De mal en peor
La cosa se empieza a poner turbia. Una cosa es no lograr el mínimo exigido que era pelear por la fase de ascenso a LEB Oro, pero otra, más peligrosa, es no aceptar cuál es camino que debe asumir el conjunto riojano ante sus malos resultados en la primera parte del campeonato. Por el momento, lleva dos de dos. Dos derrotas en una fase por la permanencia a la que llegaba con una ventaja que casi ya se ha disipado. En Menorca, como ya aconteció en el Palacio el pasado martes, evidenció que este Rioja Vega no acepta su condición. Cedió 92-77 ante un conjunto más entonado, más concentrado y consciente de su realidad.
Porque eso le está condenando al bloque logroñés. Su aparente desidia y falta de intensidad por momentos. La supuesta seña de identidad ha desaparecido y eso significa que este conjunto vaya a la deriva. Lo cual es un serio problema si no se revierte esta situación. Faltan diez partidos para solventar la papeleta. Sí, ya va siendo hora de que reaccione. Puede que sea una cuestión técnico-táctica o física, pero el aspecto mental es lo más grave.
Desde el arranque, el Menorca impuso su ley debajo del tablero, precisamente uno de los puntos flojos en los últimos meses del Rioja Vega. Matali, Méndez y Pack eran más contundentes, mientras que los riojanos eran más permisivos en los lances. Cuestión que fue haciendo mella en el bloque de Jenaro Díaz al cual le costaba anotar con cierta regularidad. Después de 10 minutos el cuadro balear mandaba a sus anchas con el 25-16.
El acierto puntual por fuera dio algo de aire a los visitantes para no abandonar demasiado pronto las esperanzas del partido. Pese a ello, como le ha sucedido en muchos encuentros a domicilio, el tener que ir a remolque pasa demasiada factura porque cuando da la sensación de que se mete en la pelea, llega un arreón local para echar por tierra el trabajo realizado. El caso es que al descanso se iba diez abajo (44-34) y con la intuición de que si el cuadro riojano no apretaba en defensa iba a resultar una mala mañana.
Y claro si en los siguientes diez minutos, el Menorca anota 28 puntos es que algo falla. Si cuando tienes que apretar, demostrar que quieres hacer algo recibes tantos puntos es que la disposición no ha sido buena, que la actitud y la intensidad, tampoco. Daba igual que Parrado liderara a los suyos si enfrente Hernández lo veía fácil y otros compañeros ayudaban. El 72-53 tras la conclusión del tercer cuarto era casi definitivo.
Una lástima desistir tan pronto. De poco sirvió ganar el último parcial, intranscendente, para maquillar un marcador, 92-77, que no dejó lugar a las dudas sobre quién hizo más méritos para llevarse el partido. Dos encuentros por debajo en el electrónico, por debajo en las prestaciones, por debajo en las expectativas y por debajo en intensidad, algo que ha perdido este Rioja Vega.
0