Espectacular puesta en escena de un gran líder
Espectacular. Cualquier adjetivo se quedará pequeño ante el juego desplegado por el UD Logroñés en el comienzo liguero ante un rival de postín como el Compostela. El 3-0 incluso resultó un marcador corto por el aluvión de oportunidades generadas por un equipo blanquirrojo compacto, intenso, con mucho peligro por los costados -para variar, por el derecho de Titi-, sacrificado para presionar arriba, letal con espacios y una amenaza constante en las acciones a balón parado. Además, Pere Milla se estrena con la elástica riojana por la puerta grande, con dos tantos y varios remates, y Jordan debuta en la categoría con la frescura, alegría, desparpajo y gol -que se la ha resisitido durante esta pretemporada- que le ha llevado a ser el '9' de la UDL tras sobresalir en el Agoncillo durante la campaña pasada.
Resultó un arranque liguero soñado por cualquiera. Portería cero y escasas oportunidades concedidas -una a los 7 minutos tras un saque de esquina y un tiro de Gerard Oliva con 3-0 en las postrimerías del choque- frente a los tres goles, dos largueros, un poste, un balón sacado bajo palos, otro remate evitado en boca de gol, varias intervenciones de mérito de Pato y remates fallidos con todo a favor. Un balance superlativo entre el ataque y la defensa. Y eso que Carlos Pouso, en la previa, buscaba el equilibrio. Y lo hubo para que el bloque creciera de atrás hacia delante.
Le costó entrar al partido a un UD Logroñés como nervioso, bloqueado ante el estreno en Las Gaunas. Momento que aprovechó el Compostela para ganar los duelos directos, para recoger los rechaces, para tener un poco más el control del juego y para pisar campo ajeno con asiduidad. Tanta que en 7 minutos lanzó tres saques de esquina que hicieron presagiar un duelo complejo. Sin embargo, con el remate fallido de Javi Moreno tras un córner, se pasó a una contienda abigarrada, turbia, imprecisa, sin ritmo. Sin dueño, alguno de los dos conjuntos debía dar un paso adelante. Lo dio la UDL pasado el minuto 20 después de un error en la salida del balón de Joaquín. Íker Alegre centró, de lujo, desde la izquierda y Pere Milla, llegando desde atrás, remataba de cabeza para que entre la mano de Pato y el larguero evitaran el gol.
Aluvión de oportunidades
Fue el punto de inflexión. A partir de entonces el Compostela no pudo salir del área. Estaba acogotado. Frágil en los balones áreos y en los centros laterales. Presionado en la elaboración, ausente en la medular y estéril en ataque. Los de Iñaki Alonso se encogieron para ampararse en Pato y tratar de llegar al descanso sanos y salvos. Era una misión imposible a tenor del atrevimiento, la fluidez y la capacidad para encontrar el centro y el posterior remate de los blanquirrojos. Jacobo, asentado ya, ejercía a sus anchas. Adrián León, soberbio en el despliegue arriba y abajo, atinaba casi siempre para recoger todas las pelotas. Íker Alegre, quizá menos explosivo y chispeante de lo apuntado en la pretemporada pero más compañero, y Titi se convertían en una auténtica pesadilla, sobre todo este último, para unos laterales rivales que sufrían una y otra vez las acometidas de la pareja asturiana.
Por si fuera poco, Borja, expeditivo, y Santelices, sobrio tiró de oficio porque aún le falta para ver su mejor versión, impedían que Orbegozo y Gerard Oliva encontraran algo de oxígeno para los suyos. Además, Julio Rico, como lateral, estuvo cerca del gol en un par de ocasiones. Faltaba por advinar lo que podían hacer Pere Milla y Jordan en el ataque. El catalán irrumpía siempre en segunda línea y acaparaba remates, uno de cabeza que Pato y el larguero mandaron a córner, y un tiro que se marchó lamiendo el palo. Libre de marca casi siempre estaba a gusto en tareas ofensivas. Sólo le faltaba el gol.
Y quizá le vino cuando menos se esperaba. En el tiempo añadido del primer período, tras un saque de esquina en el que Pato, obstaculizado por Adrián León, dejó un balón vivo al que Jacobo quiso atinar, sin fortuna. Pero ahí estaba Pere Milla, en la frontal, para chutar raso y con fuerza, evitar la maraña de piernas, y concretar el dominio local al filo del descanso. No contento con eso, porfió para dar la tranquilidad a su parroquia. Lo hizo con clase, con estilo, lanzándose en plancha y poniendo el pecho, dando un toque sutil, a un primoroso -el enésimo- centro de Titi. Que el ilerdense asegurara el triunfo no significó que el juego bajara sus decibilios. Al contrario.
Jordan se gana a la afición
Llegó el momento de Jordan. Si previamente ya había mostrado sus credenciales -gran remate de cabeza que Pato repelió, casi de casualidad, con un mano e impactó en el larguero; velocidad para zafarse de su par con un autopase de cabeza y un tiro potente algo escorado; y detalle técnico al aguantar el balón y hacer un sombrero a un contrincante- con el 2-0 se desató con tres acciones para enmarcar. En la primera aprovechó su velocidad para hacerse un hueco dentro del área y llevarse el balón a su pierna buena, la izquierda, y finalmente cruzar con sólo Pato por superar. En la segunda, controló, amagó, dribló, buscó el momento de tirar y con la derecha mandó la pelota a la escuadra. Golazo. Y en la tercera -todos fueron en espacio de 3 minutos- evitó el fuera de juego, se presentó ante Pato, lo regateó y cuando se cantaba el gol llegaba Jesús Varela, bajo palos, para evitarlo. Entonces Carlos Pouso decidió sustituirlo. Aplausos y ovación para un debutante que demostró que con trabajo se puede llegar donde uno se lo proponga.
A todo esto se estaba jugando un partido aunque pareciera un entrenamiento de ataque ante un Compostela irreconocible, superado en todas las facetas e impotente ante el juego desplegado por un UD Logroñés lanzado. En los 90 segundos iniciales del segundo tiempo, Jimmy evitaba el remate a puerta vacía de Titi y Borja remataba al poste. El cuadro blanquiazul estaba ausente, ido. Titi e Íker Alegre martilleaban a un oponente asustado, temeroso, más pendiente de no encajar que de liberarse, de asustar al gigante.
Con este panorama vinieron los goles de Pere Milla y Jordan. Con el 3-0 y faltando 20 minutos, la UDL se volvió terrenal. Lo cual no quita para que Pato tuviera que lucirse ante otro remate más de Borja y un tiro envenenado de Joel Valencia. Ahora el Compostela hasta osó con mirar a Miguel de cara. Pero sin hacer mucho ruido: un centrochut de Jimmy y un remate, que se fue alto, de Gerard Oliva. Pouso movió el banquillo para que la grada aplaudiera a Pere Milla y a Íker Alegre, mientras que Miguel Santos y Reguilón entraban a escena unos minutos. Ambos conjuntos daban por bueno un resultado que debió ser más amplio ante el torrente de ocasiones marradas y evitadas por Pato. Gran carta de presentación del nuevo líder del grupo. No es una amenaza, este UD Logroñés va en serio.
UD Logroñés: Miguel; Julio Rico, Borja, Santelices, Paredes; Jacobo, Adrián León; Titi, Pere Milla (Miguel Santos, min. 81), Íker Alegre (Reguilón, min. 83); y Jordan (Joel Valencia, min. 70).
Compostela: Pato; Jesús Varela, Josu , Sergio Sánchez, Jimmy; Goti (Rubén Sánchez, min. 58), Marcos Rodríguez, Javi Moreno (Dani Hernández, min. 68), Joaquín; Orbegozo (Jordan, min. 79) y Gerard Oliva.
Goles: 1-0, min. 45: Pere Milla. 2-0, min. 61: Pere Milla. 3-0, min. 67: Jordan.
Árbitro: José Emilio Sánchez Aparicio (Comité catalán), acompañado por Joaquín García Hernández y Miguel Ángel Moreno Villaécija. Amonestó a los locales Borja (min. 12), Íker Alegre (min. 28) y Pere Milla (min. 40); y a los visitantes Javi Moreno (min. 11) y Marcos Rodríguez (min. 92).
Incidencias: 2.164 espectadores en Las Gaunas, según informó el club organizador, en el primer partido de la temporada 2015/16.
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