La liberación de Pascual y Vilalta es vista con recelo en África
La difusión de unas imágenes en la televisión catalana TV3 en las que se ve a los dos cooperantes españoles, Albert Vilalta y Roque Pascual, viajando en un todoterreno con su secuestrador, Omar el Saharui, han sido consideradas la demostración de que la liberación de los catalanes fue posible gracias a la extradición de su captor a Mali.
Omar Ould Sidi Ahmed Ould Hamma, de 52 años, conocido como Omar el Saharaui, fue condenado a 12 años de prisión y trabajos forzados a principios de agosto en Nuakchot, la capital mauritana. Se le acusaba de haber cometido el secuestro de los tres cooperantes de la ONG Barcelona Acció Solidària, bajo demanda de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) a cambio de una recompensa económica. Malí pidió su extradición, que se hizo efectiva la semana pasada. Allí, en su país de origen, debería haber cumplido condena, pero, según algunas fuentes, Omar el Saharui no llego a ingresar en prisión.
La alegría por la liberación de los cooperantes españoles de este secuestro (que ha sido el más largo de los cometidos en la zona del Sahel), contrasta con la preocupación que manifiestan algunos medios africanos en cuanto a las posibles negociaciones mantenidas con los terroristas.
La extradición de Omar el Saharui habría sido una de las condiciones impuestas por los secuestradores para liberar a los dos rehenes. Algunos medios de Malí, como Aurore, critican la actitud que ha mantenido Mauritania en este proceso. Nouakchot criticó duramente que Malí liberara en febrero a dos presos relacionados con AQMI para conseguir la liberación del botánico francés de 61 años Pierre Camatte. Malí habría accedido a esta demanda impuesta por Al Qaeda por la presión francesa y por sus intereses en esa operación.
En esta ocasión ha sido Mauritania quien habría cedido a las presiones españolas al permitir la extradición de el Saharaui. Éste ha manifestado en unas declaraciones recientes que él no es un terrorista, sino un “mercenario” que actuaría haciéndose pasar por Al Qaeda por motivos económicos. Según la justicia de Nuakchot fue él quien llevó a cabo el secuestro de los cooperantes en una carretera de Mauritania.
Aurore considera que detrás de la extradición se esconde una “estratagema geopolítica” de Mauritania, que habría actuado de manera unilateral por sus intereses en este conflicto, sin respetar la convención existente al respecto, una actitud que califica de “egoísta”.
El diario argelino Liberté Algerie también vincula directamente la extradición de Omar el Saharaui y la liberación de los españoles, y se pregunta, ante este tipo de acciones qué queda del papel del Comité de Estado Mayor operativo conjunto entre Argelia, Malí, Mauritania y Níger “delante de estos intercambios , la liberación de terroristas y el pago de rescates”. Este comité, en vigor desde abril de 2010 tiene por objetivo la lucha antiterrorista en la zona del Sahel.
Este mismo medio critica fuertemente el pago de rescates, que está prohibida por la Unión Africana, dice. Hasta que la ONU ratifique esta prohibición, Liberté Algerie denuncia que los países sigan actuando movidos por sus intereses y según las circunstancias, “como es el caso de España”. En un artículo de hoy segura que Madrid habría pagado un rescate de 7 millones de euros por Pascual y Vilalta, yendo así “a contracorriente de lo mantenido [por España] en la cumbre de la Unión Africana en Kampala”, tal como denunciaba ayer al conocer la liberación de los españoles. También asegura que, además del pago de 7 millones de euros y de la extradición de Omar el Saharaui, en las negociaciones se incluiría la liberación de “tres islamistas detenidos en un país vecino de Malí”, según una autoridad del norte del país que permanece en el anonimato.
Para Liberté Algerie, lo más grave de este asunto es que se contribuye a que Al Qaeda pueda “sobrevivir y armarse” gracias a los pagos de rescates. Señala que, como consecuencia de los pagos, desde que AQMI liberara a unos rehenes austriacos en 2005 a cambio de cinco millones de euros, “los secuestros de europeos se han multiplicado en el Sahel, pues esto aporta dinero a este movimiento terrorista”.
Golpe a Francia
No todo han sido críticas a la gestión española. El periódico Le Pays, de Burkina Faso (país que también ha sido determinante en las negociaciones por la mediación de uno de los consejeros de su presidente), celebraba ayer que España hubiera optado por la vía diplomática. “Así se puede negociar con AQMI”, decía. Aunque no apoyaba que se pagara rescate, se alegraba de no haber seguido la táctica de Francia, que tras la acción militar fallida junto con Mauritania, tuvo que hacer frente a la muerte de uno de sus ciudadanos, Michel Germaneau, el 26 de julio.
Tras la liberación de Roque Pascual y Albert Vilalta, Al Qaeda envió un comunicado al diario español El País en el que decía que este hecho debía ser “una lección para los servicios secretos franceses” y aseguraba que AQMI mantuvo negociaciones con Francia para conseguir la liberación de Germaneau.
Francia, por su parte, se mantiene firme en que no existieron tales negociaciones. Estas acusaciones implican un ataque a Francia, pues supondrían que se podría haber evitado la muerte del rehén francés. La acción franco-mauritana, además de provocar la ejecución de Germaneau, puso en peligro la vida de los dos cooperantes españoles.
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