Haussler triunfa en Colmar
Haussler culminó una escapada de 140 kilómetros y lo hizo sin nadie de la mano en los momentos más difíciles. El germano, que entró llorando en línea de meta, logró su primer triunfo en la 'Grand Bouclé' y puso algo de picante a este Tour, huérfano de lances y ataques de los grandes favoritos.
La jornada de este viernes, de media montaña y muy lluviosa, era propicia para que atacaran los más retrasados, que volvieron a adoptar el camino del conservadurismo. En su cabeza sigue primando la idea de que el Tour no se gana en un día, pero sí se pierde. Esa racanería ha dejado a Nocentini como líder y a Contador y Armstrong en idéntica posición que días atrás.
La etapa, por contra a la tónica general, provocó movimientos en el pelotón desde bien temprano, aunque siempre con corredores sin opciones en la general, y Haussler -el vencedor- estuvo firme en ellos. Así pasó, su fortaleza le permitió ir adquiriendo ventaja respecto al grueso del grupo y 'ayudarse' de sus compañeros de aventura, los franceses Brice Feillu (Agritubel) y Sylvain Chavanel (Quick Step).
Haussler, segundo en la Milán-San Remo de este año, fue fraguando poco a poco lo que tenía tintes de triunfo. El pelotón sabía de su ausencia de peligro (comenzó la etapa a 55 minutos del líder) y se mostró fuerte en las dos subidas, sobre todo en la última, el Col de Firstplan, el cual encontró a sólo 20 kilómetros del final.
EL SUEÑO DE AMETS TXURRUKA
Por su parte, el corredor español Amets Txurruka (Euskaltel Euskadi) fue protagonista por méritos propios. El combativo vasco encabezó una reacción encomiable desde la parte trasera del pelotón cuando restaban 57 kilómetros para el final. Era imposible que venciese, pero quedó segundo.
Txurruka se quedó sólo en el sueño, pero muy cerca estuvo de hacerlo realidad cuando fue pasando a todos los ciclistas que no habían podido seguir la rueda del imponente Haussler. El vasco adelantó a Chavanel, a Felliu y sólo le quedó el alemán, quién tenía una renta de siete minutos y terminó por sacarle 4:11 a Txurruka.
Finalmente, la distancia con el pelotón respecto al líder fue de 6:43, casi el mismo tiempo al que llegó Chavanel (6:31) que no pudo sacar fuerzas de flaqueza en el tramo final. Así que la vida sigue igual en la ronda gala, que este sábado afronta su decimocuarto capítulo en una etapa de 199 kilómetros entre Colmar y Besançon sin complicaciones montañosas.
Así que Contador vive tranquilo y Armstrong también, aunque menos que el jueves. La baja de su socio Leipheimer, que se tuvo que retirar por la rotura de su muñeca derecha, le ha afectado en lo personal, aunque por dentro esté todo atado y bien atado. Este Tour, que aceptó los pinganillos, parece jugarse en los hoteles la noche de antes, y no en la carretera. Que la llegada a Verbler juzgue sentencia.
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