa a la anterior, proferida por todos quienes no se plantean reelegir a Samarás.

El descrédito de Venizelos ha llevado a que al menos un cuarto de los incondicionales del Pasok -según algunas encuestas del mes pasado- se reagrupasen en torno al exprimer ministro Yorgos Papandreu, que a principios de año anunció oficialmente una escisión. Tras un largo historial de rivalidad personal y de tratar de organizar un congreso interno para derrocar a Venizelos, Papandreu se decidió a abandonar el barco y a fundar el Movimiento de Socialistas Democráticos, que ahora lucha por superar el umbral del 3% para entrar en el Parlamento.

Pero el hijo del fundador del Pasok Andreas Papandreu no ha sido el único en desertar. El goteo de figuras de renombre, incluidos ahora varios diputados, que han pasado a engrosar las listas de Syriza no ha cesado desde que el sistema bipartidista tradicional se desmoronase en 2012. Entonces, la formación socialista vio reducido su respaldo al 12%. En los últimos comicios al Parlamento Europeo, en mayo de 2014, apenas superó el 8%, a pesar de concurrir a través de la alianza electoral El Olivo.

Desencanto

Son muy pocos los que permanecen fieles al partido otrora determinante para el destino de Grecia. Martha y Lefteris son un matrimonio de ingenieros jubilados que aún trabaja ocasionalmente y que, por su edad, podrían ser representativos de un Pasok mucho más envejecido que el resto de formaciones. Desde 1974 no han dejado de introducir en la urna la papeleta socialista en ninguna ocasión. Pero no es que voten acríticamente, afirman. “En cada elección nos hemos planteado nuestro voto, y hemos decidido que el Pasok seguía siendo la opción más correcta”.

Sus palabras traslucen pesimismo, y parecen saber demasiado bien por qué los demás han vuelto la espalda a los socialistas. Para Martha, el Pasok representa a la víctima que ha cargado sobre sus espaldas el precio político de una serie de decisiones impopulares, pero inevitables. En 2009, después de asumir el poder con mayoría absoluta, el partido entonces liderado con Papandreu fue quien suscribió el primer programa de rescate, introduciendo medidas de austeridad.

“Se encontraron el país en una situación mucho peor de lo que hubieran podido prever, y no les quedaba otra opción que hacer lo que hicieron. Era imposible cumplir con lo que habían prometido durante la campaña”, les excusa Martha. Considera que el fallo ha estado en no saber explicárselo a la gente, que les acusó después de haberse disuelto dentro de su socio de coalición. “Pero es Nueva Democracia la que adoptó las políticas del Pasok, porque eran las únicas viables”, asevera la ingeniera.

Las propuestas de Syriza, por el contrario, son imposibles de aplicar y responden a una ideología obsoleta, afirma Lefteris, que se refiere a los proyectos de creación de nuevas empresas públicas. “Todas esas cosas ya las intentó el Pasok y fracasaron”, reitera, manteniéndose firme en que, a pesar de su virtual desaparición del mapa político, los socialistas continúan siendo la opción más sensata.

La corrupción y el clientelismo son otro de los motivos aducidos por la pareja para justificar el alejamiento de los votantes. Los escándalos financieros han golpeado con particular dureza al Pasok, que cuenta con varios exaltos cargos encarcelados. Una retahíla que podría engrosar en breve el exministro de Finanzas Yorgos Papaconstantinou, acusado de haber borrado los nombres de varios familiares de la famosa Lista Lagarde, que recogía a más de 2.000 evasores fiscales. “No puedes impedirle a nadie que entre en el partido”, justifica de nuevo Martha. “Y es imposible saber de antemano si esa persona es o no honrada”.

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