El 17% de los españoles, en contra de aumentar la ayuda al desarrollo
La crisis económica global ha tenido diversas consecuencias, pero sin duda uno de los sectores que se han visto más afectados ha sido el de la cooperación para el desarrollo. Los recortes de muchos gobiernos en este ámbito han sido notables, perjudicando así a los más desfavorecidos pero protegiendo a su población interna.
Ante este panorama algunas voces se han pronunciado a favor de recortar la ayuda internacional. Así, según muestra el Eurobarómetro, el 17% de los españoles considera que la Unión Europea (UE) no debería aumentar su ayuda al desarrollo pese a que se haya comprometido a ello, ya que los efectos de la crisis “no permiten cumplir estos objetivos”, un rechazo que se ha multiplicado por tres en un año.
En junio de 2009, el 6% de los españoles y el 8% de los europeos encuestados opinaron que los Estados miembros no deberían incrementar la ayuda a los países pobres aunque lo hubieran prometido. Un año después, en junio de 2010, es el 17% de los españoles y el 15% de los europeos los que responden del mismo modo.
También se ha doblado el porcentaje de españoles que abogan por reducir esta ayuda (del 7 al 15%). Los partidarios de recortar estas ayudas a nivel europeo también son más en 2010 que en 2009, aunque el incremento es menor (del 11 al 14%).
Los que responden afirmativamente a la pregunta de si la UE debería cumplir su compromiso de mejorar la partida para los países pobres ha caído en España (del 45 al 43%), mientras que ha mejorado levemente en el conjunto de la UE (del 48 al 50%).
Pese a ello, el 47% de los españoles encuestados se declara partidario de la ayuda al desarrollo, por encima del 42% de la media comunitaria, aunque sólo el 19% de los españoles y el 26% de los europeos declaran haber aportado donativos.
Mientras, desde el ámbito de las organizaciones internacionales, se busca paliar los efectos de la crisis global. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han urgido a un mayor compromiso de los países con la creación de empleos para responder a la crisis global.
Ambos organismos acordaron el desarrollo de políticas para atacar el desempleo durante una conferencia que se celebró en Oslo, Noruega.
Las medidas incluyen el fomento de programas de protección social para las personas más vulnerables y que viven en pobreza, y de iniciativas que impulsen nuevos puestos de trabajo.
La OIT estima que desde 2007, 30 millones de personas se sumaron a la filas de desempleados. Esa crisis golpeó con más fuerza a los países ricos, pero también a las economías emergentes y en desarrollo.
Según el organismo de la ONU, unos 440 millones de nuevos empleos deberán ser creados en los próximos 10 años para revertir el desempleo causado por la actual crisis económica.
La OIT estimó además que 210 millones de personas están sin trabajo, la cifra más alta registrada hasta ahora, de las cuales el 80% carece de protección social.
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