El tabaco da dolor de cabeza
La influencia del tabaco como factor precipitante, aunque no la causa, de las crisis de migraña ha producido datos contradictorios en la literatura científica. Las escasas investigaciones anteriores al trabajo que ha publicado The Journal of Headache and Pain señalaban que fumar podría mejorar las migrañas al disminuir la ansiedad, uno de los factores desencadenantes de una crisis.
“Este estudio es pionero en España ya que existen pocos trabajos sobre este tema, y todos son muy parciales. Esto es así dada la complejidad y la necesidad de formación previa de los participantes”, explica a SINC Julio Pascual, uno de los autores de esta investigación y médico del servicio de Neurología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander).
Una ventaja de este estudio es que la muestra utilizada, 361 estudiantes de medicina de la Universidad de Salamanca, conocían bien lo que era la migraña. Los expertos, que preguntaron sobre la presencia o no de migraña (y sus características) y sobre si fumaban o no, aseguran la fiabilidad de los resultados obtenidos, ya que la mayoría de las encuestas en este tipo de estudios se hacen por vía telefónica aleatoria y en personas sin conocimientos de la enfermedad.
Los resultados muestran que un 16% de los estudiantes cumplía criterios de migraña, mientras que un 20% fumaba. El porcentaje de fumadores era más alto (29%) en los que también eran migrañosos y la frecuencia de la migraña en estos estudiantes migrañosos y fumadores era claramente más alta que en los no fumadores y migrañosos.
Según Pascual, “fumar es un factor precipitante de este tipo de cefalea, ya que la prevalencia de fumadores activos es un tercio más alto en personas migrañosas y hay una relación directa entre el número de cigarrillos consumidos y la frecuencia de las crisis de migraña”.
Los investigadores destacan el importante papel que desempeña la dosis. Los resultados de las entrevistas desvelan que a partir de cinco cigarrillos diarios comienza la migraña. Además, aunque el porcentaje de quienes fumaban era mayor en personas con migraña, éstas fumaban menos que quienes no sufrían migraña. “Eso es porque ellos mismos sabían que si sobrepasaban cinco cigarrillos al día tenían más posibilidad de tener una crisis de migraña. El propio dolor hace de limitante”, puntualiza el neurólogo, que sostiene que “en ningún caso se le puede recomendar a una persona con migraña que fume pensando que eso va a mejorar sus migrañas. Es más, si fuma mucho debería reducir la dosis drásticamente”.
El 90% de las personas afectadas se automedica “La supuesta cura de la migraña se acaba convirtiendo en causa de la misma por la sobremedicación”. Así explicó en mayo pasado Feliu Titus, miembro de honor de la Sociedad spañola de Neurología, en la ponencia Tratamiento de la migraña. Papel de las medidas no farmacológicas, en Barcelona.
En España, esta enfermedad afecta a cinco millones de personas y un 2% de la población sufre crisis durante más de 15 días al mes. Según Titus, “más de un 20% nunca ha consultado a un especialista”. El 90% de las personas con migraña se automedica, sin ser consciente del riesgo que esto comporta. La persona que sufre migraña e incurre en el abuso de fármacos acaba sufriendo efectos adversos y una potenciación de la enfermedad por “efecto rebote”, según los especialistas.
Los dolores de cabeza crónicos son una enfermedad autónoma que pertenece a las enfermedades crónicas más frecuentes. Aunque las causas todavía no están claras, en algunos casos de migraña ya está demostrado que hay una base genética. De hecho, la mayoría de los pacientes con migraña tienen antecedentes familiares.
“Hoy en día se cree que las migrañas son un estado de hiperexcitabilidad de las neuronas que controlan el dolor en la cabeza. La gente con migraña nace con unos canales iónicos en la membrana de las neuronas que son mucho más permeables y excitables. Por eso el cerebro de la persona migrañosa es capaz de encadenar una crisis con estímulos precipitantes como el tabaco”, concluye Julio Pascual.
La causa de esta hiperexcitabilidad tiene, en gran medida, una base genética. De hecho, ya se conocen algunas mutaciones concretas responsables de que estos canales iónicos de membrana se muestren hiperexcitables.
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