La suspensión de los Sanfermines hace temblar al sector de los festejos: “ninguna empresa aguanta dos años sin trabajar”
El coronavirus irrumpió en marzo en la rutina del sector de los espectáculos y la paró por completo. En la empresa Disco-Music ya había encima de la mesa entre 500 y 600 contratos, algunos de palabra, muchos ya firmados, pero todos cancelados poco tiempo después. Un año después no han vuelto a organizar ni un solo espectáculo y se enfrentan “al pozo más grande de nuestra vida”.
José Mari, al frente de la empresa, entendió entonces que cancelar era la única opción para un evento como el suyo y no cobró nada por rescindir los contratos aunque muchos de ellos incluían cláusulas de cancelación. “Sabía la situación que había y que los ayuntamientos no tenían otra opción, ya lo retomaríamos el próximo año”, recuerda.
El 8 de marzo fue el último evento que organizó esta empresa de Baños de Río Tobía que lleva más de 40 años trabajando. Desde entonces, ni una sola vez han podido montar una de sus discotecas itinerantes y la facturación de Disco-Music ha quedado en menos del 5% de un año cualquiera.
Han recibido una ayuda de 1.500 euros por caída de facturación, “la misma que cualquier persona que ha recibido cualquier persona con un descenso de facturación del 30 o 40%”, lamenta José Mari, que defiende que el sector del festejo es uno de los más afectados, pero también de los más olvidados.
Sin embargo, ha seguido pagando los impuestos de autónomos, Seguridad Social de los seis miembros de la familia que trabajan en Disco-Music... Además, 16 personas trabajan frecuentemente con ellos y no han podido contratarles en todos estos meses. Ya no saben a que puerta llamar para pedir ayuda, nos remitieron a Cultura pero al comenzar la reunión nos aclararon que no éramos cultura: “llevamos meses pidiendo una reunión con la presidenta”.
“Futuro agonizante”
La cancelación de los Sanfermines, casi seis meses antes, ha sido la gota que ha colmado el vaso, ya que espera que ahora comience una caída libre que suspenda todos los eventos también este 2021. “Ojalá me equivoqué, pero esto es agonizante, nos está minando psicológicamente”, y avanza que no podrían sobrevivir con dos años sin trabajar.
Junto con la asociación ACOPLE, desarrollaron un protocolo para demostrar que su evento se puede celebrar de forma segura con control de aforo y de acceso, inscripción de asistentes, desinfección, mascarilla obligatoria, contol de temperatura y de distancia de seguridad, geles...
También se reinventaron y presentaron el autocine en más de cien ayuntamientos, pero nada. “Pedimos que desde el Gobierno de La Rioja se de a los Ayuntamientos el mensaje de que algo se puede hacer”, es la máxima petición de José Mari, que reclama emocionado: “Yo solo quiero trabajar”.
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